EL PAÍS 16/03/2020 [Noticia seleccionada y comentada por Irene Corroto Aparicio. Grado en Trabajo Social]
El uso político de la inmigración para hacer posicionarse a la sociedad y obtener sus votos no es una novedad, haciendo uso de los ya conocidos estereotipos y prejuicios para justificar la toma de las políticas más restrictivas en los países; sin importar la veracidad de éstas y criminalizando hasta las situaciones de vulnerabilidad de los propios refugiados demandantes de ayudas humanitarias.
Esto hace que las verdaderas víctimas de la discriminación y recorte de derechos se conviertan en el “enemigo que busca acabar con el bienestar de los países que los acogen”.
En el caso de España, un estudio demostraba que el voto a Vox se concentraba en los municipios con más inmigración, pero no en los barrios donde la población nacional convive directamente con la inmigrante. Además, en las encuestas se demostraba que existía una preocupación por la inmigración, que disminuía con creces cuando la pregunta era enfocada a la visión de la inmigración como un problema personal.
Entonces, ¿cómo es posible la obtención de tantos votos?
El discurso anti- inmigración se basa en un “fantasma” construido por todo el arsenal de estereotipos y prejuicios que divulgan esta clase de partidos, ya que han llegado a cobrar gran importancia, incluso en países donde la inmigración supone cifras muy bajas en comparación con el total de su población (véase Hungría o Polonia).
Aunque la inmigración sea un gran recurso político, no sirve por sí solo para sostenerlos, por lo que reúnen todos los “miedos” y “amenazas” que existen en la sociedad para darles la vuelta a su favor y conseguir crear una preocupación y malestar colectivo que busque su ayuda por medio del voto. Utilizando a cualquier colectivo para justificar su exclusión por motivos de diversidad, igualdad o cualquier otra razón que no los haga “merecedores” de derechos; se crea la conciencia del “ellos y nosotros”, debiendo proteger las raíces y tradiciones con el fin de evitar una fusión que implique la pérdida de “exclusividad”; aumentando así las diferencias con el resto.
En conclusión, en esto se basa la politización de la inmigración: para estos partidos, es un peón más en su búsqueda de votos, pudiendo ser cualquier otro colectivo o situación social susceptible de crear polémica con los adecuados prejuicios y datos falsos; lo que les dota de mayor peligrosidad, pues sólo provoca desigualdad, pérdida de derechos o estigmatización; invisibilizando lo más importante: las personas.
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