De vuelta al laboratorio

El martes 10 de diciembre (de 2019), nos llevaron al laboratorio de física para realizar tres experimentos. En el caso de mi grupo de laboratorio, comenzamos con el péndulo simple, después con el muelle y acabamos midiendo la aceleración de la gravedad.

Esta experiencia me ha recordado las sensaciones que tuve la primera vez que pisé un auténtico laboratorio, ya en la facultad, y que siempre las asignaturas de prácticas fueron las que más me gustaron porque se veía la aplicación de lo que nos explicaban en teoría pero no era capaz de visualizar cómo se hacía. Por eso las prácticas son tan importantes como la teoría en la formación de nuestros futuros alumnos de ciencias, es una forma de aproximarles a ser científicos, y de que comprendan mediante su propia experiencia conceptos que son abstractos.

Os dejo una foto de mis súper-compañeros de prácticas, con los que disfruté un montón, y que son un valor añadido porque se aprende mucho más en grupo mediante trabajo colaborativo y cooperativo.

Contando periodos de oscilación y al fondo el tratamiento de datos       Aquí los véis: concentrado contando los periodos de oscilación del péndulo y al fondo con el tratamiento de los datos.

 

 

 

 

En la experiencia, además de volver a acercarnos a las prácticas como alumnos y recordar qué se siente, pudimos ver claramente que es esencial una excelente organización de los grupos, de los recursos necesarios para realizar cada experiencia, y de distribución espacial y temporal (con rotaciones dirigidas) para poder realizar simultáneamente y de forma correcta varias prácticas. Esto, con un grupo de 22 adolescentes en vez de 22 alumnos ha de ser un reto enorme, pero también creo que puede ser determinante para que tengan una mayor afinidad por las asignaturas de ciencias.

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