Periodistas clínicos: Medio ambiente y consumo responsable – “COVID-19: reducción de emisiones pero, ¿y la luz consumida en casa?”

3/04/20, 13:01

https://www.tiempo.com/noticias/actualidad/covid-19-coronavirus-y-el-consumo-deenergia.html

Estos días todos estamos oyendo como el gran beneficiado de esta crisis que ha causado el COVID-19 y, que ha llevado a muchos países a confinar a sus ciudadanos, es el Planeta Tierra, debido a que se han logrado reducir las emisiones de carbono. Si bien se han logrado reducir considerablemente las emisiones de carbono llegando, en algunas ciudades, a los niveles más bajos registrados en los últimos años; ¿qué pasa con el exponencial aumento del consumo de energía en los hogares?

El hecho de estar confinados en nuestros hogares hace que aumentemos nuestro consumo de energía. Si bien es cierto que esto depende de las condiciones climáticas, la geografía o nuestro estilo de vida, sí podemos decir que esta parece ser la tónica predominante. Esto se puede deber a múltiples factores, como el uso intensivo de la televisión o el ordenador, que lo usamos no solo para trabajar o estudiar, sino también como herramientas de ocio; también al mayor uso de lámparas, porque el hecho de pasarnos el día en casa y que podamos levantarnos más tarde al ahorrarnos el tiempo que tardábamos en llegar de casa al trabajo, hace que mucha gente se vaya más tarde a dormir, teniendo que hacer uso de estas durante más tiempo por las noches. Todos estos comportamientos lo único que hacen es que aumentemos la huella de carbono de nuestros hogares, con lo que podríamos estar compensando el descenso en las emisiones del tráfico rodado.

Con todo ello, la conclusión a la que llegamos es que, si bien es cierto que durante el tiempo de confinamiento, las emisiones de esos países se ven reducidas en un amplio porcentaje, este descenso se debe mayoritariamente al cierre temporal de actividades industriales así como al descenso de la demanda del petróleo y la disminución de los viajes aéreos; porque como hemos visto, la reducción de las emisiones del tráfico rodado están compensadas con el aumento de la energía consumida en los hogares. Pese a ello, es previsible que, una vez se levanten estas medidas, las empresas intenten recuperar el “tiempo perdido”, aumentando su producción, con lo que únicamente se conseguiría un “efecto rebote”.

En definitiva, si con el levantamiento del confinamiento las cosas vuelven a la “normalidad”, no habrá nada que celebrar; ya que tal y como hemos dicho, aunque las emisiones de carbono se estén reduciendo, es previsible que, tan pronto como la actividad industrial vuelva a funcionar, exista un notable repunte, aumentando de forma drástica. Por ello, desde aquí hacemos un llamamiento a los lectores para cambiar nuestra forma de consumo, para así lograr reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o, al menos, mantenernos en los niveles registrados durante el tiempo de confinamiento, ya que es la única manera de salvar nuestra casa, el Planeta Tierra.

Jaime Castaño Hernández

Línea de Medio ambiente y Consumo responsable de la Clínica Jurídica de Acción Social

Periodistas clínicos: Medio ambiente y consumo responsable -¨La humanidad es el virus, no el COVID-19¨: ¿es el momento de hablar de ecofascismo?”

3/04/20, 6:34

https://www.elconfidencial.com/mundo/2020-04-01/ecofascismo-humanidad-viruscoronavirus_2525411/

Sin ninguna duda, uno de los beneficiados de esta pandemia global es el medio ambiente. La reducción de emisiones contaminantes derivada de la paralización de la producción, así como del menor uso de los medios de transporte a motor y la bajada de la demanda de petróleo ha provocado una mejora notoria de la calidad del aire en aquellos lugares del mundo donde la población se encuentra confinada en sus hogares.

Muchos son ya los que afirman que el verdadero virus es el ser humano, y que el COVID-19 ha sido enviado por la propia naturaleza, que está comenzando a rebelarse contra la especie humana.

Sin embargo, muchos activistas climáticos ya han dado la voz de alarma: celebrar una catástrofe de esta índole contra los seres humanos y justificar un número elevado de muertes, que en este caso, recae sobre los más débiles, alegando que somos demasiados y los recursos del planeta tierra son limitados, son ideas provenientes del llamado ¨ecofascismo¨, algo totalmente contrario a los objetivos perseguidos por los activistas climáticos, pues su verdadero fin es salvar vidas.

No es necesaria la muerte ni la destrucción para salvar al planeta, lo que se necesita es un cambio, pues tomar el primer camino, no es una forma de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Este tipo de ideología vindica la muerte de los débiles para intentar paliar las consecuencias del cambio climático, reducir la población para que solo queden los fuertes, algo totalmente en contra de los principios de la justicia climática. No existen dudas de que se trata de una ideología peligrosa, que poco a poco está cobrando mayor protagonismo en la sociedad, en la que demasiados piensan que el COVID-19 está siendo la ¨cura¨ del planeta y la enfermedad son los humanos.

Ya han existido diversos ataques terroristas en los que se ha masacrado a seres humanos justificándose, entre otros motivos, por el daño al medio ambiente, defendiendo que eliminando a la población, se conseguirá un modelo social más sostenible, como por ejemplo en el tiroteo en El Paso y el ataque terrorista en Christchurch (Nueva Zelanda)

Aunque a corto plazo apreciemos una mejoría en la calidad del aire en diversos lugares del planeta, no tardaremos en conocer de nuevo resultados negativos para el medio ambiente, ya en Wuhan la basura cuadriplicó sus cifras, proveniente del material sanitario utilizado durante la pandemia, algo que ocurrirá en todos aquellos países que han resultado más afectados por la misma y que están adquiriendo una gran cantidad de materiales sanitarios. En definitiva, el COVID-19 no va a salvar al planeta, puesto que ya muchos países están pidiendo aplazar en las agendas internacionales asuntos relacionados con el cambio climático, para priorizar el crecimiento económico.

La conclusión que obtenemos ante esta situación es que no cabe justificar la muerte de miles de seres humanos para salvar al planeta tierra. Ese no es el camino.

Ana María Gómez García

Línea de Medio ambiente y consumo responsable de la Clínica Jurídica de Acción Social.