La literatura inglesa en el Periodo Isabelino

25/06/15, 13:17

Hoy vamos a hablar de literatura inglesa, concretamente del periodo isabelino, , el artículo es una colaboración de ossusacadey.com, que además de ser de unos amigos, es una de las mejores academias de ingles en Madrid, si queréis hacer un curso intensivo o aprobar algún examen oficial de inglés, os la recomendamos, tienen una gran plantilla de profesores nativos. Bueno, vamos al lío:

Esta etapa Recibe el nombre de período isabelino el siglo de oro de la literatura inglesa comprendido, aproximadamente, entre 1579 y 1660. Se llama así por coincidir en parte con el reinado de Isabel I (1580-1603), uno de los más florecientes de la historia de Inglaterra.

Señala su comienzo la publicación de Euphues, the Anatomy ofWit (Eufues, la anatomía del ingenio, 1579), novela de John Lyly (1554-1606), llena de imágenes y juegos de palabras, de gran refinamiento y elegancia, que da nombre al eufuísmo, estilo paralelo al culteranismo español y al marinismo italiano.

Gran poeta es Edmund Spenser (1552-1599), autor de varios libros de poemas, entre los que se destaca The Shepheardes Calender (El calendario del pastor, 1579), conjunto de doce églogas (una por cada mes del año), inspiradas en parte en los clásicos. Algo inferior a él, sir Philip Sidney (1554-1586) escribe una novela preciosista de tema pastoril, Arcadia (1580), a semejanza de las publicadas en Italia y España. Entre sus poemas descuella la colección de sonetos de Astrophel and Stella (Astrofel y Stella, 1591).

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Edmund Spenser

Los siguen temporalmente Michael Drayton (1563-1631), a quien se deben muchas obras, entre ellas el Polyolbion (1613-1622), descripción en alejandrinos de los condados ingleses, con pasajes logrados, y John Donne (1573-1631), inspirado poeta de intenso misticismo, aunque oscuro en ocasiones.

El teatro inglés de la Edad Media se parece mucho al de las demás naciones del resto de Europa. Después se desarrolla de manera notable en la época isabelina y se convierte en su manifestación más característica. William Shakespeare, la máxima figura, no sólo del teatro isabelino, sino de la literatura inglesa —y uno de los primeros de la mundial—, ha ensombrecido a dramaturgos, anteriores y contemporáneos, de verdadero mérito.

Entre los inmediatamente anteriores a Shakespeare, y en parte enemigos suyos, hay que citar a Thomas Kyd (1558-1594), autor de The Spanish (La tragedia española, 1587), sangriento melodrama; Ro-bert Greene (15607-1592), de vida errabunda, escribe novelas pastoriles y de aventuras, y varios dramas, como FriarBacon and Friar Bungay (Fray Bacon y fray Bungay, 1589) y The Scottish Historie of James IV (La historia escocesa de Jacobo IV, 1592); y, sobre todo, Christopher Marlowe (1564-1593), el mejor del grupo, la obra maestra del cual, The Tragical History oJ’Dr. Faustus (La trágica historia del doctor Fausto, 1588), versa sobre la leyenda del hombre que vende su alma al diablo, que tratará Goethe más tarde. Otro de sus dramas muy celebrados se titula The Rich lew of Malta (El rico judío de Malta, 1589).

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William Shakespeare

William Shakespeare (1564-1616), hijo de un granjero de Stratford-on-Avon, es actor antes que autor. En 1592 se traslada a Londres y actúa en la compañía del rey, que representa en la corte y en el teatro del Globo. A partir de 1603 deja la escena para dedicarse de modo exclusivo a la composición. En 1611 abandona completamente el teatro y se retira a su ciudad natal, donde muere.

Las piezas shakespearianas han sido atribuidas por varios críticos a distintos autores. Aún no se ha logrado dilucidar la paternidad de algunas de ellas.

Sea como fuere, importan las obras en sí mismas, fruto de un poderoso genio creador. La producción dramática de Shakespeare resulta relativamente corta, si se compara con la de Lope de Vega, por ejemplo. Consta de treinta y siete obras, muy variadas, escritas entre 1591 y 1611.

En la primera época, que va hasta 1600, predominan las comedias y los dramas históricos, como The Two Gentlemen of Verona (Los dos caballeros de Verona, 1591), Richard III (Ricardo III. 1593), The Marchant of Venice (El mercader de Venecia, 1594), A Mid-summer Night’sDream (El sueño de una noche de verano, 1595), The Taming Shrew (La fierecilla domada, 1595), The Merryof (Las alegres comadres de Windsor, 1598) y As You Like (Como gustéis, 1600). Desde luego, también compone alguna tragedia, en especial Romeo and Juliet (Romeo y Julieta, 1592).

Desde 1600 hasta el final de su creación ocurre lo contrario, ya que predominan las tragedias: Hamlet (1602), Othelo (Otelo, 1604),      (1606), King Lear (El rey Lear, 1607), y Anthony and (Antonio y Cleopatra. 1608). No obstante, su actividad teatral termina con varias comedias, entre ellas The Tempest (La tempestad. 1611).

Una de las envidiables cualidades de Shakespeare consiste en la forja de personajes, algunos de los cuales han quedado como prototipos de una pasión o una virtud. Expresa admirablemente el amor puro en Julieta y Romeo, la ambición en Macbeth, los celos en Otelo, la pasión desenfrenada en Cleopatra, la debilidad en Hamlet y la fanfarronería en Falstaff. Mientras en las tragedias insiste de modo singular en el carácter de los personajes, en las comedias traza a menudo un cuadro vivo y fresco de las costumbres de su época, con figuras bulliciosas y diálogos briosos.

A pesar de haberse inspirado en la historia clásica o nacional y en la tradición, Shakespeare es original por el tratamiento que da a los argumentos y situaciones, y la fuerza que les imprime. Quizá la característica esencial de su teatro sea la amplitud y universalidad de los temas, que abarcan los más diversos aspectos de la existencia y pueden interesar, y han interesado, a hombres de distintas épocas y culturas, haciendo de este genio uno de los escritores que salvan los límites de su patria y se transforman en patrimonio indiviso de todos los países.

Como se ha indicado, si bien domina la escena inglesa de la época isabelina, Shakespeare no es el único dramaturgo de su tiempo. Otros, contemporáneos suyos, merecen ser calificados de excelentes. Ben Jonson (1572-1637) descuella en la comedia festiva, con creaciones de fuerza que rayan en lo grotesco y la caricatura, como su famoso        (1606);

John Webster (1575-1625) estrena tragedias bien construidas, la mejor de las cuales es Devil the Life and Death of Vitloria Corombona (El diablo blanco o la vida y muerte de Vittoria Corombona, 1611); Francis Beaumont (1584-1616) y John Fletcher (1579-1625) escriben en colaboración divertidas comedias satíricas y burlescas, como The Woman Hater (El misógino, 1607) y The K Burning Pestle (El caballero de la abrasadora mano de almirez, 1611), su obra maestra.

También debe citarse a Thomas Middleton (1580-1627), que compone la tragedia The Changeling (El niño cambiado, 1623) y la comedia            Beware Women (Mujeres, guardaos de las mujeres, 1620).

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