EL PAIS 27/02/2019. [Noticia seleccionada y comentada por: Marta Torío Santamaría. Grado en Trabajo Social]
Durante décadas España, Europa y el mundo entero ha estado luchando por la paz y la concordia entre países y personas con el fin de alcanzar el honor y respeto inherente a cada ser humano y vivir en armonía unos con otros. Éste esfuerzo de convivencia promulgó la creación de pactos y convenciones como el Convenio de Derechos Humanos, la Convención sobre los Derechos del Niño, Convenciones de Derechos de Migrantes y Refugiados o los Pactos Globales de refugiados, todos ellos con el propósito de avanzar socialmente de forma positiva. En cambio a medida que pasa el tiempo parece que la sociedad cada vez es más egocéntrica y narcisista, constituyendo así un retroceso social y comportamental evidente.
En los últimos años, España se ha convertido en la primera puerta a Europa de personas migrantes y ha alcanzado un considerable aumento de niños y niñas que llegan a nuestro país sin la compañía de un adulto responsable de ellos, niños y niñas que huyen de la violencia y que debemos rescatar y proteger, defendiendo los Derechos del Niño y luchando por el no retroceso.
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