A lo largo de nuestra historia hemos sido conscientes de la importancia de las palabra, considerada incluso un arte por los antiguos griegos, quienes veían el lenguaje un arma dialéctica. Saber hablar, transmitir ideas y opiniones, saber escuchar, compartir posturas, rebatir, respetar los turnos de intervención de los demás es algo fundamental. La oratoria era fundamental, atraía inmensas cantidades de público y les daba la oportunidad como ciudadanos de hablar en público, de ser escuchados.
La importancia de dicho arte sigue siendo reconocida y por ello hoy en día el currículo vigente pide que se trabaje la competencia lingüística y se fomente la lectura. La palabra es el medio de comunicación más preciado del que disponemos y como tal debemos cuidarlo. Es fundamental que los alumnos lo desarrollen, pues cualquier concepto que se aprenda sea de la materia que sea, se debe saber transmitir. Actualmente, esta preocupación a llegado a las aulas y se ha planteado la posibilidad de usar los debates como un recurso didáctico. De nuevo cabe preguntarse si se está frente a una nueva metodología o ante una actualización o lavado de cara de un recurso ya muy antiguo. Como se recoge en:
https://www.unir.net/educacion/revista/noticias/el-debate-como-recurso-didactico-innovador/549202750686/ quizás, si se añade una terminología anglófona, como Philosophical Thinking, o unas siglas, como LTD (Learning through Debate), se le acabe de dar el impulso que precisa para ser trending topic metodológico en foros educativos.
Sea cual sea su nombre, lo que está claro es que el alumnado debe aprender a expresarse. Pero además este tipo de prácticas fomentan el desarrollo de otras destrezas y habilidades sociales como el respeto, el trabajo en equipo, la actitud critica ante una información recibida y también obligan al alumno a documentarse sobre un determinado tema, a seleccionar información y a verificarla. Se trata por lo tanto de una actividad muy completa, con la cual se ayuda a que las personas se entiendan.
A su vez, como toda actividad novedosa despierta un cierto interés, curiosidad y ello desencadena en que el alumno se motive, pues se cambia el método tradicional de enseñanza. El alumno pasa a tener un papel principal y activo en el proceso de aprendizaje. Se les enseña a pensar y a analizar como piensan los demás.
Por supuesto, una sesión de debates debe estar perfectamente diseñada, dar la mayor claridad a los alumnos sobre el tema que tratarán, la postura que defenderán, las normas que existirán y por su puesto el rol que va a desempeñar cada uno, pues debe haber moderadores también. Se adecuarán los tiempos para que se preparen los puntos a defender, los contenidos a tratar, las noticias e investigaciones actuales que tienen lugar, la visión general sobre el tema etc.
Además, como ya hemos visto lo que es una clase invertida podríamos explicarle que es un debate a través de un breve vídeo como el siguiente en el que se añadirían algunas preguntas : https://www.youtube.com/watch?v=UA0tlFUYcuo
Pero como siempre la mejor forma de saber si los objetivos pedidos se alcanzan no es exclusivamente con una evaluación del tutor, sino con la propia autoevaluación, la existencia inicial de unas pautas requeridas facilitan el logro de los objetivos. A su vez evaluar a otro compañero ayuda a comprender los errores que ha podido cometer y que probablemente sean similares a los que uno mismo cometería.
https://www.uv.es/~jsolbes/documentos/Alambique_Solbes_Ruiz_Furio_2010.pdf
Para cerrar dicha entrada quiero concluir resaltando la importancia de la metodología usada en la práctica docente, como ya he ido diciendo atraer al alumno y hacerle partícipe del aprendizaje es fundamental. Si tenemos herramientas que nos permiten enseñar de distintos modos se deben aprovechar. No creo que se trata de sustituir las clases teóricas, de problemas, con la tiza y la pizarra, se trata de compaginarlas con otras técnicas que permitan enseñar los contenidos de distinta manera.
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