La lucha por la igualdad hoy en día no ha hecho más que empezar. Por ello, para conocer cuál es la situación de las mujeres en el sistema penitenciario español, se ha llevado a cabo un análisis del contexto de las que se encuentran privadas de libertad, a través de la práctica de una sucesión de entrevistas efectuadas por el equipo de apoyo jurídico de la Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía, el cual nos exhibe un estudio integral sobre la situación de las 3.468 mujeres privadas de libertad, quienes representan un 7,5% del total de la población penitenciaria.
Pues bien, la trascendencia vital de esta tesis integral radica en el génesis de que las mujeres privadas de libertad sufren una triple represión, tanto social, por la influencia de la quiebra del rol heteropatriarcal que le establece la sociedad, como las represiones personales y la propia condena penitenciaria.
Esta tentativa nos muestra que la lucha por la igualdad, así como, el amparo por los Derechos Fundamentales se trata de un menester indispensable cuando hablamos de ellas, debido al escenario de crueldad notoria en comparación al de los hombres.
Esto no lo digo sin conocimiento alguno, sino matizando las razones que a mi juicio resultan más significativas, como, por ejemplo, que ellas cohabitan en un mismo módulo, sin ningún tipo de sistematización y por ello mismo se les aplican de manera indistinta medidas de seguridad y control, no parece trascendente el motivo por el que se encuentren en prisión. Además, a las mujeres privadas de libertad se les reclama sumisión y son castigadas por cualquier tipo de conducta de rebeldía con la máxima dureza, por no hablar del repudio que soportan por parte de los hombres dentro de los centros penitenciarios.
Por todas estas conjeturas, y muchas otras, el propósito principal del estudio presentado en la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias en marzo de 2021 fue dar a conocer dicha condena agregada que sufren ellas y sobre todo llegar a conocer la impresión que les ocupa.
Asimismo, el estudio integral nos muestra que quienes poseen la sensación de discriminación con mayor peso aparece arraigada en los grupos de edad de las presas entre los 41 y 60 años, mientras que, entre las presas jóvenes y las más mayores se incrementa la necesidad de mejorar la atención en los programas de tratamiento. Aunque quiero recalcar que anterior al comienzo del análisis del estudio, ya podíamos referirnos a la discriminación de la mujer en los centros penitenciarios españoles, porque es asombrosa la carencia de publicaciones veraces que planteasen la reflexión de la situación de mujeres.
Para centrarnos en lo que nos ocupa, el estudio consistió en el envío de un sondeo de 40 preguntas, que se expidió a todos los centros penitenciarios españoles en los que se encuentran condenadas las mujeres, existiendo tres centros exclusivos para ellas, como son el Centro Penitenciario de Mujeres de Alcalá de Guadaíra, el Centro Penitenciario de Alcalá Meco – Madrid I y el Centro Penitenciario de Ávila, junto a las tres, de las seis, unidades de madres de la Administración General del Estado que se proyectaron para toda España y se encuentran en uso, como son el Centro Penitenciario de Aranjuez y la Unidad de Madres Victoria Kent, Centro Penitenciario de Mujeres de Alcalá de Guadaíra e Instituciones Penitenciarias Unidad de Madres de Palma de Mallorca.
Gracias a estas entrevistas se desenmascara la presencia de una disposición de clara desigualdad, debido a que los delitos de condena de las mujeres son procesados en nuestro sistema penal de un modo especialmente duro y que, al compararlo con las penas privadas de libertad de delitos cometidos entre hombres, se observa que en proporción las mujeres son condenadas más a prisión que ellos. A mi parecer esto viene de un problema de base que se llama sociedad heteropatriarcal.
Y esto viene reflejado del mismo modo en las labores totalmente sexistas que se promueven en prisión, para ellas se establecen quehaceres de costura, y para ellos en cocina, y no es porque las mujeres en prisión no demanden otras temáticas, sino que se trata de la falta de recursos económicos y disponibilidad del personal en los centros penitenciarios para mujeres, lo que entorpece la capacidad de ofrecer otro tipo de distribución o de oferta formativa.
Por último, una de las declaraciones más importantes y que debería remover la reflexión personal, se trata de la represión social, que ya mencioné con anterioridad, viene de la mano de un porcentaje agudo, ya que se trata de un 80% de casos de mujeres que se encuentran privadas de libertad las que han sufrido algún tipo de violencia machista. mujeres que se encuentran privadas de libertad las que han sufrido algún tipo de violencia machista.
Naiara Tejado Román
Línea de Intervención Penitenciaria y Derechos humanos
Clínica Jurídica de Acción Social