Historia de las Universidades. Proyección de la Univ. de Salamanca en Hispanoamérica
La fundación de las universidades en el Nuevo Mundo, hijas e imitadoras de Salamanca, es uno de los capítulos más interesantes de la historia de la cultura, la gran “epopeya” de la cultura española.Nada más que adentrarnos en el inmenso panorama de esta maravillosa epopeya cultural, descubrimos en la misma esencia, en la entraña de la historia y organización de las universidades hispanoamericanas, la vena salmantina aún viva y palpitante.
Salamanca fue madre, directamente, de la gran mayoría de universidades de Ultramar de las pasadas centurias.La presencia alcalaína es muy escasa: en sólo dos universidades -Santo Domingo y La Habana-, las cuales no solamente a través de Alcalá recibieron parte de la herencia salmantina sino también de otras vecinas muy hijas de Salamanca, como Caracas, Lima y México, principalmente de las dos primeras.La relación fundacional que estas universidades del Nuevo Mundo tuvieron con la complutense fue más formal, jurídica y documental que real.Lo más que abunda es una filiación salmantina muy directa, y copiosa en los casos principales.Los influjos salmantinos a través de Alcalá son muy escasos, aparte de las diferencias que en algunos aspectos hubo entre estas dos universidades.Recordemos, además, que los influjos de Alcalá operaron en un sector muy limitado, en comparación con el resto de las universidades hispanoamericanas, y en la mayoría de los casos más de derecho que de hecho.
Al dar vida y semejanza a las universidades hispanoamericanas, Salamanca escribe la página más brillante de su incomparable misión docente, de su más bella y fecunda realización, misión a la que ha sabido ser fiel en toda su trayectoria histórica, y que se resume en dos palabras claves del lema que grabó en su escudo, en su etapa de esplendor, eufórica de gloria y de grandeza: Salmantica docet.El cuadro histórico salmantino de luces y de sombras, de esplendor y de decadencia, con su peculiar estructura y organización, con su doble aspecto pontificio y real, por sus orígenes, protección e intervención, lo vemos reproducido en las universidades hispanoamericanas, con sus matices regionales.
Esta proyección o trasplante del modelo salmantino a Hispanoamérica lo podemos estudiar, considerar y probar bajo varios aspectos: Asomándonos a su trayectoria histórica, donde Salamanca está continuamente presente, con el análisis de sus constituciones y estatutos, elaborados conforme al patrón salmantino, observando la vida y organización de los colegios universitarios hispanoamericanos, que siguen las prácticas de los salmantinos, y a la luz de la labor fecunda realizada por los alumnos de Salamanca en tierras hispanoamericanas.
A lo largo de la trayectoria histórica de estas universidades hispanoamericanas observamos la presencia de Salamanca desde el alba de las mismas: Generalmente las reales cédulas y bulas y breves pontificios las erigen conforme a Salamanca y con sus privilegios.Al principio se les conceden limitados, y más tarde en plenitud a algunas de ellas, cuando ya lo habían merecido su desarrollo académico y buena marcha.Así a México y a Lima, antes de finalizar el siglo XVI, que las vio nacer.Siguen los reyes insistiendo en esta exigencia de asemejarse a Salamanca, como nos lo ponen de manifiesto los diversos documentos de la historia universitaria.Por su parte, también las universidades muestran este empeño de seguir a su modelo peninsular.En los documentos encontramos una frecuente referencia a Salamanca, sobre todo en las universidades principales y más filiales e imitadoras de la Alma Mater.
Destaca dentro del curso de su historia y documentación el aspecto legislativo. Por lo menos un ochenta por ciento de la legislación universitaria de Hispanoamérica hunde sus raíces en el viejo tronco salmantino.Las constituciones y estatutos de la Universidad de Salamanca animaron la vida académica hispanoamericana.La estructura y organización universitaria española se encarna, por así decirlo, en la salmantina, se desarrolla, se consolida, se hace experiencia secular, y es voluntad expresa de los reyes, apoyada y confirmada por los papas, que este prototipo sea el que anime las fundaciones universitarias de Hispanoamérica.La Alma Mater salmantina fue invocada constantemente por el papado y la corona como faro de las universidades hispanoamericanas.El modelo salmantino las inspiró, las estructuró, las guió en su desarrollo y presidió las reformas.Conforme a Salamanca se estatuía y se legislaba.Salamanca era el modelo que imitar, el estímulo que impulsaba y la comparación que constantemente se establecía.
Casi todos los elementos de la legislación universitaria salmantina pasan a Hispanoamérica, pero con menos riqueza y variedad.Con la adaptación al mundo americano, ellas supieron ser Salamanca, una auténtica universidad, primero a lo pequeño, una Salamanca en miniatura, por la escasez de personal y de medios.Por eso la mayoría sólo tiene facultades y cátedras limitadas.En su ulterior desarrollo fueron Salamanca a lo grande, al menos aquellas oficiales y mayores, como Lima y México, que llegaron a copiar y a vivir tan fielmente su imagen, y que ya a fines del siglo XVII y sobre todo en el XVIII, el siglo de oro universitario hispanoamericano, llegaron a su plenitud académica, y muy semejantes a Salamanca en su época de esplendor.No hubo acontecimiento notable en la salmantina que no repercutiera en sus hijas de Hispanoamérica, a lo largo de su desarrollo histórico.Nunca perdieron de vista a la Alma Mater, como al tipo académico, el modo de ser universitario auténtico, motivo de seguridad y de grandeza, de eficiencia y fecundidad.Las universidades hispanoamericanas son la ejecutoria suprema de la Universidad de Salamanca.
Es muy elocuente el hecho, e importante el subrayarlo, de que las constituciones y estatutos fundamentales de las universidades hispanoamericanas de ayer, que influyeron en tantas, en unión con las de Salamanca, fueron elaborados por legisladores y reformadores formarlos en la salmantina.
Juan de Palafox y Mendoza, formado en Salamanca, visitador y legislador de la Universidad de México en el siglo XVII. Pintura hecha en Puebla de los Ángeles, que representa su retrato auténtico.
Como acabamos de indicar, durante la etapa de la dominación española las universidades hispanoamericanas mantienen contacto de alguna manera con su Alma Mater salmantina y con las demás universidades hispánicas, siguiendo el ritmo de sus innovaciones y cambios.Y esto se cumple tanto en el siglo XVI, la centuria que las vio nacer, como en el XVII, en que prolifera la institución universitaria ultramarina, y en el XVIII, siglo del auge y florecimiento de la universidad hispanoamericana.No hay reforma salmantina de alguna entidad que no haya tenido su eco en Hispanoamérica, sobre todo la reforma iluminista de Carlos III, las famosas reformas del llamado “despotismo ilustrado”, que encontraron en tierras de Ultramar amplio escenario y acogida.El último cuarto de este siglo, sobre todo, estuvo intensamente animado por las reformas ilustradas que el impulso y celo reformista de Carlos III realizó en Salamanca, especialmente por el plan de estudios de 1771, cuyos ejemplares circularon en aquellas tierras hermanas de Hispanoamérica, y aun se conservan.Fue la principal antorcha y guía del despertar y del progreso de las universidades hispanoamericanas en su siglo de mayor desarrollo.
Creemos que en casi todas ellas tuvieron algo que ver y que realizar las reformas salmantinas de Carlos III, pero sobresalen algunas, cuya documentación nos lo pone de manifiesto de una manera más patente.A la cabeza observamos que va Lima, la primera de la parte continental.También las registramos en la Universidad de México, en Santafé (Nuevo Reino de Granada), igualmente en la Universidad de Córdoba, en la de Santo Tomás de Quito, convertida en Universidad pública, en la Real de San Felipe de Santiago de Chile, en Guadalajara.Ruidosa fue la aparición de la enseñanza de la filosofía nueva en la Universidad de Caracas, a impulsos del clérigo Baltasar Marrero, controversia que se ha hecho famosa.
