El País (9/04/2018). [Noticia seleccionada y comentada por Antia González Figuiera, alumna Erasmus Grado en Sociología]
Chile es el país latinoamericano al que más inmigrantes llegaron entre 2010 y 2015. La haitiana, pese a no ser la más numerosa, es la que más ha crecido en menos tiempo (1.649 haitianos llegaron en 2014, 73.098 de 2017). Unas cifras que no cesan de aumentar incluso a pesar de la distancia y diferencias que separan ambos países, y es que como atestiguan muchos haitianos afincados en Chile, “está(n) dispuesto(s) a cruzar cualquier frontera para encontrar su bienestar (…) porque ya no tiene(n) fuerzas para resistir la situación en su país”.
El problema es que la ley de inmigración chilena, que data de 1975, no está adaptada al contexto actual: fomenta el racismo ya existente hacia la comunidad de color y no facilita la inserción. De hecho en los últimos meses se multiplican situaciones indignantes (dos muertes por desatención, 62 deportados, …). Por ello, el gobierno deberá tomar riendas en el asunto, modernizando el control y acogida de esta inmigración que ha llegado para quedarse.