El trabajo cooperativo es una de las metodologías que más se está desarrollando en los últimos años.
Un ejemplo de estas técnicas es la del puzzle. Consiste en dividir la clase en grupos y darle a cada miembro un trabajo diferente. La persona encargada de cada parte, “experto”, deberá explicar su trabajo a todos los miembros del grupo, de tal manera que aunque cada individuo solo ha trabajado en una pequeña porción del trabajo todos los miembros del grupo entienden y son capaces de explicar el contenido entero.
Es posible pensar que en realidad los alumnos no van a contarse unos a otros las distintas partes, para solucionar esto una persona de cada grupo tendrá que exponer una parte del trabajo, lo novedoso es que no es el “experto” de esa parte quien lo va a hacer, si no cualquier otro miembro del grupo.
Con esta técnica se consigue abarcar trabajos grandes de manera más efectiva, y debido a la extensión de los mismos y el tiempo reducido para llevarlos a cabo se evita que una persona haga todo el trabajo.
En el caso concreto del ejemplo realizado en clase hubo una reunión intermedia entre los “expertos” de los distintos grupos para aclarar dudas y poner en común lo trabajado sobre los distintos temas.
Quizá uno de los temas más controvertidos de esta técnica es la evaluación, la exposición de uno va a determinar la nota de todos, lo que en principio hace que se motiven más y trabajen mejor, ya que nadie quiere ser el culpable de que todo su grupo saque mala nota.
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