“En vez de quedarse vagando por el laberinto a la espera de crear un ala perfecta e indestructible, Dédalo optó por materializar su diseño, aceptando que se podía ensuciar con el agua o derretir con el sol. Todos los objetos y todos los seres humanos tenemos nuestras limitaciones y punto de rotura, lo que no significa que nosotros y nuestros diseños seamos un completo fallo. Igual que no esperamos que la gente se esfuerce al máximo y se impongan cargas demasiado pesadas, los ingenieros no esperan que las máquinas y las herramientas sean forzadas en exceso o sean sobrecargadas. Dédalo previó, como todos los ingenieros deben prever, los posibles fallos de su estructura, pues solo reconociéndolos puede llevarse a cabo una estructura que funcione y resista las fuerzas que podrían destruirla. Si Ícaro hubiera volado a la altitud adecuada, a día de hoy sus alas se considerarían un éxito y se contarían ente los primeros instrumentos de un vuelo tripulado que. aunque mítico, habría funcionado”.
En: La ingeniería es humana de Petroski
Comenzamos así este blog donde el protagonista real eres tú. Blog de la Biblioteca de Ingeniería Industrial en Béjar.