Ese es el dilema al que se enfrentan a día de hoy la gran parte de los docentes y sobre lo que he estado reflexionando en clase con mis compañeros a lo largo de esta tarde. Lo primero que he mencionado al exponer mis ideas es que no se trata de responder a la pregunta de deberes sí o no, sino cómo son esos deberes. Todos nos acordamos de ese profesor de matemáticas o de física y química que decía…”Hagan todos los ejercicios de la revisión final, mañana los corregimos” y la revisión final tenía quince ejercicios, de los cuales doce eran iguales pero con datos diferentes. ¿Qué clase de tortura era esa? ¿Hacer cientos de ejercicios de manera mecánica ayuda a fomentar la creatividad? ¿No sería mejor realizar un experimento y que piensen en la base científica que lo sustenta? ¿Y buscar tareas que conecten con sus intereses para despertar sus curiosidades?
Creo firmemente que los deberes son un aspecto imprescindible en el proceso educativo de un alumno siempre y cuando se trate de tareas bien planteadas. No solo sirven para repasar y asimilar contenidos explicados, sino que ayudan a adquirir hábitos de trabajo autónomo, disciplina y organización temporal. También defiendo que no es cuestión de mandar cantidades ingentes de ejercicios y problemas, pues es muy importante que los estudiantes tengan tiempo de practicar otro tipo de actividades ajenas al instituto. Necesitan desarrollar otras habilidades y otras disciplinas como la música o el deporte, por ejemplo.
Otro aspecto de interés que debemos considerar, es que no todos los alumnos avanzan a la misma velocidad y que los deberes juegan un papel crucial en este caso. Las tareas planteadas deben responder tanto a las necesidades de los alumnos que puedan presentar más dificultades como a las de aquellos que presentan más facilidades y lo que requieren es una ampliación. También quiero hacer alusión a la la disponibilidad de recursos. Con la pandemia ha salido a la luz lo que todos sabíamos, y es que muchos de ellos ni siquiera tienen acceso a internet, así como a personas que puedan echarles una mano por las tardes, ya sean padres, madres o profesores particulares. Son muchos los aspectos a tener en cuenta pero desde la Escuela tenemos la obligación de fomentar la igualdad de condiciones en todos los alumnos.
Como fiel defensora de los deberes de calidad y concretamente en esta entrada en la que hablo sobre ello, estaría feo irme sin plantearos algo para que penséis, ¿no?
Yo ya sé lo que ocurre. ¿Vosotros sabríais explicarme por qué el agua no cae? Os daré una pista…¡Presión atmosférica!
¿Y el agua de este cubo? (Os prometo que estaba lleno).
¡Os dejo dándole al coco!
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