¿Existe la maldad?, a lo largo de la historia se han realizado experimentos en los que los resultados han indicado que los seres humanos en su gran mayoría, son malvados y son capaces de cometer terribles atrocidades si alguien con un poco de autoridad se los ordena. ¿Sería posible que hoy, tras más de 70 años del holocausto judío, la mayor expresión de la maldad humana, pueda repetirse tal acontecimiento, con tal magnitud y tales protagonistas? ¿La humanidad no ha reflexionado lo suficiente? ¿La humanidad aún hoy sigue siendo tan malvada como para cometer tal acto de lesa humanidad?
El experimento de Milgram
Hace exactamente 50 años, el psicólogo estadounidense Stanley Milgram, diseñó un experimento único de mucha controversia, debido a la conmoción y el trauma que llegaba a provocar en sus participantes.
El experimento buscó determinar, si ciudadanos comunes eran capaces de llevar a cabo actos de crueldad contra otras personas. El mismo, constaba de una máquina con una serie de interruptores que activaban descargas eléctricas en forma gradual desde 15 a más de 165 voltios desde un extremo de la habitación hacia la habitación de lado, en la cual un desconocido los recibiría en su cuerpo tras contestar equívocamente una serie de preguntas, sin que el primero pudiera verlo pero si escucharlo.
Previamente se le explicaba al participante que ejecutaría las descargas eléctricas, y que el experimento se llevaba a cabo para determinar que los seres humanos aprenden mejor y más rápido, mediante un castigo corporal. Además se le aseguraba a quien ejecutaría el castigo que los golpes eran dolorosos a medida que se utilizaba mayor voltaje, pero que no se corría ningún riesgo y por último se lograba convencer al participante de que estaría causando dolor simplemente como un experimento cientifico.
Antes de comenzar el experimento, también se le entrega la paga a los participantes y se les aclara que en cualquier momento en que deseen abandonar o terminar el experimento, podrán hacerlo según así lo deseen y sin ningún tipo de problema.
El participante cómplice desde el otro lado de la habitación encargado de recibir las descargas, que en realidad no recibe las descargas eléctricas, asegura sufrir de problemas cardíacos y a medida que el voltaje va subiendo, comienza a quejarse de dolor. Al llegar a los 150 voltios, expresa que ya no quiere participar, que siente dolores en el pecho y que cree fuertemente que algo anda mal, reclamando detener el experimento.
Todo el sufrimiento de la persona que recibe las descargas es escuchado por el participante encargado de infilingir el castigo, no obstante, ante la figura de autoridad del psicólogo presenciando todos los acontecimientos y determinando que el experimento debe continuar de todos modos, el participante continua con las descargas.
Se han repetido el mismo experimento a lo largo de los años, con nuevos participantes. Del 100% de las experiencias, la increíble cifra del 77% de los participantes encargados de aplicar las descargas eléctricas haciendo peligrar la vida de otro ser humano continuaron con el experimento haciendo caso omiso a lo que el atormentado desconocido sufría en la otra habitación.
Los maestros encargados de los choques se mostraban confundidos, molestos y asustados, frente a un fuerte shock emocional, sin embargo ante la figura autoritaria del psicólogo, continuaban empleando los choques y hacían peligrar la vida de otro ser humano sin tener en cuenta las consecuencias.
En el experimento también se apreció que de 12 personas, apenas un participante se negó a darle las descargas eléctricas como castigo a otro ser humano bajo cualquier circunstancia. Una mujer, quien ni siquiera llegó a dar un solo golpe al aprendiz.
Por último también se demostró que en grupos, cuando el experimento se llevaba a cabo entre dos personas y una se negaba a realizar el brutal experimento, la otra de inmediato coincidía en no llevar a cabo el mismo.
El resultado: los humanos son malvados
Las terribles cifras del experimento, demostraron que los seres humanos ordinarios, ante la orden de una figura con un poco de autoridad, son capaces de cometer actos atroces, de actuar con crueldad y desprecio por la vida y de llevar a cabo actos de lesa humanidad.
Si hoy existieran nuevos campos de concentración, dominados por la figura de un tirano u otras formas de autoritarismo, existiría más de un 75% de ciudadanos que estarían dispuestos a formar parte del personal del mismo y de castigar a otros seres humanos.
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