Historia de vida elaborada por Elena Palacios Plaza (estudiante de Grado en Trabajo Social)
La historia de migración que voy a contar es la de una persona llamada Ashley, una mujer de 27 años, nacida y criada en Cuba.
Su viaje comienza en Cuba. Un país que cuenta con personas descendientes de españoles, africanos, chinos y muchos flujos migratorios. En lo referente al estado y el gobierno, se trata de un estado socialista. Los principales recursos económicos proceden del turismo, el níquel, el tabaco, el ron, el café y la caña de azúcar. Así mismo, la ciencia y la prestación de servicios especializados como medicina, educación, deporte y cultura, en otro país se han convertido en los últimos años fundamentales en la economía cubana.
Su situación en cuba no era mala, puesto que tenía un trabajo y había terminado el Grado de Psicología. Al terminarlo, tuvo la ocasión de viajar por toda Europa como regalo de graduación. Más tarde, su padre realizó los trámites para la Universidad de Salamanca, Ashley decidió aprovechar esta nueva oportunidad. Por lo tanto, se quedó en Salamanca realizando estudios de postgrado.
Ella explica que no planificó en ningún momento la migración y recalca que no se preparó para esta nueva experiencia. Además, no era uno de sus principales destinos deseados, ya que, no conocía Salamanca, únicamente había estado en Madrid.
Al llegar a Salamanca no conocía nada de la ciudad, además no sabía, ni siquiera, que era una provincia de Castilla y León, pero sí conocía a otras personas que vivían aquí que eran de Cuba.
Me comenta que la mayor dificultad no fue el viaje, además no le gusta resaltar que fue duro, sino complicado, ya que piensa que duro es una palabra negativa. Pero destaca de ella misma que es una persona que está acostumbrada a los cambios. Sin embargo, por muchas situaciones dramáticas que ha tenido que afrontar a lo largo de su vida, siempre ha aprendido de ellas y ha seguido adelante en todo momento. Ésta era la situación más difícil, aunque cuenta que para ella es necesario cambiar a menudo. Lo que más le ha costado es vivir esta experiencia sola, sin nadie, porque ella misma era su único apoyo. Aunque conocer personas nuevas le ha aportado muchísimo, también le ha resultado algo abrumador.
Cuenta que lo más difícil de vivir en Salamanca, es chocar con la realidad. Es decir, que ha tenido que reconstruir patrones que tenía, culturales, sociales y personales. También confiesa que le ha costado mucho no sentirse ella, puesto que la cultura y las personas son diferentes. Además, relata que, aunque hay muchas personas migrantes, como ella, la sociedad no ha permitido que se sienta ella misma. Nadie le ha contado las costumbres sociales, culinarias, etc, pero le ha emocionado conocerlas por ella misma. Siempre le motiva conocer una nueva cultura. Así mismo, piensa que la dificultad que tendría una persona a la hora de venir a España “es conocer las leyes y reglamentos de manera intrínseca”. Por lo que cree que debería haber un espacio o un recurso para ayudar a las personas migrantes; para explicarles cómo se vive en España y lo que se van a encontrar en esta nueva vida. A fin de cuentas, ella cree que el cambio cultural es muy brusco.
El cambio migratorio le ha ayudado a descubrirse como persona, seguir queriendo a sus padres, y sobre todo demostrar cariño a sus seres queridos, junto con saber qué es lo que quiere y no quiere en su vida. Aunque se ha visto obligada a cambiar su personalidad y redescubrirse.
Su vuelta a Cuba será el año que viene, en el 2021. Algunos de los motivos son: porque echa mucho de menos a sus padres, su tierra, además ya dispondrá de sus títulos. Aunque no descarta quedarse en España, si tuviera una propuesta de trabajo muy atractiva. Aunque reconoce que tiene suerte de conocer a muchas personas, quiere tener lo que tenía en Cuba.
En definitiva, no cree que España tenga una fortaleza o varias en concreto, que le hayan brindado mejor bienestar. Pero admite que es bastante buena la ayuda a los migrantes en temas de prestaciones o ayudas por parte de asociaciones u ONG. No ha accedido a ninguna prestación porque no las ha necesitado, pero sí ha participado “como voluntaria”.
Por último, considera que para quedarse en España tendría que sentirse más arropada y cambiar la opinión que tiene ahora como estudiante. No rechaza migrar a otros países, puesto que lo que es a día de hoy, es gracias a todas sus vivencias. Por lo tanto, sigue pensando en construirse en las adversidades y esto es lo quiere transmitirle a sus hijos. Los posibles lugares para las próximas migraciones que se plantea son Noruega, Dinamarca y Suiza.
