Historia de vida elaborada por Irene Corroto Aparicio (Grado en Trabajo Social)
Florín es un inmigrante rumano de 43 años que vino a España en 2002, hace 18 años. Con 25 años dejó su Orăștie natal (Distrito de Hunedoara , antigua Transilvania) y actualmente reside en Toledo (Castilla – La Mancha); donde conoció a su actual pareja, María, con la que formó una familia junto a los hijos de ella.
El motivo para abandonar su país fue el de encontrar un trabajo en el ámbito de la construcción y maquinaria, teniendo formación y experiencia laboral ya en su país; y así poder enviar parte del dinero a su madre.
Él mismo define su proceso de migración como “el sueño español”, ya que, aunque tenía un buen trabajo, quería viajar a España para tener unas mejores condiciones y dinero suficiente para comprarse una casa y formar una familia. Por otro lado, la situación de convivencia familiar no era muy buena, por lo que abandonó su casa y buscó un trabajo a los 16 años, teniendo independencia desde entonces.
Respecto a la preparación de su viaje, en un principio quería ir a Inglaterra o a Estados Unidos, pero debido a que muchos amigos y familiares estaban en España, decidió viajar allí primero.
Su entrada a España fue irregular (1), pues no tenía un contrato previo de trabajo ni permiso de residencia; viniendo en autobús hasta la frontera para coger otro que le dejase en Ocaña (Toledo), donde sus amigos le recogieron y le llevaron a Torrijos (Toledo).
Nada más asentarse en Torrijos, comenzó su búsqueda de empleo. No tardó mucho en encontrarlo, incluso tuvo varios empleos en distintas empresas de construcción; todos con un problema común: no le hacían un contrato legal de trabajo ni le daban de alta en la Seguridad Social, por lo que su sueldo era “en negro” y no podía regularizar su situación en España. Llegó sin saber nada de español, por lo que fue aprendiendo a medida que se relacionaba con sus compañeros de trabajo. Aunque contaba con el apoyo de sus amigos, echaba de menos a su familia, viviendo la ruptura con su pareja a través del teléfono; pues ella seguía en Rumanía.
En 2004 conoce a María, iniciando una relación que posteriormente hace que se mude con ella a Toledo capital. Tanto él como su pareja tuvieron serias dificultades en su relación, pues el exmarido de ella amenazaba con denunciar por “convivir con un rumano que ponía en peligro a sus hijos”; llegando a romper la relación ante el temor de perder a sus hijos (arrastraba un divorcio contencioso prolongado en el tiempo por obtención de la custodia); retomándola de nuevo un año después. Desde aquel episodio, no han vuelto a tener ningún problema con el padre de los hijos de María, pues ya no tienen relación con él, teniendo actualmente 23 y 19 años. Llevan conviviendo con Florín desde que tenían 8 y 4 años respectivamente.
Tras tener varios empleos cortos, en 2005 le hacen un contrato legal en una empresa de construcción, obteniendo la residencia. Por este motivo, decide traer al año siguiente a su madre utilizando el mismo método que él, además de hacer una reserva para ella en un hotel por si le paraban en la aduana. Estuvo viviendo con él hasta que decidió retornar en 2009, debido a presiones familiares desde Rumanía y por la dificultad de encontrar trabajo y aprender el idioma. Aunque al regresar encontró un trabajo en la industria de la repostería en Orăștie, Florín le sigue mandando mensualmente dinero para ayudarla (2).
Respecto a la crisis económica española, fue despedido en varios trabajos por los recortes de personal, pasando posteriormente a un empleo más duradero desde 2007 hasta 2012. Tras este empleo, fue contratado en Madrid por una empresa de transporte de materiales de construcción, siendo su empleo más duradero y satisfactorio, manteniéndose en la actualidad.
Cuando se le pregunta por las dificultades que encontró al llegar a España siendo extranjero, comenta los problemas de encontrar un empleador que quisiese “darle los papeles” y contratarle legalmente; pues muchos de sus antiguos jefes preferían “contratar” extranjeros para pagarles menos y siempre de manera fraudulenta. Además, cuando se hablaba en la plantilla sobre posibles despidos, temía ser el primero por ser extranjero.
En cuanto a la xenofobia sufrida, recuerda dos anécdotas que vivió con frustración e impotencia. En la primera, se encontraba descargando su camión en una de las empresas a las que llevaba material de construcción. Tras terminar, hizo un descanso y conversó con uno de los trabajadores, que, al observar a otros dos de origen rumano, espetó que “habían venido a quitarles el trabajo y que deberían irse a robar a su país”, no como él y Florín (Florín tiene un castellano fluido y ha asimilado muy bien el acento español, por lo que no se advierte fácilmente que sea rumano, ocurriendo lo mismo con su aspecto físico). En la segunda, se encontraba trabajando con una pala excavadora en una gravera, quedando un día atrapado en un foso sin poder mover la máquina por sí mismo. Pidió ayuda a los compañeros para que le sacasen, haciéndole caso omiso y teniendo que salir por sí mismo sin la ayuda de otra maquinaria. Nunca comentó ambas situaciones a sus superiores.
A pesar de las experiencias negativas, está contento de haber venido a España, pues tiene unas condiciones laborales y de vida mejores que en su pueblo; aunque ha regresado varias veces a Rumanía para visitar a su familia, celebrar la boda de amigos, o de vacaciones con su pareja. Intenta ir una vez al año, y si no es posible, paga el billete de avión a su madre para pasar las vacaciones de verano o Navidad en Toledo.
Disfruta mucho volviendo a ver a sus amigos de la infancia y sus primos, pues muchos han formado una familia y han tenido hijos. Lo que más le gusta al volver a Orăștie es comer la comida de su madre y organizar rutas para enseñarle los paisajes de su país a María. Con el dinero de la venta de su antiguo piso en su pueblo, han comprado juntos un apartamento para poder alojarse cada vez que vayan de visita a Rumanía. Aun así, no quiere volver a vivir de forma permanente en Rumanía, pues su vida está asentada en España, aunque no descartan en un futuro la posibilidad de irse a vivir al apartamento de Orăștie cuando María y él se jubilen.
(1) Cabe decir que, en ese momento, Rumanía aún no era un país miembro de la Unión Europea, convirtiéndose en país comunitario en en 2007.
(2) La diferencia entre el Euro y su moneda, el Leu, es notable, siendo 1€ =4’7 Leu aproximadamente.


