Esto de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) siempre me resultó un concepto frágil y una supuesta realidad geopolítica sin consistencia demostrable. En estos tiempos en que las siglas y acrónimos proliferan a destajo, sin que muchas veces se sepa ya cuál es su significado real, este invento, que al parecer formuló por primera vez el economista Jim O’Neill en 2001, para agrupar a un conjunto de potenciales países emergentes llamados a liderar la economía mundial, y que le vino muy bien a la agencia Goldman Sachs para fundamentar algunas de sus maniobras de nefasta e interesada influencia en la economía global, pudiera ser un pufo, una falacia, un artefacto para dar soporte a ciertas poíticas de expansión de lobbys financieros y grandes empresas multinacionales. Lo malo del asunto es que incluso en nuestros planes de estudio de la Geografía, tuvimos la tentación (algunos sucumbieron a ella) de crear asignaturas específicas sobre este grupo de países, que, desde consideraciones estrictamente geográficas, tiene escasa coherencia y pocos elementos comunes como para formar una realidad geopolítica consistente. La reciente crisis de Brasil, las convulsiones que se están produciendo en China (con causa y/o efecto en fenómenos como el accidente industrial de Tianjin), las veleidades bélicas de Putin, etc… ponen muy en entredicho la supuesta capacidad de estos países para llegar a convertirse en hegemonías económicas, pese a que sea indiscutible su potencial demográfico y territorial. Picar en las imágenes para más información.
El “invento” de los BRICS
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