Hay un interés creciente sobre la soledad, sobre todo en ciertos grupos, como en las personas mayores. Pero ¿una vez que se cae en la soledad se permanece ahí para siempre? Ricardo Pagán (Univ. Málaga) y yo acabamos de publicar un artículo sobre soledad analizando qué sucede a lo largo del tiempo (años 2011, 2013 y 2015 de la encuesta bienal SHARE) en 11 países europeos, analizando mujeres y hombres con 50 o más años (este es el enlace al PDF del artículo).
La persistencia en la soledad en los tres años observados la experimentan el 5% de los hombres y el 7% de las mujeres de 50 o más en Europa. No parecen porcentajes muy altos, pero el 31% de los hombres y el 44% de las mujeres de 50 o más reportan sufrir soledad en al menos uno de los tres años observados. Las mujeres siempre reportan más soledad que los hombres, tanto cada año (corte transversal) como a lo largo del tiempo (con datos longitudinales).
Podemos también relacionar la evolución de la discapacidad y de la soledad. Entre los hombres que están siempre en soledad, el 31% ha visto empeorar su situación de discapacidad, mientras que entre las mujeres que están siempre en soledad casi el 25% han empeorado en su situación de discapacidad. Ellos y ellas tienden a tener mayor persistencia de la soledad cuando la discapacidad empeora, pero el patrón es más claro para ellos
¿Qué sucede por países? La evidencia previa con indicadores agregados mostraba una división norte-sur en Europa y oeste-este: la incidencia de la soledad es mayor en los países mediterráneos y en los países del este.
En líneas muy generales, se ven los patrones geográficos que aparecían en los trabajos previos, pero de forma muy matizada. Es interesante que los rankings para ellos y ellas no son coincidentes, aunque en los extremos encontramos casi los mismos países. Así que conviene ser cauto a la hora de extender sin más lo que sabemos sobre diferencias internacionales de la incidencia de la soledad a las diferencias internacionales de persistencia de la soledad.
También hemos realizado un análisis que muestra que la persistencia de la soledad no se incrementa de manera lineal con la edad: el gran incremento se da por encima de los 70 (sobre todo para los hombres). Este patrón por edad se da también para todos los diferentes grupos en relación con la situación de discapacidad, ahora bien, aunque siguen trayectorias parecidas, lo hacen a niveles distintos de soledad.
Toda esta investigación sobre soledad se basa en trabajos previos sobre soledad y discapacidad que nos financió FUNCAS, institución a la que agradecemos su apoyo. Quien quiera leer el informe que dio origen a este artículo puede hacerlo en este enlace.
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