EL PAÍS 05/04/2020 [Noticia seleccionada y comentada por: Paula Martin Sotillo. Grado en Trabajo Social]
Linda, Mamadou y Julhas, tres inmigrantes de diferentes procedencias, pero que actualmente viven en varios barrios de Madrid, nos cuentan cómo desde el confinamiento las vidas de muchos inmigrantes, como ellos, se han visto afectadas bastante más que las de la mayoría de la población. Si antes de esta crisis muchos ya vivían en situaciones muy precarias, tras el confinamiento estas situaciones han ido a peor. La mayoría de ellos son inmigrantes irregulares, por lo que tienen miedo de salir a la calle para realizar tareas como la de ir al supermercado. Por otro lado, la vida en los pisos patera (pisos en los que viven hacinados personas en situación precaria o irregular, entre los que no existe normalmente una relación familiar), donde muchos de ellos viven, tras el confinamiento se ha vuelto mucho más difícil. Además, muchos de ellos han perdido sus fuentes de ingresos, lo que significa que carecen de recursos económicos.
Tras el estado de alarma, el gobierno está desviando recursos a los sectores afectados por esta crisis. Sin embargo, la situación de extrema precariedad de los inmigrantes que están en una situación irregular, al no estar en España legalmente, no parece haber entrado en la agenda social del Estado. La vuelta a la normalidad se prevé lenta y compleja, por lo que es necesario que se adopten medidas que aseguren la supervivencia y bienestar de estas personas. En otros países se han dado algunos pasos. En Portugal, por ejemplo, el gobierno ha regularizado a todos los inmigrantes pendientes de autorización de residencia, para que así puedan tener acceso a los servicios de salud y al subsidio de paro en caso de despido.
https://elpais.com/sociedad/2020-04-04/solo-podemos-comer-una-vez.html