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Universidad de Salamanca
GIR “Historia Cultural y Universidades Alfonso IX”
(CUNALIX)
 
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Proyección de la Univ. de Salamanca en Hispanoamérica. Salmantinos en América

Historia de las Universidades. Proyección de la Univ. de Salamanca en Hispanoamérica

La Universidad de Salamanca también educó para América a multitud de estudiantes que allí prestaron su colaboración en una gran labor de evangelización, cultura y gobierno, al servicio de aquella sociedad.Se forjaron bajo la dirección de los maestros salmantinos, no pocos muy brillantes, y hasta tierras hispanoamericanas llevaron la semilla de tan alto saber, que un día floreció en naciones libres y hombres de bien.

En cuanto a su profesión o facultad en que se habían formado, los hay teólogos, juristas, tanto canonistas como legistas, graduados en ambos derechos, algún médico, y artistas o filósofos, e incluso gramáticos.

La mayoría de ellos salió de los colegios conventuales.  Rumbo a América desfilaron salmantinos de órdenes religiosas, de casi todas las incorporadas a la Universidad de Salamanca.  También es apreciable el desfile procedente de los colegios mayores.  Hay algunos de los colegios menores.  No faltan de las órdenes militares.  Y son bastantes los manteístas, o sea el grupo escolar no colegiado y que figura en la matrícula general salmantina por facultades.

Nuestros salmantinos desempeñaron en Hispanoamérica toda una gama de actividades en pro de la evangelización y de la cultura.  Muchas diócesis españolas, desde las primeras, fueron regentadas por egresados de las aulas salmantinas, y también numerosas reales audiencias.  Los vemos igualmente en calidad de virreyes, gobernadores, y desempeñando otros cargos eclesiásticos y civiles, y dentro de las órdenes religiosas como provinciales, priores, profesores, misioneros.  Sobresalen los que se vincularon a las universidades como fundadores, visitadores, reformadores y legisladores, rectores, cancelarios, catedráticos, estudiantes, y en otras funciones de la vida académica.  Ellos enlazaron vitalmente a aquellas jóvenes universidades con la madre Salamanca.  Muchos hijos de la Alma Mater salmantina impulsaron también la educación en los primeros niveles, a través de la fundación de doctrinas, escuelas, colegios, y con la elaboración de catecismos, cartillas y gramáticas, en lengua castellana y en lengua indígena.

Recordemos ahora brevemente a algunos de estos alumnos de Salamanca más importantes: En Santo Domingo, donde se fundó la primera Universidad de América, resonó la voz de fray Antonio de Montesinos, OP, en defensa de los indios.

En el virreinato del Perú: el apóstol fray Vicente Valverde, OP, primer obispo del Cuzco; el pacificador Pedro de la Gasca; el gobernador Lope García de Castro; santo Toribio Alfonso Mogrovejo, el gran arzobispo de Lima, reorganizador de la Iglesia de Suramérica. Recordemos también a los siguientes catedráticos de la Universidad limeña: los dominicos fray Antonio de Hervias, rector, fray Juan de Lorenzana, fray Bar­tolomé de Ledesma, discípulo de Vitoria en Salamanca, catedrático de prima de teolo­gía en México y Lima, donde actualizó el pensamiento del maestro; el agustino fray Luis López de Solís -que luego pidió universidad para Quito-, y Diego de León Pinelo, también rector, que nos trazó una defensa florida y elegante de la Universidad de Lima, en que la canta como muy hija de Salamanca; el rector, visitador y reforma­dor fray Pedro Gutiérrez Flores, de la Orden de Alcántara.

En el virreinato de México: Hernán Cortés, el conquistador; Antonio Rodríguez de Quesada, primer rector de la Universidad, oidor de la real audiencia; Francisco Cervantes de Salazar, el catedrático de retórica del primer claustro universitario, que tuvo a su cargo la lección inaugural de las cátedras y que en su Diálogo sobre la Universidad hace una feliz comparación con la Alma Mater salmantina, que ve reproducida en su filial de Ultramar; Bartolomé Frías de Albornoz, también catedrático de su primer claustro, así como el agustino fray Alonso de la Veracruz, discípulo de Vitoria, cuya doctrina difundió en la mexicana; el dominico fray Bartolomé de Ledesma, que luego fue también catedrático en Lima, como vimos, y en su primera actuación americana lo había sido en la Universidad primada, de Santo Domingo; Pedro Farfán, figura cumbre de la proyección salmantina en Hispanoamérica, autor de la piedra angular del derecho universitario mexicano, y a su vez de otras universidades que se inspiraron en las prácticas de México; los dos famosos prelados reformadores, Pedro Moya de Contreras, y principalmente Juan de Palafox y Mendoza, cuyas constituciones tuvieron tanta repercusión en la mexicana y en sus filiales que se inspiraron en su estructura y espíritu; Juan de Cervantes, mexicano, catedrático de Sagrada Escritura; y el también mexicano, famoso dramaturgo Ruiz de Alarcón; fray Bernardino de Sahagún, franciscano, famoso historiador, padre de la antropología americana; Diego López Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, rector de la Universidad de Salamanca y luego virrey de México.

Diego López Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, rector de la Universidad de Salamanca en 1615-1616 y virrey de México en 1640-42 (Museo Nacional de Historia, México).

En Santafé de Bogotá: el arzobispo Fernando Arias de Ugarte, santafereño, cola­boró en la composición de los primeros estatutos de la Tomista, de sabor salmantino, y luego fue protector de la naciente Universidad de San Francisco Xavier, de Charcas; los jesuitas Alonso de Medrano, Martín de Funes y Diego de Torres Bollo, figuran entre los primeros fundadores del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, base de la Universidad Javeriana, y colaboraron en la realización universitaria; Fernando de Pedroza y Meneses fue catedrático de prima de cánones en el Colegio Mayor del Rosario.

En Quito: el obispo fray Luis López de Solís, OSA, pidió universidad, y otorgó constituciones al Colegio-seminario de San Luis, base de la Universidad de San Gregorio; el obispo José Pérez de Calama elaboró un plan de estudios progresista para la Universidad de Santo Tomás, reorganizada en Universidad pública.

En Chile: el primer intento de fundación universitaria para la ciudad de Concepción partió del obispo fray Antonio de san Miguel, que luego fue también el primero en interesarse por la fundación de universidad real en Santiago de Chile.

En Guatemala: el obispo agustino fray Payo de Ribera hizo la mejor apología de la fundación universitaria.

En Venezuela: recordemos al obispo fundador de la Universidad de Caracas, Juan José Escalona y Calatayud; en Mérida, Hipólito Elías González reorganizó el seminario, base de la Universidad, y más tarde el obispo Santiago Hernández Milanés le dio nuevo impulso y organización y logró la real cédula que lo erigió en Universidad.

Juan José de Escalona y Calatayud, que pasó por las aulas salmantinas. A él correspondió el logró de la fundación de la Universidad de Caracas en 1721, y le dio constituciones (Universidad Central de Caracas).

En Argentina: el obispo franciscano fray Sebastián Malvar, que apoyó el proyecto de universidad para Buenos Aires, ante la corona; el prócer y creador de la bandera argentina, Manuel Belgrano.

En Córdoba (Argentina): fray Pedro Guitián y Arias, OFM, fue catedrático de la Universidad, canciller en propiedad, vicerrector, rector interino, y reorganizó la cordobesa en la etapa franciscana.

A todo lo anterior hay que añadir el recuerdo de la presencia espiritual del maestro Francisco de Vitoria en América, a través de su doctrina y de sus discípulos. Es uno de los aspectos más amables y fecundos de la proyección de la Universidad de Salamanca en Hispanoamérica. Sus famosas relecciones De indis y De iure belli son una de las más ricas aportaciones a esta proyección salmantina. Es un tema muy estudiado, por especialistas de relieve. Por eso aquí sólo me limito a recordar el gran aporte de esta figura señera, y de su escuela, representativa del Alma Parens de Hispanoamérica. Aunque no pisó Vitoria las jóvenes tierras hispanoamericanas no por eso estuvo menos presente que los demás hijos de Salamanca que en ella actuaron, no pocos discípulos suyos, que difundieron su doctrina. Estuvo el maestro Francisco de Vitoria, y sigue muy presente, a través de la proyección luminosa de su pensamiento, creador del derecho internacional, que ha hecho posible el entendimiento entre los pueblos de buena voluntad y ha facilitado las mutuas relaciones de justicia y de caridad.

La ciencia teológica y la ciencia jurídica trabajan juntas en Salamanca, trabajan en equipo, como diríamos hoy. Surge así la famosa escuela teológico-jurídica española, la escuela Española de la Paz, de tanto influjo en Europa y en los problemas de América, que se abría paso a la civilización. Las aulas salmantinas irradiaron normas humanitarias y cristianas para tratar a los indios. Las doctrinas salmanticenses contribuyeron a la madurez social y cultural de América, y su espíritu es, en definitiva, la base de la libertad de sus pueblos. La independencia de los pueblos hispanoamericanos de la metrópoli también resulta de la aplicación lógica de la doctrina sobre la soberanía popular formulada, defendida y configurada por los mentores de la Escuela Española de la Paz, especialmente Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Juan de la Peña, Bartolomé de Las Casas, Francisco Suárez.

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