El pitagorismo

11/01/15, 20:56

Pitágoras fue un personaje misterioso. Su personalidad histórica se ha diluido tras el cromatismo de lo legendario: descendió a los infiernos y retorno de ellos con extraños poderes, poseía un don de la ubicuidad, profetizaba, efectuaba sorprendentes portentos…

Más se sabe los pitagórico sin que constituya una cofradía iniciática que mantenía austeras normas de conducta y que aceptaba entre lo suyo las mujeres y a los extranjeros.

Los pitagóricos, hacia el siglo V a. C., se dividieron en dos grandes sectas a raíz de un cisma: los acusmáticos u hombres de fe, y los matemáticos u hombres demostración.

Los primeros mantenían la necesidad de salvaguardar la iniciación de los misterios de la secta, en tanto que los segundos consideraban que adelantar en los conocimientos era más importantes, y hacerlo mediante la comunicación entre los sabios, pertenecer o no al grupo, en vez de encerrarse entre los pitagórico. Se afirma que los dos grandes principios de los acusmáticos se contenía en la siguiente preguntas, con las preguntas que siguen:

Qué es lo más sabio?

¡El número!.

Que es lo más bello?

¡La armonía!.

Para los pitagórico todo estaba formado por los números. La realidad procede de ellos como si fuesen fuerzas creadoras. Más aún: estructuras materiales, elementos de composición.

Resulta bastante difícil establecer con precisión el alcance de la simbología numérica del los pitagóricos. Los testimonios más fidedignos atribuían a la serie de los 10 primeros números los siguientes sentidos:

El 1 representaba la inteligencia primordial. No admitía la división ni la divergencia. Para poder dividir algo, se requiere manejar la unidad como herramienta. Para los cosmovisión pitagórica, la unidad correspondía al fuego central.

El 2, contrapartida de la unidad, simbolizaba la opinión, porque a mi tía vivir regencia divergencia e inestabilidad. Era el símbolo de la femineidad y de la tierra.

El 3 expresaba la santidad. Era un número, cargado de virtud, porque incluia el principio, el medio y el fin. Constituía el símbolo de lo masculino.

El 4 representó la justicia-par, por modo de equilibrio simétrico, pues constituía un número obtenido por la múltiples creación del primer número par por sí mismo.

En 5 equivalía al matrimonio, por expresar la unión del primer número par femenino (el 2) y el primer número impar masculino (el 3).

El 6 expresaba el principio de vida y generación, por constituir el producto del primer número par por el primer número impar.

El 7 expresaba desarrollo cíclico fundamental y era clave de toda salud, por ser la imagen actuante del equilibrio interno. Señalaba los grandes periodos de la vida: 7, 14, 21, 28, 35, etc.

El 8 otorgaba amistad, amor, comprensión, destreza, actitud..

En 9 significa la justicia-im-par, y se refería a los fenómenos que crecen proporcionalmente. Procedía de la multiplicación el primer número impar por sí mismo.

El 10 era número sagrado y perfecto por incluir la suma de los cuatro primeros (1 + 2 + 3 + 4 = 10).

Los distintos sumando los representaban distintos elementos geométricos: el primero equivalía al punto; el 2, a la línea; el 3, a la superficie; el 4, al volumen. El 10 expresaba también el sucesivo incremento de los primeros elementos a través de la fuerza del ternario (1+3 = 4 + 3 = 7+ 3 = 10).

El 10 o tetraktys se consideraba origen de todas las cosas, patrón o modelo de lo creado y venía representado por un triángulo de puntos distribuidos de la siguiente manera.

El factor principal para definir los números era, para los pitagóricos, el gnomon o escuadra. Esto permitía descubrir el sentido que adoptaban aquellos en sus distintas combinaciones. Mediante el gnomon las cosas (podían ser conocidas como su constitución interior). Se ha dicho que la escuadra masónica podría derivar del gnomon pitagórico. Sin duda, este constituye uno de los aspectos más ambiguos de la numerología pitagórica. La escuadra nos muestra que el punto comunidad se halla íntimamente relacionada con el temario y forma con él, el conjunto aparente del cuaternario. Descubre en el seno de esta la inestabilidad de su estructura interna cuando los elementos que lo constituyen expresan su sentido inicial originario. Todo ello se expresaba en las siguientes combinación puntillada:

A partir del cuaternario y utilizando siempre el gnomon, la gran herramienta de discernimiento, se iba completando la figura y se obtenían series envolventes que correspondían a números impares: 3, 5, 7, etc.

La escuadra o gnomon permitía alcanzar el sentido de la oposición que encierra cada cosa, así como la correspondiente medida de las series envolventes que constituye un aspecto de menos importante de la realidad considerada: las circunstancias externas determinantes y el número que la configuraba en la relación de cierto tipo de realidad designada por el número interior. Según la creencia de los pitagórico, el par se completaba por lo impar, que siempre constituía para ellos el elemento de perfección y acabamiento. Los términos impares que rodeaban al gnomon ofrecían siempre figuras perfectas, acabadas, con idéntico número de. En los lados. Pero no ocurría así si en vez de partir de la unidad se hacía con la serie de puntos que se forma a partir del 2, o de cualquier número par.

Estos grupos punteados expresan aspectos esenciales de la realidad en los que se encerraban el desarrollo ulterior de cada caso; por ello, por el paso del tiempo, se convirtieron en la figura de los puntos geométrico utilizando a lo largo de los siglos para la adivinación.

Después de las referencias a número y para cerrar el estudio de la numerología pitagórica, debe recomendarse que otro de los grandes temas de la escuela fue la armonía. Esta, según cierto fragmento atribuido al Filolao, es la unificación del múltiple compuesto y la concordancia de lo desacorde. El mundo es una armonía y se rige de acuerdo con ciertos acordes numéricos, por tanto, el número es en última instancia la clave para desentrañar los secretos del cosmos.

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