Estudio físico-químico del fenómeno PK

10/07/15, 14:03

Aunque os parezca raro el tema no vamos a hablar de cosas del tipo tarot egipcio ni de chorradas como los hechizos de amor, sino de un hecho que ocurrió en 1975, durante una una emisión del programa de TVE «Directísimo» el cual deparaba a sus espectadores un espectáculo realmente insólito. Ante la mirada asombrada de millones de españoles, Uri Geller acababa de doblar una cuchara «con la sola fuerza de su voluntad». Y no terminaron aquí los fenómenos: otro cubierto se rompió después de que lo frotase suavemente; a continuación, el joven israelí puso en marcha un reloj que llevaba parado varios años, siguió con la deformación de un llavín… y remató su actuación reproduciendo exactamente un dibujo que horas antes el presentador del programa había realizado e introducido en un sobre sellado.

Más aún, respondiendo a la petición de Uri Geller, cientos de telespectadores asistentes a su demostración, comprobaron que compartían en cierto sentido su específica «habilidad». En multitud de hogares de toda España empezaron a doblarse cucharas y tenedores, y se pusieron en marcha relojes tenidos hasta entonces por inservibles.

Antes y después de este programa, Geller ha llevado a cabo innumerables presentaciones ante públicos de todo el mundo, despertando en todas partes inmensa expectación, así como violentos debates.

Debemos indicar que el fenómeno de doblar objetos metálicos es, desde muy antiguo, suficientemente conocido dentro de la fenomenología PK. pero es ahora, después de los éxitos populares y multitudinarios de Un Geller, cuando tal «especialidad» ha alcanzado relieve universal.

 

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Teorías basadas en leyes conocidas

Vamos a estudiar aquí un grupo de opiniones que admiten que el fenómeno psicocinético tiene lugar fuera del marco de los sentidos conocidos, aunque al mismo tiempo admiten que puede explicarse sobre la base de leyes conocidas.

Dentro de este conjunto de teorías, debemos mencionar, en primer lugar, a las que recurren a la escala de magnitud molecular, para explicar aquellos fenómenos físico-químicos en los que la intervención del sujeto se llevó a cabo mediante una determinada acción intermolecular. Y para ello recordaremos algunas experiencias históricas, con «médiums» tan conocidos como pueden ser Home y Eusapia Palladino.

Así, se sabe que Home en muchas ocasiones «fraccionó» la esencia del limón en sus diversos componentes, destiló el alcohol contenido en los licores y separó la esencia de las flores. Y todo ello en presencia de testigos competentes, como el químico Crookes, a quien difícilmente se podía engañar en materias que tan bien dominaba. También se podría considerar como un hecho análogo la «transferencia» de partículas colorantes azuladas al dedo del experimentador (Richet) cuando la médium (Eusapia) hacía ademán de utilizar un lapicero de aquel color.

Para explicar estos fenómenos algunos investigadores de principios de siglo recurrieron a las teorías del físico Clark Maxwell, quien aseguraba que nuestro conocimiento de las cosas es meramente estadístico, ignorando por completo lo que sucede a cada molécula por separado. Ahora bien, si imaginamos un ser inteligente, pero lo suficientemente pequeño como para poder actuar a escala molecular, tal ente, al que se denomina demonio de Maxwell, sería capaz de repetir todas las hazañas de Home: separaría físicamente el perfume de una flor, extraería el alcohol del aguardiente, etc.

 

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Añadía Maxwell que si estas proezas son imposibles únicamente por nuestras dimensiones, la facultad PK podría proporcionar al hombre la posibilidad de llevarlas a cabo, ya que sería una energía aplicada a porciones de materia enormemente diminutas, es decir, a las moléculas individuales.

Otra teoría, aún más audaz en sus especulaciones, atribuye los fenómenos PK a una partícula llamada psitrón.Esta singular entidad, nacida de sugestiones matemáticas puramente hipotéticas. carece de carga y posee en

reposo una masa igual a cero. En cuanto a su origen. H. A. C. Dobbs presupone que se debe formar a partir de partículas de materia normal (nucleones o electrones). Estas extraordinarias propiedades, que permiten bautizarla como «partícula fantasma», hacen pensar en el trón como el factor de interrelación entre la materia, la vida y el pensamiento. Concretamente, se podría imaginar que los fenómenos de telequinesia, los de le-vitación… y, sobre todo, los de psicocinesia tengan su base en un efecto antigravitacional, de origen psíquico y provocado por el psitrón.

La más popular de todas estas teorías es la basada en considerar el efecto PK. como un caso particular de transmisión de ondas electromagnéticas. Esta hipótesis fue ampliamente aceptada hace ya más de cincuenta años, pues venía a resolver el dilema en que estaban enfrascados los parapsicólogos de la época: ¿seres vivos o fantasmas?

La telepatía fue explicada, entonces, mediante un proceso análogo a la radiotransmisión efectuada de mente a mente, y los fenómenos de tipo físico psicocinético pudieron también ser analizados de un modo semejante.

El descubrimiento en 1924 de los procesos eléctricos cerebrales constituyó un nuevo y sólido argumento en apoyo de esta teoría. La posibilidad de la existencia de corrientes eléctricas cerebrales había sido tenido en cuenta desde antiguo, pero fue el psiquiatra alemán Hans Berger quien, a mediados de la década de los años veinte, lograría el primer registro electroencefalo-gráfico (EEG) humano, caracterizado por las llamadas ondas alfa, de frecuencia 8-12 Hz.

No obstante, la teoría electromagnética fue abandonada paulatinamente. pues era incapaz de dar respuesta a diversas manifestaciones parapsicológicas, tales como la clarividencia pura y la precognición.

Por si fuera poco, las experiencias llevadas a cabo en la Round Table Foundation con el famoso telépata holandés Peter Hurkos. acabaron por desacreditar totalmente la hipótesis de las ondas electromagnéticas. L.os experimentos consistieron en encerrar a Hurkos en una cámara de Faradayque es un recinto fabricado a base de cobre y conectado a un generador de 250.000 voltios, que fue lo convierte en totalmente aislante, y se dio la circunstancia de que la comunicación telepática se llevó a cabo en mejores condiciones estando el telépata dentro de la cámara, que fuera de ella.

 

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La incapacidad de los restantes factores físicos para dar razón de los fenómenos psicocinéicos, concretamente del doblado y rotura de metales, ha motivado que ciertos científicos modernos como el profesor inglés John Taylor, vuelvan de nuevo los ojos hacia los campos electromagnéticos de fuerza, como la explicación «menos insatisfactoria» que la ciencia contemporánea puede ofrecer para los poderes de Uri Geller.

Un metal es un cuerpo sólido cuyos elementos constitutivos (iones) están dispuestos ordenadamente ocupando los nudos de una red espacial cristalina. Estos iones, átomos de metal que han perdido un electrón, se mantienen en equilibrio gracias a esas cargas negativas (gas electrónico) que se desplazan libremente entre ellos.

Muchas de las propiedades físicas de los metales se pueden relacionar con la estructura que acabamos de describir: la elevada conductividad eléctrica, por ejemplo, se explica fácilmente por la red electrónica móvil.

Ahora bien, la estructura cristalina de los metales no es totalmente rígida. En realidad, los iones realizan oscilaciones de pequeña amplitud en torno a los nudos, tanto más pequeñas cuanto menor es la temperatura.

Pero si esta última crece, aumenta la amplitud de las oscilaciones de los corpúsculos y llega un instante en que el edificio cristalino se desmorona, originándose deformaciones tales como las que produce Uri Geller.

Pero el examen de las cucharas de plata que rompió Geller no demuestra que se hayan producido aumentos de temperatura. Por tanto, el profesor Taylor, buscando otro posible mecanismo deformatorio, recurre al fenómeno de la resonancia.

Según la física clásica, cuando la frecuencia de la oscilación excitante, en nuestro caso la de la corriente eléctrica cerebral, coincide con la frecuencia propia del cuerpo excitado (el metal de la cuchara) la amplitud de oscilación de este último alcanza un valor máximo. Se dice entonces que el excitador y el excitado están en resonancia.

Los fenómenos de resonancias juegan un papel importantísimo en mecánica. Así, debe procurarse que el número de revoluciones de las máquinas no coincida con la frecuencia propia de oscilación de las partes que quedan sometidas a las trepidaciones, para evitar amplitudes que representen un peligro de rotura (fatiga del metal). Un regimiento que atraviese un puente marcando el paso puede provocar en la estructura metálica del mismo amplitudes de oscilación que engendran tensiones muy superiores a las previstas, pudiendo venirse abajo como sucedió en Estados Unidos con el puente de Tacoma Narrows.

Ahora bien, aun reconociendo la capacidad de doblado y fractura de la resonancia, se hace difícil el imaginar que tal proceso sea debido a la capacidad bioeléctrica humana, entre otras causas porque:

  1. El campo electromagnético originado por los procesos eléctricos del cerebro es tan débil que resulta incapaz de dar cuenta de la intensidad de la PK y la distancia en que a veces opera. Fue el mismo descubridor de la electroencefalografía, Hans Berger, quien mostró la imposibilidad de que las ondas EEG, fueran responsables de los fenómenos psicocinéticos.
  2. Las ondas electromagnéticas están limitadas por los obstáculos materiales y su intensidad disminuye en razón del cuadrado de la distancia, cosa que no sucede con el efecto PK.
  3. La frecuencia de las ondas beta cerebrales que son las ondas EEG que genera un individuo despierto y con los ojos abiertos, es muy semejante a la de la corriente alterna (50 Hz) y no se sabe que esta última sea capaz de producir fenómenos de doblado en los conductores metálicos que atraviesa.

Por otra parte, no se puede olvidar la dudosa reputación que ha ido adquiriendo Uri Geller. Sus actuaciones públicas se han rodeado en ocasiones de una serie de circunstancias que empañan de antemano toda honrada investigación (como la llevada a cabo en los laboratorios ingleses por el profesor John Taylor) acerca del médium israelí.

Todas estas circunstancias no hacen sino aumentar el convencimiento de que la PK no se puede explicar por medio de teorías químico-físicas. Es lo que afirma tajantemente el ilustre físico P. Jordán:

«Creo que, de una vez por todas, debemos abandonar el intento de situar, explicar o expresar los fenómenos parapsíquicos dentro del marco tridimensional de nuestra realidad, según la concebimos específicamente sobre la base de nuestro estudio de la física. Creo que debemos adoptar una actitud fundamentalmente distinta hacia tales fenómenos… debiendo ensanchar nuestro concepto básico de la realidad del espacio tridimensional según lo conocemos y lo concebimos habitualmente.»

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