LAURA GARCÍA BLÁZQUEZ (Grado en Trabajo Social)
Realicé mis prácticas de Trabajo Social en la Unidad de Tratamiento del Alcoholismo (U.T.A), en Salamanca. La verdad que he visto pocos casos de personas inmigrantes durante el periodo de realización de prácticas, pero sí hay unos cuatro o cinco pacientes que tienen historia social y han querido iniciar un tratamiento de rehabilitación (La U.T.A. trabaja de forma ambulatoria, por lo que cumplir el tratamiento significa acudir a las consultas, a las terapias de grupo, dar negativo en los controles y tomar la medicación prescrita por el médico-psiquiatra, si éste lo considera oportuno) en esta unidad, aunque en algunos casos se haya visto interrumpido por diversas cuestiones personales de cada usuario. De esos cinco casos, dos han sido personas de origen marroquí. Una de ellas no realiza el tratamiento de manera continuada, es decir acude durante unos meses, desaparece y luego vuelve; y la otra, que acudió a la primera entrevista con la trabajadora social, se le realizó historia social, se valoró el caso y se vio que había una problemática con el alcohol, y a la siguiente consulta no volvió. Otros dos casos, son personas colombianas, que se encontraban realizando el tratamiento de rehabilitación, debido a que estaba en juego la custodia de sus hijos, ya que hay una buena coordinación con la Gerencia Territorial de Servicios Sociales en materia de menores. Una de ellas, realiza el tratamiento con altibajos, un mes bien, un mes mal… Su situación en España se encuentra regulada por arraigo familiar, es decir, el padre de su hijo es español y, por lo tanto, el niño tiene nacionalidad española. La otra mujer, abandonó el tratamiento, marchándose de Salamanca.
Habiendo hecho una pequeña introducción de los casos de personas inmigrantes que he visto y he tratado a lo largo de mi periodo de prácticas, voy a extenderme contando el último caso que viví y el que sin duda más me impactó.
Se trata de un chico, originario de un país comunitario del este que viene acompañado de su pareja, española, y derivado por un Equipo de Salud Mental, para hacer una valoración de si esta persona tiene o no una problemática de alcohol.
En la Unidad de Alcoholismo, es necesario presentar el carnet de identidad y la tarjeta sanitaria (ya que al ser un recurso público es necesario estar en posesión de la tarjeta sanitaria pública del Sacyl, más concretamente, tener asignado un médico de Salamanca o de la provincia, o estar en posesión del justificante de que la tarjeta sanitaria está en proceso de ser enviada).
Ahora bien, este chico, presentó en la entrevista, la carta de identidad de su país y no presentó ningún tipo de tarjeta sanitaria, ni de documento que acreditara que estaba en proceso. En este caso, en un primer momento, no se podría haber tratado a esta persona, puesto que se entiende que su situación en España no está regularizada, pero, se le realizó la entrevista y se le realizó la historia social.
Este chico se quejaba de que se le estuvieran pidiendo esos documentos ya que él decía que su país formaba parte de la Unión Europea, y que él tendría que tener derecho a este tipo de recursos y servicios. Su acompañante se quejaba porque decía que que por ser inmigrante no le daban facilidades a la hora de atenderle, que era una persona con problemas que debían ser tratados, que tenía que tener derecho a la sanidad pública y ser escuchado por los diferentes profesionales especializados en el ámbito de las toxicomanías y de la Salud Mental, porque tenía serios problemas que solucionar. A medida que iba pasando la entrevista, el chico no ponía mucho de su parte por colaborar y por intentar explicarnos cuál era su situación y cómo se sentía, siendo su pareja la que hablaba la mayoría del tiempo, para poder comprenderle y ayudarle, pero la situación seguía siendo un poco extraña. Le fuimos haciendo preguntas, para llegar al foco de su problemática. El afirmaba que sí bebía, pero que había veces que le daban como una especie de “brotes” de agresividad, y su pareja nos explicó que le solían dar brotes cada cierto tiempo, que era una especie de ciclo y que le pasaba independientemente de haber tomado alcohol. A parte de este dato, hubo muchos otros durante la entrevista, que nos hicieron darnos cuenta de que esta persona no presentaba una problemática de alcohol u otras toxicomanías, sino que era un problema de Salud Mental que, debía tratarse desde un Equipo de Salud Mental. No obstante, en la reunión de equipo se expuso el caso y entre los profesionales que forman parte del equipo de la U.T.A, y decidieron volver a derivarle, al ser una persona que necesitaba otro tipo de tratamiento.
Lo curioso de este caso, es que esté chico, al preguntarle la profesión dijo que era “delincuente”, que había estado en la cárcel de muchos países, lo cual nos hizo llegar a la conclusión de que posiblemente, no estaría en posesión de la tarjeta de residencia ni de la tarjeta sanitaria por encontrarse en una situación irregular en España, debido a asuntos legales pendientes con la justicia. Este hecho, también nos llevó a pensar que quizá esta persona experimenta unos problemas de salud mental que pueden tener su origen en el estrés migratorio y la ansiedad que puede ocasionar el estar continuamente pensando que tu situación no es regular, que careces de un respaldo jurídico que posibilite una protección por parte del Estado hacia tu persona. Por ello, todos sabemos que aquellas personas que emigran de forma ilegal, deben atravesar una gran serie de miedos y problemas, lo cual provoca que muchas veces la vida en el nuevo país sea incluso más dificultosa que la que era en el propio, pudiendo desencadenar problemas de salud.
No obstante, se le hizo la historia social y nos pusimos en contacto con el Equipo de Salud Mental que le había derivado, para hablar sobre la entrevista y que dicho equipo lo tratara, ya que era un problema de Salud Mental lo que presentaba.
Palabras clave: inmigrante, carta de identidad, Salud Mental.