Amuletos y talismanes de Grecia y ROma

18/08/16, 12:30

Las imágenes protectoras de los posibles males fueron los amuletos preferidos por los pueblos griego y romano. Ejemplos de estas representaciones son las de los dioses Apolo, Júpiter, Isis, Anubis, Amón, Diana de Efeso, Ptath, Venus, Minerva, etc., que eran representados frecuentemente por el animal que los simbolizaba: el ciervo para Diana, el cisne a Apolo, el escarabajo para el dios Ptath, etc.

Asociada a esta tradición encontramos el uso de partes del cuerpo del animal como componentes de amuletos: dientes de jabalí, la lengua del zorro, el talón del puerco, la grasa del lobo, los plumajes de diversos pájaros, etc.

Plinio, historiador romano que aparecerá citado varias veces en esta obra, relata también la importancia de los símbolos astrales en la elaboración de amuletos.

Las bulas

Las bulas fueron amuletos fabricados por videntes muy apreciados por todas las clases sociales de la ciudadanía romana. Bula es un término proveniente del latín bulla, que significa burbuja que flota en el agua. Antes de ser portado por los ciudadanos fue un signo e a victoria para los guerreros, que las llevaban a modo de condecoración. Consistía en una especie de cápsula de metal, formada por dos placas cóncavas y una anilla pata ser colgada sobre el pechof a modo de medallón.

Los jóvenes de familias pudientes solían adornarlos con joyas o engarces de oro; los libertos, que habían sido esclavos, las elaboraban con cuero, y los miembros de familias aun más humildes hacían la bula con un simple nudo que ataban a una cinta y reposaba colgado sobre el pecho.

La glíptica

Los medallones, diademas, anillos y brazaletes con valor de amuleto se extendieron entre la población, dando trabajo a unos artistas llamados calvators o signarium, nombre de los artesanos grabadores de símbolos sobre aquellas piezas o piedras finas, soportes habituales de los amuletos.

El arte de grabar piedras preciosas tenia tres fases: una primera de pulimentación, que servía para dar la forma plana o convexa a la piedra; la segunda era la del grabador, que cincelaba las imágenes requeridas por el portador; la tercera y última correspondía al montador de las piedras sobre los soportes, oficio propio de los llamados compositores gensmarum.

En el caso de anillos, quienes se dedicaban a su montaje eran los dactilioglifos.

El conjunto de amuletos elaborados adquirió tal diversidad, que empezaron a denominarse por sus características comunes: así, se llamaron astríferos los que llevaban astros ( muy relacionados con el tarot gitano), quimeras los que se componían de partes de animales; caprichos los que mezclaban temas muy diversos; fantasías los que reflejaban caricaturas, etc.

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