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Universidad de Salamanca
Blog dedicado al fenómeno migratorio y étnico
 

HISTORIA DE VIDA DE DANIELA

Historia de vida realizada por Paula Calvo Herrero (Grado en Trabajo Social)

Daniela, nació en Cuba en 1996, es una chica joven, con muchas ambiciones y ganas de vivir experiencias y aprender. Su familia es una familia humilde, acogedora y trabajadora. Conocí a Daniela en el 2016 cuando empezamos a estudiar el ciclo formativo de grado superior de Animación Sociocultural y Turística, desde entonces hasta ahora, hemos sido muy buenas amigas, he podido conocer a su familia y tengo que decir que siempre me han acogido como a una más y que sé que siempre tendré las puertas de su casa abiertas. Después del ciclo, Daniela comenzó la carrera de Magisterio de Educación Primaria, ella siempre quiso trabajar con niños y niñas con necesidades educativas especiales y, después de tres años de carrera, ahora más que nunca sabe que eso es a lo que se quiere dedicar. A pesar de haber nacido en Cuba, ella tiene la nacionalidad española. Tanto sus bisabuelos maternos como paternos eran españoles, cuando eran jóvenes decidieron emigrar a Cuba y allí nacieron sus abuelos y, después, sus padres. Fue con la Ley 40/2006, de 14 de diciembre, del Estatuto de la ciudadanía española en el exterior, decretada con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, por la cual los nietos de españoles que emigraron fuera de España podían obtener la nacionalidad española, cuando sus padres decidieron iniciar todos los trámites para obtener la nacionalidad española. Daniela y su hermana eran, por aquel entonces, menores de edad, por lo que adquirieron la nacionalidad española, estando aún en Cuba, una vez sus padres la obtuvieron. Los abuelos paternos de Daniela trabajaron algunos años en España debido a que tenían la ciudadanía española por ser hijos de españoles, así que siempre tuvieron, de alguna manera, una cercanía especial con este país. Su situación en Cuba era “privilegiada” comparada con cómo se vive allí. Tenían su propia casa, su madre trabajaba en una tienda de ultramarinos y su padre en un taller. Además, tenían familia que también había emigrado a Estados Unidos y que les ayudaban económicamente. A pesar de tener una situación “privilegiada” allí, sus padres deciden venirse a España para que sus hijas tuviesen muchas más oportunidades a nivel personal, formativo y laboral, ya que, debido a la dictadura, es muy difícil prosperar en Cuba. De hecho, todos los amigos que tiene allí están deseando irse para poder tener muchas más oportunidades y una mejor calidad de vida. El orden en el que Daniela y su familia emigraron a España fue el siguiente: primero su padre a finales del año 2010, luego su hermana y, finalmente, su madre y ella a principios del año 2011, cuando Daniela tenía 15 años recién cumplidos. Es un amigo de la familia el que ayuda a su padre y el que le apoya con todo el proceso migratorio, además, es quien le dice que se instalen en Santa Marta de Tormes, un pueblo muy cerca de Salamanca, les dice que es una zona tranquila y que está muy cerca de la ciudad, le busca un piso donde residir y su padre acepta encantado. En Cuba todavía se encontraban Daniela, su hermana y su madre, que tuvieron que esperar a que a su madre el Estado le autorizase para poder viajar ya que la tiendecita en la que trabaja pertenecía al propio Estado. Daniela y su hermana dejaron el colegio 3 o 4 meses antes de venirse, pensando que la tramitación de la autorización de su madre iba a ser mucho más rápida. La decisión que tomaron sus padres de migrar fue voluntaria, como nos cuenta anteriormente, sus padres querían buscar una mejor calidad de vida para sus hijas y que éstas pudiesen tener muchas más oportunidades. Para poder venirse a España ahorraron, aproximadamente, 6.000€. Ese dinero lo obtuvieron a base de ir guardando parte de sus sueldos, vendiendo los electrodomésticos y la casa, objetos de valor que tuviesen, etc. Estaban muy ilusionados, pero, cuando llegaron, se dieron cuenta de que esa cantidad de dinero que tanto les había costado ahorrar y que, para ellos, suponía casi una fortuna, en España apenas podían hacer frente a todos los gastos que traía consigo empezar una nueva vida de una familia de cuatro personas. Decidieron instalarse en Santa Marta de Tormes por lo que les dijo el amigo de su padre, pero ellos en realidad no conocían apenas nada de la ciudad ni del pueblo. Cuando le pregunto a Daniela qué fue lo más duro del viaje tanto para ella como para el resto de su familia, lo tiene muy claro. Para su madre, sin duda, fue dejar a toda su familia en Cuba, sin embargo, esto para su padre no fue tanto un problema ya que sus padres y sus hermanos estaban en la misma situación que ellos, de hecho, casi todos viven en Santa Marta, muy cerquita de ellos. Para Daniela y su hermana fue muy difícil dejar toda su vida social allí, con 15 años que tenía Daniela y 18 su hermana, el hecho de abandonar su grupo de amigos, sus novietes, parte de su familia de su misma edad, etc. fue algo que a ellas les costó mucho asimilar. Le pregunto a Daniela si algún miembro de su familia que también haya pasado por un proceso migratorio ha sufrido un duelo o le ha costado adaptarse al país de destino, me responde sin dudarlo que la hermana de su padre, su tía. Cuando la familia de su padre llegó a Santa Marta, a su tía le costó mucho establecer relaciones sociales fuera del núcleo familiar, comparaba constantemente la vida en España con la de Cuba, siendo mucho más feliz y completa su vida en su país de origen. Con el paso de los años logró adaptarse, conoció a su actual pareja, con quien es muy feliz y quiere formar una familia, y se niega a volver a vivir a Cuba. A pesar de que eche mucho de menos su país y sus costumbres, sabe que su calidad de vida allí jamás podría ser la que tiene aquí. Al llegar a España, a su madre apenas le costó encontrar trabajo, como mucho tardó unos tres meses y, desde entonces, nunca ha estado en paro. Por el contrario, a su padre sí le ha sido mucho más complicado conseguir trabajos estables. A lo largo de todos estos años, solo ha tenido tres trabajos y todos con una duración muy escasa. Actualmente Daniela está trabajando y estudiando la carrera de Magisterio y su hermana está estudiando el Máster de Educación, aunque a las dos al llegar les costó muchísimo adaptarse a nivel educativo en el instituto. Aun así, el hecho de poder prosperar en sus vidas, poder tener un futuro mejor, poder viajar, no tener limitaciones, ir a un supermercado y que haya de todo, no como en Cuba que una de las preocupaciones de sus padres era poder tener alimentos para sus hijas, supone un peso mayor en la balanza de pros y contras de migrar. Con respecto a la integración social que tuvieron al llegar a España, Daniela cuenta que, en el instituto avisaron a los profesores que iban a llegar dos alumnas nuevas de Cuba y que, cuando llegaron, les dijeron que se esperaban que tuviesen rasgos latinoamericanos ya que tanto ella como su hermana son dos chicas blancas (además con un tono de piel muy blanquito), rubias y de ojos claros, debido a su ascendencia europea. Esto también cree que fue un factor fundamental a la hora de incluirse en grupos de jóvenes de su misma edad y que no han llegado a sufrir una discriminación por motivos racistas debido a eso. Una vez pasados los años, ya instalados, ningún miembro de la familia de Daniela se plantea volver a Cuba, aparte de porque vendieron todo lo que tenían, aquí tienen una serie de comodidades que jamás encontrarán en su país de origen, por ese motivo ninguno se plantea regresar. Sí para visitar a su familia y una estancia más “vacacional”, pero nunca para volver a vivir allí. Independientemente de si es para el retorno a Cuba o para migrar a otro país, Daniela cree que sería muy complicado para ella comenzar una vida nueva prácticamente desde cero y que no está en sus planes, de momento. Para finalizar, le pregunto a Daniela qué cambiaría de la experiencia migratoria que ha vivido junto con su familia, y afirma rotundamente que se precipitaron un poco al venir su madre, su hermana y ella sin que su padre encontrase trabajo aquí, y también el hecho de quedarse a vivir en una ciudad más viva como, por ejemplo, Madrid que, quizás para las oportunidades laborales de sus padres hubiese facilitado más opciones. Venirse a España dejando su familia, sus amigos y parte de su vida allí, supuso una etapa en su vida que le hizo madurar y valorar todo mucho más. Con casi 25 años, Daniela tiene claro que su calidad de vida aquí no tiene nada que ver a cómo sería allí. Cree que en Cuba trabajarían tanto ella como el resto de su familia para el Estado, los sueldos apenas le darían para tener buenas condiciones de vida ya que rondan los 30-40 dólares al mes y, por mucho que seas el o la mejor en tu trabajo, es muy difícil que puedas tener la capacidad económica de comprarte, por ejemplo, un coche. Además, si ya antes era complicado poder encontrar comida en los supermercados, con la crisis de la COVID-19 es prácticamente imposible, aunque sí que cree que estudiaría en la Universidad ya que allí es gratuita, a pesar de que luego eso no le garantizase oportunidades y mejor calidad de vida. Poder tener una visión de futuro, disfrutar con su pareja y amigos de una escapada a cualquier país con ofertas de viajes accesibles, poder tener un sueldo que le permita comprarse algún que otro capricho, que no haya desabastecimiento en los supermercados, no tener limitaciones y no sentir que su vida está estancada, son unos de los muchos factores por los cuales se considera afortunada de haber podido salir de Cuba y comenzar una vida más digna y mejor en España.

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