En febrero de 2020, justo antes de que explotara la pandemia, tuve la gran suerte de poder viajar a Francia durante unos cuantos días. Por supuesto, una de las visitas programadas en el viaje fue París y su majestuoso Museo del Louvre. ¿Qué tendrá que ver esto con el tema de las excursiones del que quiero hablar en esta entrada, no? ¡Ahora mismo lo vais a saber!
Si hay algo que me impresionara además de la escultura griega Venus de Milo, Psique reanimada por el beso de amor, Las bodas de Caná, La Gioconda, El árbol de los cuervos o la galería de Apolo (podría seguir citando, pero esta entrada no trata sobre mi experiencia en el Louvre) es que me encontré a varios grupos de estudiantes de secundaria sentados en frente de algunas pinturas con su profesor o profesora explicando su historia (sorprendentemente estaban todos muy atentos a la explicación) o incluso algunos grupos de alumnos de bellas artes con sus pinceles en mano. ¡Me pareció una auténtica maravilla! ¿Qué mejor manera de enseñar arte que teniéndolo delante?
Las prácticas de campo, visitas guiadas, salidas pedagógicas o, como siempre las hemos conocido todos, las excursiones, son una herramienta docente indispensable para educar. ¿Y por qué lo considero así?
Las salidas rompen con la rutina, motivan, generan atracción para el estudiante, mantienen viva su curiosidad y les ayuda a aprender de una manera más cercana y entretenida. Lograr que el alumno encuentre satisfacción en el aprendizaje no es una tarea fácil y como docentes debemos pensar en metodologías efectivas y solventes. Bien es cierto que divertirse durante el aprendizaje es esencial pero también se ha de reflexionar sobre lo aprendido. Cuando se plantea una excursión debemos ser conscientes de que no se trata únicamente de una actividad de ocio, sino que forma parte de un proceso académico. Es primordial plantear algo que les ayude a reflexionar sobre lo que se ha visto y aprendido. No necesariamente debe ser una ardua tarea para ellos, sino que pueden ser dos o tres preguntas sencillas capaces de despertar en ellos el gusanillo como para consultar bibliografía e intercambiar puntos de vista con el resto de compañeros, por ejemplo.
Bien es cierto que a día de hoy, gracias a las TICs, no es necesario salir del aula para realizar una visita, basta con meternos en su web. Precisamente es una herramienta encomiable en estos meses tan duros por los que estamos pasando, pero si algo tengo claro, es que en este aspecto siempre apostaré por el método tradicional.
Aún no hay comentarios.