Piedras de Papel 04/01/2018
Desde ya décadas la presunta relación que tiene la inmigración y la delincuencia se encontraron en el centro del debate público siendo a menudo una mera excusa para difundir y reforzar actitudes y comportamientos xenófobos y racistas. Por tanto, cualquier evidencia empírica que esclarezca este fenómeno es de gran importancia e interés. Los datos recogidos en el marco del estudio CILS4EU indican claramente que contra lo que se suele pensar, los hijos de los inmigrantes tienen una menor propensión a involucrarse en comportamientos que socialmente se consideran no deseables (robar, portar armas, dañar objetos ajenos, fumar, beber). Las determinantes este interesante fenómeno quedan por descubrir. Entre varias hipótesis por contrastar destaca la de una mayor coherencia de las comunidades étnicas que implica un mayor control social. Pasar al articulo