Historia de vida elaborada por Sonia Fernández Ferrero (Estudiante del Grado en Trabajo Social)
María es una mujer de 74 años que nació en el año 1946 en un pueblo muy pequeño del oeste de Zamora, España. En el año 1964 emigró a Goslar, Alemania.
En aquellos años España estaba en un régimen dictatorial al mando del General Francisco Franco, fruto de la Guerra Civil que sufrió el país en el año 1936. Los años sesenta fueron muy duros, ya que la posguerra había calado muy hondo en la sociedad, lo que produjo un acelerado cambio social. La población sufrió una fuerte emigración del medio rural a las ciudades, y a la Europa Occidental, en búsqueda de una vida mejor y sobre todo para ganar dinero que, en la mayoría de ocasiones, mandaban a sus familias en el país de origen.
Por el contrario, Alemania en los años 60 estaba mucho más desarrollada que España. Después de la Segunda Guerra mundial, Alemania quedó devastada pero sorprendentemente sufrió un “milagro económico” que describe la rápida reconstrucción y el desarrollo de la economía después de la Segunda Guerra Mundial. En el año 1965 la producción industrial era cinco veces mayor que la anterior a la guerra, y a principios de los años 70, se convirtió en la décima potencia industrial del mundo, debido a su alta productividad.
El 6 de octubre del año 1964, María, con solo 18 años, abandonó su país natal y se fue rumbo a Goslar una ciudad perteneciente a Alemania. María tenía una tía y una prima en Goslar y le ofrecieron irse con ellas a trabajar, y ella aceptó. Por lo que le mandaron un contrato a España para que pudiera viajar.
Para emigrar, necesitó una autorización de su padre debido a que en aquella época la mayoría de edad se alcanzaba a los 21 años, además de los papeles necesarios, necesitaba también un reconocimiento médico por parte del país de origen y otro del país de destino y el pasaporte que aún era necesario. Una vez tuvo toda la documentación en regla, puso rumbo a Goslar, Alemania. La emigración fue voluntaria por motivos laborales, promovida por la necesidad de trabajar para ganar dinero. En aquella época se ganaba mucho más dinero en Alemania que en España.
María trabajó mucho, durante la semana trabajaba en una fábrica de confección de caballero y durante los fines de semana trabajaba en un hotel. Cuando emigró no conocía nada del lugar, ni la lengua. Solo conocía palabras muy puntuales que le habían enseñado con anterioridad (por ejemplo: contar hasta 10 en alemán). Lo más duro del viaje para ella fue separarse de su familia, ya que, dejaba a su padre solo con sus dos hermanos de muy corta edad.
La vida en el país de destino la recuerda con entusiasmo y felicidad. Expresa que la gente de Goslar era maravillosa y que, además, había muchos españoles. Tiene un muy buen recuerdo de la comida típica de allí (las salchichas, la cerveza, etc.) Las dificultades que se encontró fueron el idioma y la moneda, diferentes a los de España. Lo que peor fue el idioma, aunque aprendió bastante rápido a dominarlo. La moneda también fue un cambio importante, aunque se le hizo fácil manejarla.
Finalmente retornó a España a los tres años. En principio vino de vacaciones, pero le caducaron los papeles, le salió un trabajo en San Sebastián y decidió no renovarlos y quedarse en España, cerca de su familia. María volvería a hacer lo mismo, no se arrepiente para nada de haber migrado, aunque recalca que lo haría en las mismas circunstancias (con la misma edad). Además, no cambiaría nada de su hecho migratorio.


