Julia García Martinez (Grado en Sociología 2017/2018)
1. Introducción
La crisis económica en España supuso un cambio radical de los flujos migratorios, mientras que antes de la crisis se caracterizaba por ser un país de inmigración, tras la llegada de la recesión económica, los flujos de llegadas disminuyeron a la par que aumentaban los de salidas.
El hecho de que España se convirtiese paulatinamente en un país con una alta salida de emigrantes cuyo principal perfil era el de una persona joven y con estudios pero sin perspectivas de futuro en nuestro mercado laboral, acaparó una notable atención mediática. Se llevó al debate público la consideración de la existencia de una “fuga de cerebros” por parte de la “generación mejor formada”.
¿Existe realmente esta fuga de cerebros? ¿O ha sido su mediatización una forma de incrementar la percepción de este fenómeno? Uno de los grandes problemas a la hora de cuantificar este fenómeno es la inexistencia de un sistema de estadísticas sobre el número de migrantes internacionales y sus características, como el nivel de formación. No hay registros de salidas que sean fiables, ya que muchos de los emigrantes no tienen interés a registrarse por el miedo a la pérdida de derechos en su país de origen, los datos existentes están muy fragmentados y son muy aproximados.
Este trabajo se encargará en primer lugar de averiguar en qué consiste en fenómeno de la fuga de cerebros, enmarcándolo en el contexto de la gran recesión económica que ha tenido lugar a nivel global, y cuáles son las causas del mismo. Además, se analizará el particular caso de España, donde los medios de comunicación han ocupado un lugar importante. Por último, veremos cuáles son las posibles soluciones a este fenómeno.
2. ¿Qué es la fuga de cerebros?
El término fuga de cerebros fue utilizado por primera vez en el Reino Unido por la British Royal Society en la década de los 50, cuando las migraciones cualificadas comenzaron a ser un tema de interés científico. En particular, lo utilizaron para describir la emigración de científicos y tecnólogos desde Europa y América Latina hacia Estados Unidos y Canadá.
Según Ferro (2004, p.2) el término fuga de cerebros hace referencia a la transferencia internacional de recursos en forma de capital humano, en particular, a la migración de individuos con un alto nivel de cualificación desde países en desarrollo a países desarrollados.
Se le denomina fuga de cerebros y no movilidad internacional o intercambio de cerebros puesto que cuando hablamos de fuga, este movimiento de personal cualificado se produce en un solo sentido, es decir, el país o países desde los que se emigra son siempre los mismos y, estos a su vez no reciben llegadas de personal cualificado. Cuando se utiliza el término de movilidad por parte de las instituciones su propósito es el de suavizar la percepción negativa de la migración.
“El intercambio de cerebros implica un flujo bidireccional de conocimiento entre un país emisor y un país receptor. Sin embargo, cuando el flujo neto está fuertemente sesgado en una dirección, se pueden diferenciar los términos “ganancia de cerebros” o “fuga de cerebros”. Un término más allá es el “desperdicio de cerebros”, que describe la pérdida de habilidades que se produce cuando trabajadores altamente cualificados emigran ocupando puestos de empleo que no requieren la aplicación de las habilidades y experiencia aplicadas en el antiguo puesto de trabajo”. (Giannoccolo, 2004)
La fuga de cerebros está provocada principalmente por deficiencias existentes en el mercado laboral, falta de perspectivas en el mismo, desajustes entre educación y empleo o contextos de crisis económica, aunque las causas del fenómeno se analizarán más profundamente en el siguiente apartado.
Del Rio (2009) afirma que en un mundo globalizado en el que el capital humano y el capital social se han convertido en el motor de la economía, la fuga de cerebros se establece como un fenómeno social con un impacto socio económico bastante significativo para las economías emisoras dado que se encuentran en una constante pérdida de su factor de producción más importante, lo que supone un freno al desarrollo y el crecimiento. Además, la salida del migrante del país de origen conlleva también una pérdida de la inversión de gasto público realizada en la educación y formación del individuo.
La inversión en educación de un país no conduce a la aceleración del crecimiento económico si un gran número de personas con un alto nivel de cualificación emigra a otro país. Del mismo modo, las medidas que se adopten para reducir la escasez de profesionales en ciertos campos mediante una mejora de las oportunidades de educación, pueden resultar inservibles si no se reducen los incentivos que fomentan la emigración de profesionales con un alto nivel educativo.
Las implicaciones sobre la persona que migra son principalmente la mejora de las condiciones de vida y el mayor reconocimiento laboral, pero esta adaptación a un nuevo modo de vida también puede conllevar la marginalidad, la indefensión, el desarraigo, la pérdida de identidad… (Blanco, 2000)
Pero no todas las consecuencias son malas para el país de origen, la salida de algunos trabajadores motiva al resto a aumentar sus incentivos para recibir una mayor educación, lo que aumenta el stock de capital humano del país. Por otro lado, las remesas tienen una gran importancia, tanto las monetarias (utilizadas en ocasiones para la mejora del nivel educativo de los miembros del hogar), como las remesas sociales, con un gran beneficio para el país emisor.
3. Migración en el contexto de la recesión económica
Antes de la llegada de la crisis económica, en el período que comprende del 2000 al 2007, los flujos de llegada de inmigrantes a España experimentaron un crecimiento acelerado y sin precedentes, siendo el país de la Unión Europea con mayor flujo de llegadas. Las causas de este gran dinamismo migratorio son para Carrasco (2014, p.2) tanto la dimensión económica – con la demanda de mano de obra poco cualificada y de baja productividad, – como la dimensión jurídica – acuerdos bilaterales, procesos de reagrupación familiar, naturalizaciones… – sin olvidar la influencia de la cercanía geográfica o la afinidad cultural.
El estallido de la crisis en España trajo consigo la destrucción del empleo y un empeoramiento del nivel de vida de los españoles, pero además, supuso un cambio de los flujos migratorios del país. Desde el año 2008 se produce una gran reducción del volumen de llegadas a la vez que comienzan a aumentar las cifras de salidas anuales, de esta manera, el saldo migratorio español llegó a valores que no contribuían al crecimiento demográfico.
Según Freeman (1985, como ya se citó en Carrasco, 2014), los flujos migratorios son vulnerables a los ciclos económicos; si las razones fundamentales por las que los inmigrantes llegaban a España eran las oportunidades de empleo y la mejora de su situación económica, no es de extrañar que, en el momento en el que esas oportunidades se desvanecen, los flujos migratorios comiencen a descender, aunque no de forma automática. Este desvanecimiento de las oportunidades de empleo también puede influir en el retorno de inmigrantes a sus países de origen, o su reemigración a un tercer país.
En relación al carácter cualificado de la emigración española, como señalan Bauer y Zimmermann (1999, como ya se citó en Pérez-Caramés, 2017), esta tendencia se enmarca en un patrón global de aumento sin precedentes del volumen de migrantes cualificados en el ámbito de las migraciones intraeuropeas desde la década de los 90. En el año 1999, Carrington y Detragiache (p.49) ya afirmaban que “las tasas de migración son, en general, más altas en el caso de las personas con un nivel de educación superior”.
4. Causas y motivaciones del fenómeno
Como se ha señalado en el apartado anterior, las deficiencias existentes en el mercado laboral, la falta de perspectivas en el mismo, los desajustes entre educación y empleo, y los contextos de crisis económica son los principales factores que impulsan la migración de personas altamente cualificadas. El estallido de la crisis trajo consigo unas duras medidas de ajuste con un impacto marcadamente negativo sobre el mercado laboral y, por consiguiente, sobre la economía de los españoles. “El impacto de la crisis en las dinámicas migratorias empezó a acusarse casi inmediatamente tras el desplome económico seguido por una vertiginosa subida de las tasas de desempleo” (Stanek y Lafleur, 2017).
La crisis dejó en España unas tasas de desempleo juvenil elevadas, lo que sumado a la inseguridad en el trabajo, las condiciones laborales precarias de los nuevos contratos, los bajos salarios y la poca estabilidad laboral, hacen que la salida del país sea una opción bastante viable si se cuenta con el capital humano y social necesarios para emprender la migración.
“La intensidad del flujo, así como las características sociales y demográficas de los migrantes están determinados no solo por las fuerzas de expulsión relacionadas con la crisis de empleo en España sino también por la estructura de la demanda de los mercados laborales en los países del norte europeo y los recursos a disposición de los emigrantes potenciales”. (Stanek y Lafleur, 2017)
“Los recortes y otros procesos de agotamiento y crisis de las oportunidades para los trabajos altamente cualificados abren las puertas a una nueva dimensión de la precariedad: la de la migración cualificada amplia, la fuga de cerebros” (Herrera, 2014).
Además de las causas económicas, la enorme vulnerabilidad de los jóvenes en el mercado laboral y la mejora del nivel de vida, este tipo de emigración también ha sido vista por Pérez-Caramés (2017) como una externalización de la emancipación, en el sentido de que para estos jóvenes la experiencia laboral en el país receptor es en mucha ocasiones su primera toma de contacto con el mercado laboral.
Otro de los factores que impulsan la fuga de cerebros en el caso de España es la situación de las universidades españolas, con escaso prestigio a nivel internacional y falta de apoyo económico para la investigación por parte de la administración. Además, estudios señalan que la corrupción, la falta de transparencia en los sistemas de contratación pública y la ausencia de meritocracia impiden a los sistemas retener a sus trabajadores cualificados (El Confidencial, 2013).
Es importante señalar también la importancia de las redes migratorias, muchos de los que emigran ya cuentan con una experiencia internacional de estancias o colaboraciones previas a la emigración, lo que les proporciona una tupida red de contactos y un saber hacer en cuanto a la movilidad internacional. Otras salidas estuvieron incentivadas por los propios laboratorios y grupos de investigación de las universidades españolas que veían como peligraba el futuro de sus proyectos. Estas redes migratorias explican la existencia de cierta continuidad en los flujos migratorios, la existencia de las mismas reduce los riesgos y la incertidumbre que acompañan al movimiento internacional. Por otro lado, el retorno de estos emigrantes parece algo difícil:
“el regreso a España suele estar acompañado de una falta de reconocimiento de las habilidades adquiridas a nivel profesional, así como condiciones laborales por debajo de las expectativas. (..) La escasez y precariedad laborales y la ausencia de meritocracia también suponen los principales obstáculos para el retorno”[1].
5. El caso de España
El caso de España respecto a la fuga de cerebros no dista mucho del del resto de países vecinos, con el detalle de que, aunque el ciclo ha sido común en los países desarrollados, en España los ciclos han sido mucho más profundos, dándose una extraordinaria expansión, pero también una extraordinaria recesión. De hecho, hay indicios que nos llevan a pensar que España ha sido uno de los países más golpeados por este fenómeno. Los medios de comunicación comenzaron a hacerse eco de las quejas formuladas desde distintas instancias relacionadas con la Universidad y la investigación en el año 2011, estas quejas se basaban fundamentalmente en los recortes producidos en I+D+i. Este hecho se intensificó con la llegada del PP al gobierno y sus políticas austeras, que hicieron que los sectores políticos progresistas se sumasen a la queja. “Los medios de comunicación amplificaron estas opiniones y partiendo del paro irrefrenable, del confuso panorama vivido por los jóvenes, de la falta de expectativas laborales que sufren y de la desorientación de nuestros gobernantes, encontraron un fenómeno de alta rentabilidad mediática. (…) La trágica situación de los jóvenes en el marco de la crisis reforzó el alarmismo dotándole de un efecto realidad y una verosimilitud poco fundada en datos precisos”. (Santos, 2013, p.128)
El gráfico 1 muestra el número de noticias aparecidas en prensa escrita en España con el criterio de búsqueda “fuga de cerebros” entre 2006 y 2012, en él vemos que los artículos sobre este fenómeno se mantuvieron constantes hasta el año 2008, en un solo año la cantidad de artículos sobre este tema se duplicó, en el año 2011 se produjo una nueva ebullición de noticias relacionadas, y en el año 2012 se produce la explosión del fenómeno mediático.
Fuente: (Santos, 2013)
El hecho de denominar a este fenómeno como “fuga de cerebros” tiene una fuerte carga negativa, si a ello le sumas la mediatización infundada del fenómeno y la constatable situación precaria de los jóvenes en el mercado laboral, se forma en el imaginario de las personas una situación de catástrofe irreparable. El modelo presentado en los medios queda como una marca generacional, una “generación perdida”.
Como ya se ha señalado anteriormente, el gran problema de la medición de la fuga de cerebros en España es la falta de una estadística apropiada al fenómeno, lo que ha podido provocar la inflación del mismo a partir de su construcción mediática. En su estudio sobre la emigración de españoles en la UE, Stanek y Lafleur (2017) señalan que los principales destinos migratorios de los emigrantes autóctonos españoles son el Reino Unido, Francia, Alemania y EEUU.
Fuente: (Stanek y Lafleur, 2017)
En la tabla 1 se muestra que las migraciones de los españoles autóctonos han continuado en aumento aún tras la mejora de la economía española, aunque como se observa, en el año 2016 han descendido y no se sabe si continuará el descenso. También vemos que el año 2011 es el año en el que aumentan de manera dramática las salidas de nativos.
5. Conclusiones
Pese a la falta de datos fiables sobre el fenómeno, sabemos que el volumen del flujo es relativamente bajo por varias razones, como el bajo potencial demográfico, la falta de redes migratorias anteriores y la gran competencia de los inmigrantes de otras nacionalidades. Sabemos también, que se van los más jóvenes porque son los más afectados por la crisis, y las personas con un alto nivel de cualificación, aunque los que se van y no regresan son los especializados. El colectivo de los migrantes cualificados está caracterizado por una cierta invisibilidad, invisibilidad que en cierto modo se ha compensado desde la mediatización infundada del mismo.
La actuación del gobierno al respecto ha sido ineficaz, ya que no ha conseguido frenar la salida pero tampoco incentivar la llegada de inmigrantes cualificados para suplir esta pérdida. Si a ello le sumas el tratamiento y las reacciones de la clase política, es lícito pensar que el tema de la fuga de cerebros está sirviendo de pantalla para no abordar el grave problema juvenil que existe en España. Para conseguir el retorno es necesario que se valore el esfuerzo y se incentiven la creatividad y la innovación, un aumento de la financiación en I+D+i, becas y formación. No hay una solución a este problema, pero se pueden tomar numerosas medidas en aras de la mejora de la competitividad del sistema universitario español. Es necesaria también la implicación de la sociedad civil como herramienta para evitar la desconexión de emigrantes de la sociedad y el sistema productivo español. Y, por supuesto, la reactivación de la economía española es esencial para la mejora de esta situación.
6. Bibliografía
Carrasco, C. (2014). Políticas de inmigración 2000 – 2012, (en) VII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2014. Madrid: Fundación FOESSA.
Blanco, C. (2000). Las migraciones como proceso social. En Blanco, C., Las migraciones contemporáneas (pp. 13-42). Madrid: Alianza
Pérez-Caramés, A. (2017). Una nueva emigración española en Alemania. Análisis de las motivaciones para la emigración bajo el manto de la crisis. Migraciones, 43, 91-116. Doi mig.i43.y2017.005
Ferro, A. (2004). Brain Drain and the Academic and the Intellectual Labour Market in the South Eats Europe. UNESCO-CEPES, 23(3), p.275-305. Recuperado de http://old.ad-astra.ro/library/papers/Aferro_Brain_Drain.pdf
Del Río, M. (2009). Un análisis de la fuga de cerebros desde la teoría de redes sociales. Sociedad y Economía, 17, p.89-113. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99612495005
Giannoccolo, P. (2004). The Brain Drain. A Survey of the Literature. Working Papers 20060302, Università degli Studi di Milano-Bicocca, Dipartimento di Statistica https://ideas.repec.org/p/bol/bodewp/526.html
Carrington, W. J. & Detragiache, E. (1999). ¿Cuán extensa es la fuga de cerebros? Finanzas y Desarrollo, junio 1999. Recuperado de http://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/1999/06/pdf/carringt.pdf
Stanek, M. & Lafleur, J.M. (2017). Emigración de españoles en la UE: pautas, implicaciones y restos futuros (en) J. Arango, R. Mahía, D. Moya y E. Sánchez-Montijano, La inmigración en el ojo del huracán. Anuario CIDOB de la Inmigración 2017, Barcelona: CIDOB.
El Confidencial. (3 de junio de 2013). La corrupción es una de las principales causas de la fuga de talento en España. El Confidencial. Recuperado de https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2013-06-03/la-corrupcion-es-una-de-las-principales-causas-de-la-fuga-de-talento-en-espana_766808/
Santos, A. (2013). Fuga de cerebros y crisis en España: los jóvenes en el punto de mira de los discursos empresariales. Revista Internacional de Ciencias Sociales, 32/2013, pp.125-137. Recuperado de http://revistas.um.es/areas/article/view/192331
Herrera, M. J. (2014). Migración cualificada de profesionales de España al extranjero. Anuario CIDOB de la inmigración, 6/2014. Recuperado de https://www.cidob.org/articulos/an
[1] https://elpais.com/elpais/2016/04/25/ciencia/1461573337_475640.html