¿Un dios guerrero?

14/03/16, 21:31

Entre jaras, lentiscos y viejos robles, con frondosas matas de helecho y retama, aparecieron las estelas que algunos autores como Almagro Basch han fechado en el Bronce Antiguo-Medio y que dieron en conocerse como; “ídolos tipo Hernán-Pérez”. Sierra de Gata fue en este caso el escenario de aparición de uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del norte de Extremadura y que hoy por hoy ha caído en el olvido de los fondos del museo provincial de Cáceres. Entre los ídolos y el fragmento de estela de guerrero enterrado, se encuentra uno de los ejemplos más conocidos de ídolo del bronce de nuestra cultura prehistórica. El conocido como “ídolo número seis” que representa para unos a un guerrero, por su alabarda de tipo carrapatas y que otros han interpretado como una divinidad. Este tipo de precisiones serán complicadas de argumentar para la historiografía, posiblemente imposibles, sin embargo no es el motivo de estas letras hablar del hallazgo en forma de análisis de las piezas, si no tratar otra cuestión diferentes. Lo que parece ser algo con escasa importancia para la cultura extremeña o al menos su cultura arqueológica, escasamente definida por otro lado, es fundamental en otro lugar. Concretamente en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) que abre su breve exposición de ídolos-estela con el maravilloso ídolo de Hernán-Pérez. Una pequeña justicia con esta pieza clave dentro del panorama arqueológico extremeño y que vino a confirmar el impresionante hallazgo que los trabajadores agrícolas conejeros hallaron en su dehesa boyal. Conocida como Majada y Bardal. Esta pieza es sin duda muestra de orgullo para la localidad, expresión de su importante potencial dentro de un hipotético circuíto arqueológico extremeño, pero también lo es para Sierra de Gata como comarca. Es más, debería ser vehículo para una campaña en defensa del patrimonio serrano junto con el Castillo de Trevejo y el Castillo de Santibáñez el Alto. No hay duda de que forma parte de ese pequeño Olimpo serrano de la cultura, pero destaca entre ellos como muestra de expresión humana y población del territorio.

Hay diferentes interpretaciones sobre esta pieza, sin embargo más allá de dioses o guerreros, una de las aportaciones más importantes de este conjunto arqueológico a la prehistoria ibérica es la consolidación de la idea de la delimitación territorial. El conjunto dolménico de Hernán-Pérez muestra con claridad una interrelación entre la vía de comunicación del viejo camino de Descargamaría, que no es sino el topónimo local de uno de los caminos que comunicaban la meseta castellana con los pastos de Sierra de Gata y los llanos extremeños. Ese camino, seguido en forma de toponimia como; “portillo”, “puerto viejo” o “vado viejo”, discurrió por el margen derecho del río Árrago, aprovechando una ruta natural del terreno que venía de Robledillo de Gata y continuaba hasta las cercanías de la actual Ciudad Rodrigo. Camino catastrado y hoy también necesitado de reivindicación como una auténtica ruta milenaria que fue desplazada al olvido con el surgimiento en la margen izquierda del citado río de las localidades de Descargamaría y Cadalso y el trazado de nuevos caminos.

Guerrero o diosa, lo que sí está claro es que hubo una población capaz de desarrollar este tipo de obras y monumentos megalíticos, que se asentaron aprovechando una ruta de paso y fértiles tierras rodeadas de ricas minas de mineral que hoy por hoy siguen recordándose dentro del conocimiento y las leyendas populares, como esa que dice que en la cueva de Tierras Hundidas entró un perro y salió despellejado en la ermita de Torrecilla. Leyendas que recuerdan a chascarrillos pero que han dado en identificar perfectamente una antigua galería aurífera romana que hoy por hoy sigue sepultada en el olvido y las zarzas. Recursos que deben ponerse en valor para consolidar un poco más nuestra propia riqueza histórica, nuestra propia conciencia como región cultural además de política.

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