El País (08/04/2019). [Noticia seleccionada y comentada por Nerea López Ortega; Grado en Sociología]
En el presente artículo, podemos analizar uno de los temas actuales más complejos y debatidos a nivel nacional, dentro de las instituciones que conforman la educación: integración y acogida de inmigrantes. Como bien sabemos, España es un país potencialmente receptor en cuanto a inmigración, y, por tanto, tiene la necesidad de adaptarse a los cambios que van surgiendo en su interior. La educación ha sido siempre un tema muy controvertido ya de por si, por lo que, si le sumamos las nuevas necesidades requeridas por este colectivo y por la propia comunidad autóctona, las disputas y distintas formas de tratar estas situaciones, se acrecientan.
España presume de ser un país multicultural e integrador al mismo tiempo, ya que la diversidad en las aulas en un hecho latente. Debemos tener en cuenta de primera mano, que España apostó por la asimilación cultural, en vez de apostar por la inclusión en las aulas. Actualmente, se ha logrado una gran acogida de inmigrantes, lo que no quiere decir en absoluto, que éstos estén integrados dentro de las aulas. El plan de actuación dentro de este campo, se realiza mediante las llamadas “aulas de acogida”. Estas aulas, como su propio nombre indica, tienen que ver con recibir y tratar con personas inmigrantes, haciendo que, en este mismo entorno, vuelvan a sentir esa exclusión social. Esto se debe principalmente a que las diversas situaciones personales y las diferentes capacidades económicas de cada alumno, se vean reducidas completamente a la etiqueta de “ser extranjero” o “hablar otra lengua”. Lo que tratamos de analizar, sobre todo, es cómo se distancia a esos niños procedentes de diferentes países, de los niños autóctonos, creando desigualdades sociales desde el momento en el que se categoriza a estas minorías en diferentes aulas con diferentes etiquetas. Por todo esto, no se debe negar el derecho a recibir apoyo escolar fuera de las horas lectivas, ni que haya programas que ayuden a la mejora del entendimiento o el aprendizaje de una lengua extranjera. Lo fundamental, es intentar paliar ese sentimiento de inferioridad que se crea dentro de las escuelas, habiendo, por tanto, status diferentes para los alumnos pertenecientes a los distintos aularios.
Las bajas cualificaciones que presentan estos niños, no tienen que ver en absoluto con sus capacidades intelectuales (ya que son tan diversas como las de los autóctonos), sino más bien, con la cultura y la educación recibida anteriormente. Es por ello que se debe hacer más hincapié en integrar a los niños inmigrantes con políticas inclusivas, en las que no se vean obligados a perder su propia cultura, evitando un sentimiento de desarraigo, para poder integrarse dentro de otra.
