Transformaciones de la hembra
Durante este período de gestación, va aumentando progresivamente el metabolismo de la hembra. Su sistema circulatorio se somete a cierta sobrecarga y, durante la segunda mitad de la gestación, el metabolismo fosfocálcico será particularmente intenso. Una carencia de fósforo o calcio en este momento ocasionará trastornos en la osificación de los fetos o crisis de eclampsia tras el nacimiento en la hembra. El útero se desplaza bajo el peso de los fetos y llega a la base y a la parte anterior de la cavidad abdominal. Las células de la glándula mamaria se preparan para secretar leche. Exteriormente todo esto se traduce en un aumento progresivo del volumen abdominal, una ligera fatiga, una hinchazón progresiva de las mamas y, hacia el final, una verdadera impotencia funcional.
Cuidados de la futura madre
Hay que cuidar de su higiene, pero dando sólo baños rápidos y teniendo cuidado con los resfriados. Durante los diez primeros días, el animal puede vivir como si nada ocurriera, pero, tras este período, hay que empezar a prestarle atención: nada de juegos brutales, carreras agotadoras o salidas de caza extenuantes, lo mejor es ponerles cualquiera de los correas para perros que tengamos y salir a dar un paseo tranquilo. Conténtese con proporcionarle un ejercicio diario racional, sin tampoco caer en el extremo de obligarla a un reposo absoluto que relajaría sus músculos, la haría engordar, lo que dificultaría el parto e, incluso, podría enfermar de obesidad.
Si durante la primera mitad de la gestación no se impone ningún régimen especial, ya en el segundo mes será preciso añadir diversos elementos a la ración diaria de la perra: prótidos, calcio, fósforo (existen piensos para perros especiales para las perras gestantes). Absténgase de administrarle medicamentos demasiado tóxicos (vermífugos, purgantes) a excepción de un vermífugo ligero a base de piperacina que dará a su perra tres semanas antes del parto para evitar la ascariasis de los cachorros.
En los últimos días de la gestación, si la hembra no quiere moverse, no la obligue; si orina en el piso, no la regañe, ya que es involuntariamente, pues la masa uterina origina una exagerada compresión de la vejiga. Cuando llegue el período del parto, prepare una caja de las dimensiones de la perra, abierta por arriba, lo suficientemente baja para que pueda salir libremente pero con unas paredes cuya altura sea tal que los cachorros no puedan salir de la caja.