Cultura popular paranormal

16/01/16, 18:33

Personas médium son aquellas que de una manera u otra consiguen hablar con seres del más allá, que están en otros planos astrales o como quiera que se llame. En la cultura popular, sagas como la de Hellblazer, con sus diferentes etapas y autores han hecho que las médium, normalmente son mujeres y no lo digo yo, ya lo decía Allan Kardec (1804-1869), padre tórico y pedagogo también de los que se hacen llamar “espiritas”, espiritistas y demás jugadores de ouija que se ven o tratan de verse las caras y parte del espíritu con sus fallecidos y/o demás entes del submundo, el inframundo o por qué no, el purgatorio, que es donde parece que residen este tipo de condenados a la no muerte de espíritu por unos u otros motivos.

Iker Jiménez, que continuó para la cultura popular española, con la figura, ahora mediatizada hasta el extremo de mano de un grupo tan ávido de cultura y progreso como Mediaset, de gente como Jiménez del Oso, nuetro Carl Sagan particular, con bastante menos estilo que Cebrián con su Rosa de los Vientos (hablo de Iker Jiménez, al que nunca perdonaré por vender su alma al diablo y cerrar con la SER, sí, como Lama y compañia), logró poner de nuevo entre los corrillos de la cultura popular española a autores como Antonio Ribera, padre de la ufología en España y desenterró mitos como el del Arca de Noé en el Monte Ararat o las Líneas de Nazca, mitos como digo, que esconden epopeyas lejanas tan bellas que sólo por eso, merecen ser recordadas. No es necesario decir que ese tipo de televisión, por criticable que sea por los espectadores de la 2, bien merece un aplauso como desengrasante de telemierda diaria. Siempre prefiero conocer las últimas conspiraciones de Santi Camacho o el nuevo objetivo del Club Bilderberg, que ver a Pequeño Nicolás triunfando en Espanistán de la mano de Telecinco y sus maravillosas programaciones VIP. La Demonología sin embargo, no ha acabado de triunfar tanto como las personas medium en España, algo que no acabo de entender. Es decir, ni siquiera Iker Jiménez podría impedir que el público prefiriera a Belcebú aparecido entre los cuernos de un macho de cabra alpina, antes que a Paloma Navarrete deambulando por una casa. Imaginemos la situación, luces del plató que tiemblan, olor a azufre que hace desmayarse a Carmen Porter, mientras que al otro lado del plató un tembloroso Santi Camacho toma apuntes agachado junto a la cabeza embalsamada de un Yeti y el escroto de un hombre lobo esculpido en oricalco. En ese momento, aparece por la puerta un macho cabrío con llamas entre sus cuernos, mientras Iker Jiménez, con la biblia en la mano y una tiza en la otra traza un pentáculo perfecto en el que se refugia con Enrique de Vicente. Este último recita extrañas letanías que hacen estremecer a la audiencia mientras el macho va devorando uno a uno a los cámaras con voracidad casi felina. Imaginemos por un momento esta situación y seamos justos, no es lógico que la demonología no tenga un papel más destacado entre la audiencia. Yo pido que eso se haga realidad lo antes posible y de verdad el público y la audiencia españolas y latinoamericana obtengan la dosis de información sobre ufología y temas paranormales de calidad.

Siempre será mejor someterse a 2 horas de este espectáculo que a 15 minutos viendo al Pequeño Nicolas con cara sonriente después de haber defecado en la cara de todos nosotros, ahora con audiencia masiva.

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