Apuntes sobre los gatos, no todo vana ser perros

15/09/15, 19:42

El gato, sea de pura raza o callejero, es un animal bellísimo, agraciado, plástico, armonioso; una obra escultural creada por la naturaleza. Hoy es uno de los animales del hogar más difundidos, y se podría casi decir que su popularidad está igualando a la del perro, tan amplia.

Su cuerpo flexible y el conjunto elegante de sus músculos forman un auténtico «motor viviente» perfecto. A esto debemos añadir la vivacidad e inteligencia que lo hacen misterioso, listo, ágil, irrefrenable, valiente y fantasioso.

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Pero se trata de un motor que funciona sólo cuando quiere. La jornada de un gato no es siempre activa: después de algunos arranques alegres y de juegos, trepar a un árbol, capturar algún animalillo y asearse, el gato se concede alguna pausa para reposar y meditar. Es cazador activo y juguetón, pero no un andarín. Se cansa mucho antes que el hombre. Mientras el perro de caza puede correr durante un día entero, después de un breve paseo el gato ya sueña con echarse indolentemente sobre una piedra cálida o sobre un mullido cojín.

Un gato adulto mide 40-50 cm de longitud, más 30-35 cm de cola. El peso medio de un macho es de 4 kilos, quizá de 5 a 6 si está bien nutrido. La hembra es siempre más pequeña que el macho de la misma raza. Se sabe desde tiempo inmemorial de un gato macho que llegó a pesar 19,5 kilos, pero evidentemente se trataba de un caso de gigantismo digno de aparecer en el Libro Guinness de récords como algo excepcional.

Sus armas defensivas y ofensivas son las uñas y los dientes. Sobre todo las uñas son mortales. Pero ahora deberíamos centrarnos en algún detalle anatómico. El gato posee 245 huesos, bastante frágiles, de los cuales 20 se sitúan en la cola. La columna vertebral está formada por 51 vértebras; la caja torácica, por 26 costillas. La cabeza redonda tiene el cráneo extendido hacia adelante. La frente es estrecha y curvada, y las mandíbulas forman un arco.

sobre los gatos

El cuerpo, largo y estrecho, está tan bien equilibrado y es tan ligero, que cuando el animal cae, incluso desde gran altura, en el noventa por ciento de los casos queda de pie. Una altura superior a un cuarto piso de una casa (22-24 m) podría serle fatal, porque a causa de la aceleración su peso aumentaría considerablemente, y el giro del cuerpo sobre sí mismo perdería el ritmo. En el mejor de los casos, el gato se fracturaría las extremidades. El sentido del equilibrio es atávico en este felino, y se ha desarrollado cuando, por razones de caza y seguridad, pasaba gran parte de la jornada en lo alto de los árboles, saltando de rama en rama y caminando sobre los troncos. Aún hoy el gato trepa con facilidad, pero tiene dificultades para el descenso, porque a fin de controlar el lugar adonde irá a parar, se empeña en bajar de cabeza Ocurre entonces frecuentemente que, atraído por la curiosidad, el gato se meta en grandes líos paseándose por ramas insólitas de un árbol o por barandillas y tejados. De todas formas, gracias a su equilibrio congénito a diferencia del perro, el gato no se marea nunca en automóvil ni en barco. Sin embargo, los viajes no le entusiasman, aunque alguna raza logre divertirse con los movimientos del coche o del tren, y contemplando a través de la ventanilla paisajes nuevos e interesantes.

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Las patas del gato son algo cortas en proporción a la longitud del cuerpo, pero incluso esto le proporciona elegancia Un ejemplar de pata larga terminaría por no gustarnos demasiado. Las extremidades tocan el suelo con los dedos. Las almohadillas plantares como se sabe contienen las uñas retráctiles cinco en as extremidades anteriores y cuatro en las posteriores Las temibles armas salen de su funda a voluntad, apenas llegado el momento de a agresión.

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