La Unión Europea, a través de su estrategia de datos, pretende construir un mercado único de datos para hacer frente a sus dos rivales, China y Estados Unidos. A tal efecto, como se comentaba en la primera entrada del Blog, la Comisión Europea reforzará sus infraestructuras con la creación de unas súper plataformas.
Es evidente que la Unión Europea depende de sus rivales, ya que actualmente las necesidades informáticas y los datos requeridos a nivel europeo no coinciden con las capacidades de cálculo disponibles en la UE. Es decir, ningún superordenador de la UE está en el top 10 mundial, y los existentes dependen de la tecnología no europea, lo que conlleva un riesgo en temas relacionados con la privacidad, la protección de datos, los secretos comerciales o la propiedad de los datos.
En consecuencia se crea la EuroHPC (European High Performance Computing – Informática de Alto Rendimiento Europea), la cual permite a la Unión Europea abrirse paso a la supercomputación. Para ello, se instalarán 6 máquinas que estarán interconectadas con los superordenadores nacionales existentes (en España destaca el situado en Barcelona – BSC) y estarán disponibles en toda Europa, a los usuarios públicos y privados para el desarrollo de aplicaciones científicas e industriales.
Sin embargo, para que este sistema de supercomputación funcione es necesario la construcción de procesadores europeos a través de la EPI (Iniciativa Europea de Procesadores). De esta forma, el primer procesador europeo llegará en el 2023 mediante las instrucciones RISC-V con base a los núcleos de la empresa ARM (principal proveedor de distribuidores en Europa).
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