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Blog dedicado al fenómeno migratorio y étnico
 

Historia de vida de Sonia, colombiana en España

Historia de vida elaborada por Maialen Bueno Iturroz (Estudiante del Grado en Trabajo Social).

Sonia es colombiana, nacida en el año 1970, en la ciudad Cartago Valle del Cauca, ubicado en el norte del Valle del Cauca, también conocida como La Ciudad del Sol más alegre de Colombia, donde vivió hasta emigrar.

Vivía con su marido desde los 16 años, con el que formó una familia con dos hijos y una hija. Su vida no fue para nada sencilla, ya que fue víctima de violencia de género durante 14 años.

En el momento que empezó a recibir amenazas de muerte por parte de su marido, Sonia decidió dejar su familia e instalarse en casa de unas amigas, por miedo a que la matara. Es es este momento cuando se le presenta la oportunidad de emigrar.

En octubre de 1999 Sonia y sus amigas contactaron con varias personas de Bogotá, que fueron las que organizaron el proyecto migratorio de Sonia y otras mujeres. A cambio de prepararles el proyecto ellas tenían que pagarles una cantidad de dinero, la mitad antes de salir del país de origen y la otra parte al llegar al país de destino.

Ella no había trabajado nunca, dado que el que mantenía a la familia era el marido, de manera que cuando se vio económicamente vulnerable vio una salida en otro país, pensando que podría mantener a sus hijos con el dinero que ganase en España. Como ella no tenía ingresos fueron sus amigas las que la ayudaron económicamente para salir de Colombia.

El viaje se realizó dos meses después de contactar con las personas que organizaron el proyecto migratorio, es decir, el 27 de diciembre de 1999 es cuando tanto Sonia como las demás mujeres cogen el vuelo hasta Madrid, conociendo del país únicamente lo que les contaban las personas a las que pagaron.

Cabe destacar que la familia de Sonia no sabía de su intención de abandonar el país para emigrar a España, al igual que tampoco sabían que era víctima de violencia de género y que esa fue la razón por la que tomó la decisión. Asimismo, Sonia les contó a sus hijos y a su padre su proyecto migratorio un día antes del viaje, es decir, el 26 de diciembre, por miedo a las represalias que podría suponer que se enterase su marido.

Una vez que ella y las demás mujeres que viajaron a España aterrizaron en Barajas, tuvieron que pagar la otra mitad del dinero que debían y después cada una cogió un camino diferente, aunque en este caso, Sonia cogió el mismo camino que otra mujer del grupo. Decidieron montarse en un autobús sin conocer a dónde irían y acabaron en Ponferrada.

Los primeros días en la ciudad no fueron fáciles, no tenían dónde alojarse, no conocían la ciudad, tampoco tenían dinero para pagar un hotel/hostal, por lo que se vieron durmiendo en un parque durante una semana en pleno invierno, hasta que encontraron trabajo y pudieron alquilar una habitación para las dos e ir saliendo del paso durante los primeros meses.

Pero eso no fue lo peor. Una vez en España, Sonia no contaba ni con permiso de residencia, ni de trabajo, así que llegó al país siendo “ilegal” y estuvo en situación irregular durante cuatro años, pero pudo documentar que había vivido en Ponferrada durante esos cuatro años porque cuando llegaron a la ciudad se empadronaron y cuatro años después consiguió regularizar la documentación para poder reagrupar a sus hijos en un futuro próximo.

Una vez que consiguió regularizar su situación legal en España Sonia tuvo que ponerse en contacto con su marido, seis años después, para que él firmara un poder y así conseguir que sus hijos pudieran salir de Colombia.

Sin duda alguna para ella lo más duro del viaje no fue irse de su país de origen, sino dejar a sus hijos allí, ya que nunca se había separado de ellos, pero se vio obligada dadas las amenazas que recibía.

En cuanto a las dificultades, Sonia se encontró varias al llegar al país de origen. En un principio la situación de ilegalidad, pero ya no sólo eso, la cultura y el lenguaje español son muy diferentes a la colombiana, lo que le hacía sentir vulnerable, por lo que tuvo que hacerse a esa cultura tan diferente y a ese lenguaje, que según ella, es mucho más agresivo.

Y, en cuanto a las fortalezas, afirma que esta experiencia le hizo madurar rápidamente, crecer como persona y valorarse como mujer, en definitiva, esta experiencia la empoderó. Se dio cuenta que podía valerse por sí misma y que no tenía que depender de nadie, fue entonces cuando cambió completamente su forma de pensar y ver las cosas.

En el año 2005 Sonia volvió a Colombia para agilizar el trámite necesario para que sus dos hijos menores pudiesen salir del país y entrar de manera legal en España, el hijo mayor pudo venir a España antes con una carta de trabajo.

Después de ese viaje a Colombia ni Sonia ni sus hijos han vuelto. A ella le gustaría volver a vivir ahí, pero sus hijos tienen la vida hecha aquí y ellos no quieren volver a Colombia, de manera que ella ha decidido quedarse también aquí porque no quiere volver a separarse de ellos, ni de sus nietos, ni de su pareja.

Como reflexión final nos cuenta que si no hubiese estado amenazada por su marido se hubiese quedado en Colombia a vivir, pero que si la situación que vivía hubiese sido la misma afirma que hubiese realizado el proyecto migratorio de la misma manera, no cambiaría nada, porque esa experiencia le hizo ser la mujer fuerte y empoderada que es actualmente.

 

 

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