“Si no conozco una cosa, la investigaré.” Louis Pasteur
¡Y eso es lo que nos ha pasado en la sesión de hoy!
Nunca antes me había hecho tanta ilusión que me tocara un llavero (bueno, quien dice tocar…dice meterlo rápidamente en la mochila para no quedarme sin él, pues no había tantos como alumnos estábamos). Pero me gustaría aclarar que no es un llavero cualquiera, sino que se trata de un llavero especial que cambia según su exposición a determinados factores externos. Tenía verdadera curiosidad por averiguar cuáles eran esos factores y el por qué de los cambios (que me perdonen todos los compañeros que me estén leyendo y se hayan quedado sin él, solo será un día, lo prometo).
Os lo voy a enseñar tal y como lo recibí:
Como podéis apreciar en la imagen, la foto está hecha sobre una de las mesas de la facultad, es decir, en un interior, y las bolas se ven completamente blancas. La idea es descubrir qué ocurre cuando sometemos al llavero a factores como la temperatura, la humedad, la luz solar, la oscuridad… ¿No creéis que es una forma dinámica y tentadora de enseñar y aprender? Descubrir algo por casualidad, establecer hipótesis y pensar en argumentos razonados que lo sustenten. ¡Aquí cualquier aportación es buena, todo vale y todo cuenta!
Lo primero que hice al llegar a casa fue frotar el llavero entre mis manos para aportar calor. No soy la persona más calurosa del mundo, o sea que opté por coger el secador y, por si fuera poco, ponerlo en el radiador. ¿Qué ocurrió? Nada, mi gozo en un pozo (mi cara de desilusión podría haberse incluido en La Antología Poética de Luis Cernuda).
¿Qué hice a la mañana siguiente? Coger el llavero, abrigarme, prepararme un té y sacar el portátil al jardín para aprovechar el buen rato que pensaba que iban a tardar las bolas en adquirir cierta tonalidad al ponerlas directamente al sol. ¡Preparadísima vaya! Bien podría haber sido fichada por un grupo de alpinistas para hacer una expedición al Everest…
¡Ni cinco segundos que tardó en ponerse así!
¡Otra vez con todo para dentro! Pero ahora para escribiros en este blog mi hipótesis:
La luminiscencia consiste en la emisión de fotones en exceso de un material que es irradiado con algún tipo de energía y depende de la fuente de excitación del material luminiscente. Al incidir una radiación electromagnética sobre el llavero, se desencadena un proceso de emisión de luz. De manera general, estos procesos se dividen en dos: la fluorescencia y la fosforescencia. Ambas se parecen en que la excitación se consigue mediante la absorción de fotones (REM). Por ello, estos fenómenos se conocen también con el término más general de fotoluminiscencia.
Las transiciones energéticas electrónicas que causan la fluorescencia no cambian el espín del electrón. Por ello, los estados excitados de fluorescencia presentan vida corta (<10 -5 s). En cambio, las emisiones de fosforescencia se acompañan de un cambio en el espín del electrón y los tiempos de vida de sus estados excitados son más largos, llegando en ocasiones hasta los segundos o incluso minutos.
La luz del sol se caracteriza por presentar luz ultravioleta, es decir, luz que no encontramos al encender un flexo o una lámpara y que es de mayor energía que la luz infrarroja o la visible. De manera que, cuando los átomos que conforman las bolas del llavero absorben esta luz tan energética, se produce la excitación de los electrones los cuales pasan un nivel superior de energía y, al regresar a su estado fundamental, emiten una energía responsable del colores observados. La conclusión es que se trata de un fenómeno de fosforescencia, ya que el llavero tarda unos minutos en recuperar su color blanquecino una vez que deja de estar expuesto a la luz solar.
Diagrama de Jablonski.
He de confesar que también he expuesto al llavero a la luz del flexo pero no he sido capaz de hacer que brillen en la oscuridad.
¿Alguno lo ha conseguido o simplemente es una hipótesis fallida de las mías?
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