Historia de vida realizada por Andrea Gañán Cristos (Estudiante del Grado en Trabajo Social)
Aurelia Martín González es una mujer de 50 años de edad, actualmente casada y con dos hijas, Leticia y Sandra. Vive en un pequeño pueblo al norte de la provincia de Cáceres de poco más de 200 habitantes, llamado Huélaga, en la Comunidad Autónoma de Extremadura.
Aurelia es la más pequeña de cinco hermanas, nacidas todas ellas en Francia tras la emigración de sus padres en los años 60, retornando estos ya con familia a España cuando ella cumplió los 14 años. No obstante, Aurelia posee actualmente únicamente la nacionalidad española.
La presente historia de vida comienza con la emigración de los padres de Aurelia en los años 60 a Francia, concretamente a una ciudad situada al noreste, llamada Bar-le-duc.
En aquella época, la Francia de principios de los años 60 y hasta la mitad de los años 70, se caracterizó por un gran crecimiento económico, tratándose de una etapa de recuperación y modernización. Este crecimiento económico vino en parte favorecido por la creación de CECA en 1951 que sería a su vez el embrión de la futura CEE que vería luz tras los Tratados de París de 1957 que a la postre se transformaría en la Unión Europea. No obstante, no hay que olvidar que al comienzo de los años 60, Francia seguía sumergida en los procesos de independencia colonial que tantos problemas económicos y sobre todo sociales le acarrearían como se pudo observar con la Guerra de Independencia Argelina que acabó desembocando en el nacimiento de la V República en 1958 con De Gaulle como cabeza unificadora y centralizadora de una Francia que en aquel entonces comenzó a tener como prioridad el fortalecimiento de la recién formada Comunidad Económica Europea.
Este cambio en la política francesa, propició la llegada hasta el país galo de un gran número de inmigrantes europeos sobre todo de España, Italia o Portugal, que ascendían a casi 700.000 personas en los años 70. Pero a su vez, con el proceso de descolonización, también llegaron hasta Francia un gran número de inmigrantes de Argelia o Túnez. Por tanto, se puede observar un cambio político importante al pasar de ser un país colonial a un país que comienza a abogar por el fortalecimiento de Europa como potencia económica. Pero aunque fuese una época de fortalecimiento económico, Francia tenía graves problemas sociales sobre todo a finales de la época de los 60 cuando se comienzan a percibir signos de debilitamiento económico al reclamar los estudiantes y los trabajadores junto a intelectuales como Sartre mejores condiciones de vida, salariales, mayor libertad o el fin del colonialismo, llegando esta serie de protestas a la huelga general de Mayo del 68.
En aquellos momentos, los españoles representaban la primera población extranjera en Francia con más de 600.000 personas en el año 1968, sin contar con los miembros de las segundas generaciones.
Por otro lado, España estaba inmersa en un régimen franquista, caracterizada la época por las migraciones del campo a la ciudad y hacia Europa. El éxodo rural por falta de trabajo, provocaba que también faltara el empleo en las ciudades, por lo que el gobierno, utilizó la emigración para intentar frenar el creciente paro del país, pactando con los países europeos que eran económicamente más fuertes en esos momentos y camuflando de ese modo las carencias económicas de España tras el fracaso del intento de autarquía.
Regresando a la historia de vida, los padres de Aurelia procedían de Agallas, un pequeño pueblo de la provincia de Salamanca que en aquel entonces contaba con tan solo 800 habitantes. Tras la celebración de la boda en mayo de 1960, un mes después, es decir, en junio, al no tener ningún ingreso económico, decidieron emigrar de forma voluntaria, con la ayuda de un familiar que ya conocía Bar-le-duc con la idea de obtener un mejor medio de vida debido a las mejores condiciones salariales y de vida que había en Francia en aquellos momentos en comparación con su país natal.
No obstante, ellos era la primera vez que salían del país, sin conocer ningún otro idioma y además instalándose en una urbe que en aquel entonces contaba con más de 18000 habitantes, con lo cual, este cambio les provocó un gran impacto en su modo de vida al emigrar a un país extranjero con un idioma distinto y al instalarse en una ciudad de unas proporciones mucho mayores en comparación con su pueblo de origen.
El proyecto migratorio no fue preparado con mucha anterioridad, tras verse inmersos en la situación de no poseer ningún ingreso económico. Aun así, prepararon dos maletas de mano, y con la ayuda del familiar, compraron dos billetes solo de ida y se fueron a Francia sin ningún conocimiento previo del lugar de destino, pero con la idea de retornar al país de origen en algún tiempo futuro.
Una vez en Francia durante su proyecto migratorio recorrieron numerosos municipios durante 24 años, entre los cuales, trabajaron sin descanso de lunes a sábados en el monte, utilizando los domingos para encargarse de las tareas del hogar.
Tras estos años, los padres de Aurelia, habían conseguido ahorrar cantidad de dinero suficiente para poder acometer su idea inicial de retornar al país de origen. Es aquí donde comienza el proyecto migratorio de nuestra protagonista, Aurelia.
Aurelia nació en Francia, en Robert-Espagne, una población en la región de Lorena, distrito de Bar-le-duc. Durante su infancia fue muy feliz rodeada de sus padres y hermanas, ya que no se llevaban entre ellas más de dos años de edad, y por ello, podían jugar y divertirse juntas.
No obstante, su vida en Francia consistía en ir del colegio a casa sin ningún tipo de relaciones sociales con personas que no fuesen de su clase o de la comunidad en la que vivían. Estas relaciones sociales tan escasas, se debían a que sus padres trabajaban sin descanso teniendo que encargarse ella y sus hermanas durante las semanas de las tareas del hogar, y los sábados acompañar a su padre al monte. Aun así, Aurelia tenía dos muy buenas amigas, que además de vivir en la comunidad en la cual ella vivía, iban a su mismo colegio, y durante su escaso tiempo libre, lo pasaba junto a ellas.
Cuando ella cumplió los 14 años, sus padres habían comenzado a hablar unos meses antes con un familiar que vivía en Huélaga, municipio al cual retornaron. Al haber tenido una buena fuente de ahorros durante su estancia en el país vecino, decidieron comprar una finca, una casa y un coche, ya que el padre de Aurelia había venido en varias ocasiones a ver el municipio antes de decidir instalarse en él.
Una vez compradas todas las propiedades, decidieron retornar a España.
Eran los años 80, en España ya había finalizado el régimen franquista, dando lugar a un régimen democrático que permitía una mayor participación de la comunidad en la vida social y política. Además, se comenzaba a hablar de España como un país de inmigración ya que demandaba masivamente mano de obra para la industria y el sector servicios al encontrarse en esos momentos en plena reconversión industrial, preparando su entrada en Europa.
Otro de los aspectos importantes, fue el ingreso de España en la Unión Europea en 1986, por lo que permitía la libre circulación de ciudadanos, incrementando la llegada de residentes de países europeos y fomentando el retorno de inmigrantes españoles, implementándose restricciones para la llegada de personas de procedencia no comunitaria.
Aurelia era la menor de cinco hermanas, por lo que las dos hermanas mayores se quedaron en Francia, una de ellas por motivos de trabajo, y la otra porque ya se había casado en Francia y había formado allí su familia.
Los padres de Aurelia retornaron, pero ellas eran inmigrantes procedentes de Francia. Al no haber ingresado España en la Unión Europa todavía, ya que la inmigración se dio en el año 1984, encontraron muchas dificultades para poder adquirir la nacionalidad española, teniendo que ir en varias ocasiones a Sevilla.
Aurelia y sus hermanas, no conocían el lugar de destino, únicamente por lo que les había contado su padre, no obstante, la idea que poseían del municipio, coincidía con lo que se encontraron cuando llegaron.
Como hemos mencionado anteriormente, Aurelia no tenía muchas relaciones sociales fuera del colegio o de su familia, por lo que lo más duro del viaje y de dejar su país fue el desconocimiento del idioma, la comida y el dejar atrás a sus dos únicas amigas en esos momentos.
Los padres de Aurelia, hablaban a ellas y a sus hermanas en español, pero ellas al vivir en Francia eran francoparlantes, no querían aprender el idioma, advirtiéndole sus padres que algún día retornarían a España y debían comenzar a aprenderlo.
Una vez que ya residían en España, Aurelia era una niña muy vergonzosa, al tener únicamente 14 años. Su padre la llevó al colegio, al tener la gran dificultad respecto al idioma, acabó abandonándolo en el transcurso de un año y comenzó a trabajar desde los 15 años, regando las tierras de las parcelas que había comprado su padre. Aurelia pensaba que al no saber hablar español se iban a reír de ella, sucediendo todo lo contrario, ya que fue muy bien acogida por parte de los vecinos del pueblo que ahora son parte de su familia y amigos.
Otra de las grandes dificultades con las que se encontró Aurelia, fue la comida. Engordó 10 kilos al llegar a España, debido a que la comida de aquí es mucho más nutritiva, como podrían ser las legumbres. Además, de la añoranza por el pan de Francia que, según ella, no era igual que el de España.
Por lo tanto, los duelos más significativos por lo que pasó Aurelia, fue el duelo por los amigos, la pérdida del lenguaje o el idioma y la pérdida de los paisajes, la tierra y la comida.
Respecto a las fortalezas, Aurelia se sintió muy bien acogida, ya que la gente de aquí es mucho más sociable que la de Francia. Aquí podía jugar todo el día en la calle con sus amigos, y en Bar-le-duc, no salían de casa, únicamente para ir a la escuela.
Aurelia actualmente tiene 50 años, por lo que lleva 36 años en España, ha creado su propia familia al igual que sus dos hermanas, no teniendo en mente ninguna de ellas, la idea de regresar a Francia para residir. Además, otra de las hermanas que se quedó allí en Francia, inmigró también a España al poco tiempo, sin embargo, no a Huélaga, sino a Madrid, ya que ella estaba acostumbrada a vivir en una ciudad y no en un pueblo tan pequeño como al que retornaron sus padres.
Toda la familia, sigue visitando con asiduidad a la hermana que reside en Francia, para pasar las vacaciones junto a ella y con su marido e hijos, por lo que sus lazos con el país aún siguen vivos y siguen usando el idioma cada verano.
No obstante, siguen manteniendo actualmente, después de tantos años, muchas tradiciones de Francia, sobre todo en el tema de la comida, ya que siguen cocinando recetas tradicionales de allí o haciendo muchos dulces típicos, como tartas con nata y fruta, siendo una de las familias que mejor cocina del pueblo.
Por último, Aurelia comentó que le había merecido mucho la pena venir a España y que lo volvería hacer las veces que fuesen necesarias, no cambiando nada y pasando por todas las dificultades que se encontró.


