La literatura Latina en la Época Arcaica

8/08/15, 11:32

La literatura latina arcaica o primitiva aparece como continuación de la literatura griega, porque la emplea como modelo y cultiva los géneros típicamente helénicos: epopeya, tragedia y comedia.

De los primitivos escritores latinos se conservan los títulos de las obras y escasos fragmentos de ellas. Tal es el caso de Lucio Livio Andrónico (¿275-200? antes de Jesucristo), traductor de la Odisea al latin con el título de Odissia, y autor de varias tragedias y comedias, a imitación de las griegas. Cneo Nevio (¿270-200? a. de J.C.) escribe, asimismo, tragedias y el Bellum Poenicum (Guerra púnica, 209 ?), poema épico sobre la primera guerra púnica, en la que participa. Acerca de la fundación de Roma y de los primeros años del nuevo Estado versan los Amales de Quinto Enmo (239-169 a. de J.C.), en realidad una epopeya. Compone también varias sátiras.

En la prosa se destaca Marco Porcio Catón el Censor, excelente orador (¿234-149? a. de J.C.). Sus Origines, de los que se tienen escasos fragmentos, revisan la historia de Roma desde su fundación hasta el siglo ii; los Praecepta ad filium (Preceptos para su hijo) son una especie de enciclopedia, en la que aborda los más diversos temas, insistiendo siempre en el valor de la cultura latina, con el intento de que no quede absorbida por la helénica.

La manifestación más característica de la literatura latina arcaica es el teatro. Aunque básicamente imita al griego, en algunas ocasiones tiene pleno cariz romano. Así, con anterioridad al remedo de lo heleno aparecen las atelanas, representaciones cortas de género popular, por lo general cómicas y satíricas. La imitación mayor se produce en la tragedia, aunque también se escriben algunas de tema romano: las praetexta. Sin embargo, lo que más se cultiva es la comedia, que se divide en palliata, de inspiración griega, y togata, latina. Las conservadas pertenecen al primer tipo.

El primer autor cuya obra se posee se llama Tito Maccio Plauto (254?-184 a. de J.C.). De las ciento treinta comedias que escribe han llegado al presente veintiuna. Plauto sigue la comedia nueva helénica, pero no puede hablarse de servilismo, ya que da a sus asuntos un tratamiento distinto, utilizando la técnica de la «contaminación», es decir, la combinación de situaciones y personajes sacados de otras varias. Sus obras, de trama muy complicada, presentan infinidad de tipos populares, tratados de forma irónica y grotesca. Su lenguaje, vivísimo y coloquial, no está exento de chocarrerías y expresiones soeces. Intenta, ante todo, provocar la risa del espectador, y lo consigue plenamente. Sus principales comedias son Asinaria (Los asnos, 210?), Miles gloriosus (El soldado fanfarrón, 205), Rudens (La cuerda, 192?) y Amphitruo (Anfitrión, 189), quizá la mejor, en la que ridiculiza a los dioses.

Más refinado y culto resulta el teatro de Publio Terencio Afer (184 7-159 a. de J.C.), antiguo esclavo de origen cartaginés. Se tienen sus seis comedias. Andria (166), Hecyra (La suegra, 164), Heautontimo-rumenos (El que se atormenta a sí mismo, 163), Phormió (Formión, 161), Eunuchus (Eunuco, 161) y Adelfal (Los hermanos, 160). Terencio crea una comedia distinta de la de Plauto, más elevada, y evita las escenas grotescas y las intrigas complicadas. Su valor reside en el estudio psicológico de los personajes y en la acertada e irónica crítica de las costumbres.

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