Ya hace algún tiempo que este mapa circuló por las redes sociales y foros de discusión sobre los problemas territoriales que nos acosan. De nuevo parece haber suscitado interés en estos últimos meses, cuando la crisis del modelo de Estado está alcanzando niveles preocupantes. Se suele esgrimir este documento como prueba de que el Estado español central, de base histórica castellana, impuso sus normas y dominio político por la fuerza a otros territorios de personalidad nacional consolidada, etc… El mapa forma parte de un amplio trabajo de enfoque cartográfico, pero con abundante contenido histórico y de análisis que publicó en 1852 (segunda edición 1857, ambas en Madrid) Francisco Jorge Torres Villegas con el farragoso y pretencioso título de Cartografía Hispano científica : ó sea los Mapas Españoles, en que se representa á España bajo todas sus diferentes fases. De este libro, organizado en dos volúmenes, se han hecho ediciones recientes al menos en los años 2011 y 2012 (Nabu Press) y también la prestigiosa British Library lo incorporó a su catálogo en 2012 en su colección Historical Print Editions. Se conservan originales en la Biblioteca Nacional de España (ver, por ejemplo, http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000000581) y si se lee con detalle el texto que sirve de comentario a este Mapa (páginas 296-303 de la edición de 1852) se puede comprobar que lo que se intenta representar es una división de España en regiones que a mediados del siglo XIX tenían algunos aspectos jurídicos y fiscales distintos dentro del Estado español: precisamente las áreas del País Vasco y toda la zona catalanoparlante se significan por conservar privilegios forales heredados. Tal vez la rotulación del Mapa es lo que resulta poco feliz: frente a una España uniforme o puramente constitucional (34 provincias de los antiguos reinos de Castilla y León), se opone la España incorporada o asimilada (a un marco legal, se entiende), otra España Foral y una última España colonial. Procede leer el texto para comprender lo que el autor representa bajo estas denominaciones y también con atención la Introducción a la obra, donde se pueden atisbar algunos rasgos de la postura intelectual del autor, miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid y que aboga por un estudio indisoluble de la Geografía junto a la Historia (en esto estaríamos de acuerdo, en otras cosas…) (picar en la imagen).
Otro mapa para la polémica
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