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Universidad de Salamanca
María López Barreña
Facultad de Ciencias-Máster de Educación
 

Debates en el aula

Mi padre solía decir: “No levantes la voz… mejora tu argumento”

                                                      Desmond Tutu (Premio Nobel de la Paz, 1984)

DIALOGOS7

Exponer ideas y debatir acerca de diversas opiniones son rasgos que se identifican con la madurez que retratan las sociedades democráticamente avanzadas, por este motivo es importante incluir en el sistema educativo los principios y valores que sustentan este tipo de recursos de aula.

Vivimos rodeados de tertulias y debates televisivos que van desde encuentros sobre la actualidad política que tanto hemos visto a lo largo de la pandemia, hasta debates deportivos que normalmente suelen terminar con alguna que otra falta de respeto y en los que se pone de manifiesto la importancia de la figura del moderador.

En todos los ámbitos es absolutamente necesario comunicar bien y tener un pensamiento crítico, y es una paradoja que sea el aspecto menos trabajado en el aula. La enseñanza, hasta hace muy poco tiempo, estaba fundamentalmente basada en alumnos como meros receptores de la información explicada por el docente. No se enseña a que sean emisores y la vida profesional que les espera fuera de esas cuatro paredes cambia muchísimo, porque después esos jóvenes que tenían exámenes orales constantemente, que realizaban actividades de debate o de oratoria y que en general, tenían una práctica de comunicación desde niños, tienen como resultado una mejor comprensión lectora, mayor capacidad de reflexión y un aumento en la motivación para la lectura y escritura.

Por este motivo resulta primordial preparar a los alumnos para la participación en debates y que defiendan una postura u otra dando argumentos sólidos. Es necesario que aprendan que no se puede defender una posición sin una preparación previa, sin un estudio sobre la cuestión y que, por supuesto, no se puede dejar todo en manos de la improvisación.

“He preparado meticulosamente esta improvisación”

 Winston Churchill

Me gustaría hacer mención que en las clases de física y química no se suelen trabajar las competencias argumentativas y, además, somos conscientes de que aquellas actividades que requieren una respuesta razonada del tipo: «explica», «justifica», «razona» o «argumenta» son las que les resultan más difíciles a los alumnos de secundaria por ser las que suponen un grado de complejidad cognitiva mayor. Los alumnos tienen un bajo nivel de competencia argumentativa puesto que es un procedimiento complejo, difícil de aprender, que requiere de muchas competencias «previas» y el sistema educativo apenas las promueve.

Creo que somos cada vez más las personas (me incluyo) las que estamos dispuestas a aprovechar el privilegio de hablar en público y las que saben la gran importancia que conlleva hacerlo. Como ha quedado constancia con lo mencionado antes, estoy claramente a favor de los debates dentro del aula siempre y cuando no se descontrolen. Al fin y al cabo, se trata de herramientas muy potentes que permiten al estudiante reflexionar sobre un tema y recoger, organizar, contrastar y jerarquizar ideas, evaluar evidencias, realizar conexiones lógicas, trabajar su capacidad de síntesis de la información y de organización del discurso así como formar sus propias opiniones. Trabaja las habilidades relacionadas con la comunicación lingüística en el registro oral, la persuasión, la argumentación…etc. Asimismo, enriquecen a cualquiera que lo escuche, pues ponen de manifiesto y defienden diferentes posturas, puntos fuertes y débiles e implicaciones de diferentes temas, lo cual nos ayuda a formarnos una opinión más completa y reflexionada, acerca de dicho tema. Por muy en contra que se pueda estar con respecto a una idea defendida por un compañero, siempre hay algo que aprender.

Hay muchas formas de implementar los debates en clase y yo hoy os traigo como ejemplo la experiencia que hemos llevado a cabo en el Máster de Educación.

SESIÓN DE DEBATE

En primer lugar, las profesoras nos plantearon cuatro temas distintos y se formaron cuatro grupos de cinco personas cada uno por orden de lista. Los temas fueron los siguientes:

  1. Calificación vs evaluación
  2. Uso de dispositivos móviles en el aula
  3. Flipped Classroom
  4. Gamificación en el aula

Cada grupo estaba constituido por un moderador, dos personas que debían defender una postura a favor y otras dos que defendían una postura en contra. Se formó una especie de puzzle entre toda la clase, de manera que, por ejemplo, las dos personas de mi grupo que defendían la posición a favor debían debatir con la pareja de otro grupo que estaba posicionada en contra. La pareja posicionada en contra de mi grupo debía debatir con la posicionada a favor de otro grupo y yo, como moderadora, debía controlar al par de parejas a favor y en contra de otros dos grupos distintos al mío. Se distribuyó el tiempo de clase en dos periodos, el primero de los cuáles se dedicó a que cada grupo elaborara sus argumentos en base al tema que les hubiera tocado. Este periodo tuvo una duración de una hora y media aproximadamente.

Esquema de la primera parte de la sesión de debate.

Esquema de la primera parte de la sesión de debate (imagen propia).

 

Una vez terminada la fase de preparación se dio paso a los debates propiamente dichos, cada uno de los cuales tendría una duración de quince minutos. Los moderadores introducían el tema y presentaban a los dos grupos de “tertulianos”. Cada equipo de debate tenía un minuto (cronometrado, aunque no estricto, pues al final la conversación fluía de manera adecuada y equitativa entre los participantes) para presentar sus argumentos. Un equipo daba sus argumentos y el otro replicaba y presentaba los suyos. Finalmente, antes de dar por terminado el debate, el moderador presentaba un breve resumen y conclusiones de los temas más importantes sobre los que se había discutido.

Esquema de la segunda parte de la sesión de debate.

Esquema de la segunda parte de la sesión de debate (imagen propia).

 

La evaluación de la actividad se llevó a cabo mediante una rúbrica en la que había que poner notas de cero a uno. Esta estaba dividida en tres secciones, de manera que cada miembro de un grupo pudiera evaluar el desempeño como moderador, la postura a favor o la postura en contra de otro grupo, en función de lo que les hubiese tocado ejercer a ellos.

Me gustaría concluir la entrada con una reflexión personal acerca de este recurso de aula. Para mí ha sido una experiencia realmente enriquecedora que sin duda alguna llevaré a clase el día que pueda ejercer como docente. Fue muy fructífero escuchar a todos los contertulios hacer gala de una gran cantidad de argumentos, demostrando que habían reflexionado y preparado bien el tema. Salieron a la luz una gran variedad de puntos de vista permitiendo obtener una visión más amplia de los temas debatidos.

Existen infinidad de maneras de plantear estas actividades en el aula y como futuros docentes debemos dar rienda suelta a nuestra imaginación y convertirlas en un hábito para que nuestros alumnos sean críticos con la avalancha de información que les rodea y aprendan a elaborar sus propias opiniones acerca de un determinado tema, porque como bien dice la periodista Rosa María Calaf en el siguiente video ”El no dejar saber ha sido la mejor forma de dominar”. Además es muy importante que sepan comunicarlas desde el respeto y estén abiertos a aprender de otras opiniones correctamente fundamentadas.

¿Qué opináis? ¿Debatimos?

BIBLIOGRAFÍA

Bustamante, V. E. L. (2008). EL FORTALECIMIENTO DE LA CAPACIDAD ARGUMENTATIVA A PARTIR DE LOS DEBATES EN EL AULA DE CLASE. 2008, 171.

Dib, J. (2004). El papel de la conversación en el aula.

Solbes, J., Ruiz, J. J., y Furió, C. (2010). Debates y argumentación en las clases de física y química. Didáctica de las Ciencias Experimentales, Alambique, 63, 65-75.

 

María Lopez Barreña

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