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Impacto social de la pandemia en España. Una evaluación preliminar

Como parte de mis actividades habituales de colaboración con FUNCAS, he participado en una primera aproximación al impacto social de la pandemia en España. Mi aportación ha estado relacionada sobre todo con las consecuencias que tienen lugar a través del mercado de trabajo. El trabajo ha estado dirigido por Carlos Ocaña y hemos colaborado Eduardo Bandrés, Elisa Chuliá, María Jesús Fernández, Juan Carlos Rodríguez, Raymond Torres y yo mismo.

El informe completo se puede descargar aquí.

Resaltaría que el estudio muestra que pese a las medidas paliativas (como Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, las ayudas a autónomos por cese de actividad, etc.) algunos colectivos han sufrido un fuerte deterioro de sus ingresos. En torno a 280.000 personas han perdido la totalidad de sus ingresos, que se suman a las 565.000 que ya estaban en esa situación con anterioridad a la pandemia. Además, otro colectivo de alrededor de 1,2 millones de personas ha sufrido una reducción de sus ingresos no inferior a un 30%. El deterioro de las rentas de las familias se ha concentrado en estratos sociales que ya tenían rentas más bajas, con lo que han aumentado de manera considerable las situaciones de pobreza aguda o necesidad severa. Estos impactos sociales están fuertemente ligados a los impactos sobre el mercado de trabajo, aunque la gran caída de horas trabajadas podría haber tenido un impacto mucho mayor si no hubiera sido amortiguado por los ERTE y otras medidas. Con todo, la evolución de los asalariados muestra una importante pérdida de empleo entre los trabajadores temporales, que no estarían entre los beneficiarios de dichas medidas.

La evolución de estos impactos sociales dependerá de la evolución de la crisis sanitaria y no solo de la evolución de la economía. Hay empleos vulnerables, sobre todo en los sectores más afectados por la pandemia, cuyo mantenimiento solo será posible si las empresas que han detenido total o parcialmente su actividad pueden reactivarse. En este sentido, las empresas con una deuda elevada y, por ello, con un cierto riesgo de insolvencia, emplean en torno a 2,2 millones de personas. Como se señala en el informe, la continuidad de esos empleos está sujeta a la evolución del ciclo económico, pero también a las políticas que se pongan en marcha para hacer frente a las consecuencias económicas de la segunda ola de contagios y alentar la recuperación de la actividad productiva.

 

malo
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