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Flujos de contratos temporales e indefinidos en España desde 1985

En 1984 se produjo en España un cambio aparentemente pequeño en la regulación de los contratos temporales: se permitió usar un tipo de contrato temporal (llamado Contrato Temporal de Fomento del Empleo) no sólo para las necesidades temporales de mano de obra de la empresa, sino también para necesidades permanentes.

Aunque los contratos temporales ya existían con anterioridad, es con este cambio legal con el que la tasa de temporalidad inicia una senda ascendente que llega a su máximo en los años noventa en el sector privado, con un 46 por cien para las mujeres y un 39 por cien para los hombres. En el sector público, la evolución de la temporalidad es diferente y alcanza sus máximos una década más tarde, pero ese tema lo trataré en otra entrada porque merece un análisis detenido. En todo caso, para los interesados, el siguiente gráfico muestra la evolución de la tasa de temporalidad desde que la Encuesta de Población Activa proporciona esta información (1987) hasta el último dato publicado (2018T4), por sexo y por sector. Seguramente lo más llamativo de este gráfico (centrándonos en el sector privado) es el rápido incremento inicial y la velocidad de la reducción una vez se entra en la gran recesión.

TasasTemp_2018Q4

El anterior gráfico compara stocks, es decir, cuántos contratos temporales había en un cierto momento (cada trimestre del año) en comparación con el total de contratos que había en ese mismo momento. Una de las cuestiones que más preocupa en España es el gran volumen de contratos temporales que se firman y que, al parecer, este volumen ha crecido “mucho” a lo largo del tiempo y, en especial, en los últimos años a través de contratos temporales muy cortos.

Para hacernos una idea de esta cuestión el gráfico siguiente muestra el flujo bruto de contrataciones por tipo de contrato a partir de los datos del Registro de Contratos, que hace públicos todos los meses el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE, antiguo INEM).

Graf2_TCPC

Se aprecia un volumen creciente de la contratación temporal con tres fases: 1) se dobla el flujo bruto de altas de contratos temporales de 1985 a 1994, desde unos 200.000 a unos 400.000; 2) prácticamente se triplica desde unos 400.000 en 1994 hasta alrededor de 1,2 millones en torno a 2005-2006; 3) la gran recesión se abre con un cierto descenso y un incremento sostenido desde 2012 hasta alcanzar en torno a los 1,8 millones al terminar 2018. Estas cifras se corresponden con la tendencia, si bien los datos oscilan fuertemente alrededor de esta tendencia. Esta oscilación ha aumentado de manera clara a lo largo del tiempo y, desde 2012, vienen a suponer subidas y bajadas mensuales en torno a los 400.000 contratos temporales.

¿Qué ha sucedido los contratos indefinidos? Una pauta no muy diferente, si bien la primera fase parece prolongarse hasta el inicio de 1997, con unas altas brutas de indefinidos por debajo de 50.000 mensuales. A partir de mediados de dicho año, comienzan a incrementarse, situándose en torno a 100,000 a principios de los años dos mil y se alcanza un pico por encima de las 200,000 contrataciones indefinidas a finales de 2006. Con la entrada en la gran recesión, las altas de contratos indefinidos disminuyen a la mitad y, desde 2014, comienzan a crecer hasta situarse en torno a 200,000 a lo largo de 2018.

El volumen de contratación temporales es tan abrumadoramente grande en comparación con la contratación indefinida que parecería que cada vez se usan más y más contratos temporales en relación con los indefinidos. Para saber si esa apreciación es correcta o no, el siguiente gráfico recoge la ratio de contrataciones temporales en relación con las contrataciones indefinidas (es decir, el cociente de las dos series que se veían en el anterior gráfico).

Graf1_TCPC

Este gráfico muestra que la evolución de esta ratio tiene dos fases. La primera es de ascenso desde valores en torno a 10 a mediados de los años ochenta hasta valores en torno a 25-30 a mediados de los años noventa. La segunda fase transcurre desde 1997 y parece oscilar en torno a 10. Es decir, durante el tiempo que estuvo creciendo la tasa de temporalidad (recuérdese el primer gráfico de la entrada) las contrataciones temporales pasaron de ser 10 veces más que las indefinidas hasta suponer entre 25 y 30 más. Una vez que esa tasa de temporalidad se estabiliza, la contratación temporal ha venido a ser unas 10 veces la contratación indefinida, con una bajada que se produce a finales de 2006 y que se corresponde con un aumento del flujo de altas de indefinidos y no tanto con una caída del volumen de contratación temporal.

En el segundo gráfico, se veía un claro aumento del volumen de la contratación temporal desde 2012 y un aumento de la contratación indefinida desde 2014. ¿Cómo se refleja esto en la ratio del último gráfico? Pues bien, la ratio parece estable desde 2012 a finales de 2014 oscilando entre 10 y 15, pero a partir de mediados de 2015 se va apreciando una disminución y en los datos de 2010 parece situarse ligeramente por debajo de 10. Así pues, aunque la contratación temporal tiene un volumen como nunca antes en el mercado de trabajo español, también la contratación indefinida está subiendo para alcanzar los máximos que había conseguido a mediados de la década de los dos mil.

Cualquier lector interesado por el mercado de trabajo español habrá notado cómo los cambios en la evolución de los flujos brutos de contratación temporal e indefinida coinciden con algunas de las reformas laborales realizadas en España (1994, 1997, 2006, 2012). Las que no parecen asociadas a cambios apreciables a simple vista en las series representadas son la de 2001 (una revisión de los incentivos a la contratación de 1997), la de 2002 (que creó el “despido exprés”) y la de 2010. Tanto la crisis de los años noventa (iniciada en 1993) como la gran recesión se asocian con alteraciones más o menos bruscas en las series, aunque la primera crisis se confunde con la reforma de 1994.

 

La cuestión de las reformas laborales y si verdaderamente han tenido impacto en el uso relativo de contratos temporales e indefinidos da para muchas entradas. Los interesados en el tema de las reformas laborales en España pueden consultar a continuación algunos de mis trabajos que resumen estos cambios y la investigación sobre sus efectos. Una advertencia final: están muy centrados en temporalidad y costes de despido, algo menos en negociación colectiva y el sistema de prestaciones por desempleo, y sólo un poco en la cuña fiscal. Lo siento, pero cuesta abarcarlo todo.

- La evolución institucional del despido en España desde un punto de vista económico (siguiendo el marco conceptual de Douglas North). Qué voy a decir yo, pero me encanta este artículo. Si sólo puede leer uno, lea este.

- La segmentación por tipo de contrato del mercado de trabajo español (en colaboración con Carlos García Serrano). Como se desprende del título, está muy centrado en la interacción entre la normativa de los costes de despido y los incentivos para usar la contratación temporal.

- Políticas de mercado de trabajo entre 2008 y 2013. Este trabajo analiza las reformas de 2010 y 2012, pero dentro de un marco más amplio considerando las políticas puestas en marcha como respuesta a la gran recesión. Aquí se puede encontrar información sobre la cuña fiscal y sobre el sistema de prestaciones por desempleo. También sobre los cambios en la negociación colectiva

- Políticas de mercado de trabajo implementadas como respuesta al primer momento de la gran recesión. Podría parecer que este trabajo sólo es la primera parte del anterior, pero no. Éste tiene una vocación más amplia y de más largo plazo. Incluye una discusión sobre los servicios de intermediación laboral públicos y privados (un tema que me apasiona). Contiene un cuadro resumen en un apéndice con los principales rasgos de las reformas laborales realizadas desde la aprobación del Estatuto de los Trabajadores en 1980.

NOTA / AVISO / PETICIÓN: Mientras preparaba esta entrada me surgió la duda de si antes de la reforma laboral de 1997 era obligatorio inscribir los contratos indefinidos en el Registro de Contratos o no. He buscado si era así, pero no he conseguido averiguarlo. Si antes de 1997 no era obligatoria la inscripción en el registro, entonces habría una infraestimación de contratos que podría explicar parte de la diferencia tan grande en el número de contrataciones indefinidas antes y después de ese año. Si alguien tiene información sobre esta cuestión, agradecería mucho si me la puede hacer llegar.

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