Esta enfermedad se denomina también gripe canina o enfermedad de Lucet, en homenaje al profesor Lucet, que fue el primero en indicar sus estragos en 1878. Puede decirse que es la enfermedad del moquillo de los perros adultos. Pero debe precisarse de inmediato, que el virus es totalmente diferente y que la inmunización contra Ia enfermedad del moquillo no protege en absoluto contra la rinoamigdalitis contagiosa.
Sintomas.
La complejidad de los aspectos clínicos de esta enfermedad es tan variada como en la del moquillo. La fase de invasión se traduce por trastornos generales febriles : inapetencia, tristeza, aparición de catarro en las mucosas oculonasales y de conjuntivitis con legañas purulentas. Si se abre la boca del perro, se ve que las amígdalas están congestionadas. Aumentan la rinolaringitis y la rinitis purulenta, acompañadas de serios trastornos bronquiales y de ataques nerviosos. Los síntomas oculares son muy frecuentes : conjuntivitis intensa, Queratitis, ulceración de la córnea. El animal muestra una especial sensibilidad a la luz, que le hace semicerrar los párpados y le da un aspecto característico.
Finalmente, aparecen la meningoencefalitis o la meningomielitis, que hacen prever el fracaso de la terapéutica. Estos trastornos nerviosos se inician con una paresia y siguen con una parálisis. La evolución fatal o la eutanasia van precedidas de miotonías, crisis epileptiformes y convulsiones.
Pronóstico.
Es, desde luego, muy grave, como la enfermedad del moquillo. Sin embargo, el descubrimiento de nuevos medicamentos nos permite abrigar una leve esperanza.
Tratamiento.
A falta de suero específico, debe recurrirse a los antibióticos, por ejemplo tetraciclina. El estimulo de las defensas de animal se realiza mediante inyecciones intravenosas de vitamina C. También pueden utilizarse corticoides (cortisona) y en los casos en que la amigdalitis sea particularmente acusada, se administrará una terapéutica de bismuto en forma de supositorios. Ya hemos señalado el descubrimiento de nuevos medicamentos que dan mayor esperanza en el tratamiento. Se trata de la lisozima y de las gammaglobulinas.