Durante la primera parte de la clase de hoy hemos estado debatiendo acerca de uno de nuestros mayores desafíos como futuros docentes y es lograr que nuestros alumnos estén motivados. Es muy común reforzar la motivación extrínseca, pero…¿qué ocurre en estas ocasiones? Normalmente, cuando no hay una recompensa frente a la tarea, terminan por dejarla atrás. A continuación trataré de explicar de manera muy simplificada cómo funciona la motivación en nuestro cerebro.
El sistema de recompesas del cerebro consta de tres fases. En primer lugar es necesario generar un deseo en nuestros estudiantes, lo cual podemos conseguir mediante juegos didácticos de aula. Este deseo activa una parte de nuestro cerebro que juega un papel muy relevante en el proceso del aprendizaje y se conoce como amígdala. Esta se excita y comienza a liberar una cantidad colosal de neurotransmisores, entre los que destaca la dopamina, que conecta el sistema límbico con el prefrontal generándose una invasión de dopamina a la corteza prefrontal. En este momento se inicia la segunda de las fases, la acción. En este caso se ponen en juego funciones ejecutivas como el autocontrol emocional, automotivación, organización-planificación de acciones, flexibilidad cognitiva, perseverancia…Por último, en la tercera fase, se produce un retroceso en el sistema límbico activándose de nuevo y liberándose serotonina.
Es importante construir un autoconcepto consistente del alumno frente a la tarea para que se enfrente a ella de una manera motivacional. Para ello debemos generar un deseo que lleve implícita una acción en la que el propio estudiante gestione su proceso de aprendizaje y obtenga una satisfación en la tarea con el fin de lograr un aprendizaje significativo.
Aquí os dejo la referencia de un artículo sobre el tema:
https://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/tdah-580/sistema-de-recompensa-11271
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