GUADALUPE TAPIA PAREJO. Grado en Trabajo Social.
Hace unos meses, terminé mis prácticas institucionales de Trabajo Social, que realicé en un centro de discapacidad intelectual, lo que me llevó a descubrir que las personas con diversidad funcional están olvidadas tanto como por parte del Estado como de la sociedad, convirtiéndose en un factor de doble discriminación el ser inmigrante.
Del año 2000 en adelante, la población inmigrante ha crecido de manera muy significativa en nuestro país, lo que ha supuesto que actualmente contemos con 225.000 personas inmigrantes con algún tipo de discapacidad, lo que representa casi el 5% del total de la población inmigrante, encontrándose la mayoría en edad laboral, pero con bajísimos niveles de inserción socio-laboral (Jiménez y Huete, 2002).
Sólo un 30% de las personas inmigrantes con discapacidad ha conseguido encontrar un empleo, aunque un 17,19% lo hace sin contrato, sólo un 31% tiene un contrato indefinido (Cachón, 2006). La mayoría de las personas que lo poseen, es temporal. Además, realizan su trabajo en empleos de baja cualificación, en sectores como la agricultura, construcción, agricultura y actividades domésticas (Villa, 1990).
Por lo que podemos comprobar que existe una doble discriminación a la hora de acceder al mercado laboral, por el hecho de ser inmigrante y por tener una discapacidad.
Como resultado de la dificultad para acceder a los diferentes puestos de trabajo, los niveles de ingreso son muy bajos. Más de un tercio carece de ingresos y sólo un 5% supera los 1.000 euros mensuales. Este hecho provoca la dependencia tanto de las familias como las diferentes ayudas y recursos procedentes del Estado, en el caso de poseer permiso de residencia, que es la gran mayoría.
Por parte de los Servicios Sociales es fundamental que actuemos contra este tipo de exclusión. Uno de los objetivos fundamentales de nuestra profesión es garantizar la autodeterminación de las personas, dónde la realización de una actividad remunerada es fundamental tanto como para sentirse útil dentro de la comunidad y lograr una independencia económica.
Las principales funciones a realizar con las personas inmigrantes con discapacidad en nuestro país deberían ser, según el Proyecto ECA IRPF 2016:
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Orientación y asesoramiento para la búsqueda de empleo.
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Formación laboral mediante uso de nuevas tecnologías.
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Diseño de itinerarios personalizados de inserción.
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Prospección y captación de ofertas de empleo.
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Entrenamientos de las tareas del puesto de trabajo.
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Seguimiento y mantenimiento del puesto de trabajo.
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Campaña de sensibilización empresarial. Dónde se expongan lo enriquecedor del empleo de personas con discapacidad.
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Cursos de formación profesional.
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Cursos de idiomas donde puedan aprender o mejorar su castellano.
Bibliografía:
Cachón, L. (2006): “Diez notas sobre la inmigración en España”, Vanguardia Dossier, IV Trimestre 2006.
Jiménez Lara, A. y Huete García, A. (2002): “La discapacidad en cifras”. Madrid. IMSERSO.
MINISTERIO DE SANIDAD, SERVICIOS SOCIALES E IGUALDAD (2016). Proyecto ECA IRPF 2016. Recuperado el [21 de mayo de 2018] de http://grupoenvera.org/empleo-para-discapacidad/servicio-insercion-laboral-discapacidad/
Villa, P. (1990): La estructuración de los mercados de trabajo. Madrid, MTAS.