El cementerio Santa María Magdalena de Pazzi
Previo a la fundación del cementerio Santa María Magdalena de Pazzi, existieron en San Juan una gran cantidad de necrópolis dentro de toda la ciudad, algunas de las que sólo conocemos su localización, ya que en muy pocas ocasiones han podido ser excavadas por estar debajo de nuestros edificios históricos, y otras que apenas conocemos, en parte por falta de más investigaciones sobre ellas. No obstante, hay varias fuentes documentales y hasta historiadores que nos han facilitado el camino para poder, al menos, hacer una arqueología del paisaje inicial sobre algunos de los cementerios que existieron previo a la fundación de nuestro querido cementerio de “próceres de San Juan”, -percepción muy curiosa y que posiblemente ha sido producto de la inhumación de próceres como José de Diego, Pedro Albizu Campos, Tite Curet Alonso, et. al., aun cuando la documentación decimonónica parece demostrar todo lo contrario: que el cementerio era muy odiado por los vecinos, lo que explicaremos a continuación.
No perdamos de vista que el cementerio fue fundado de manera provisional en 1814 por dos cédulas reales, una de 1787 y otra de 1789, en las que la Corona prohibe la fundación de cementerios y el cierre progresivo de los que ya existían dentro de las ciudades, ya que los cementerios localizados dentro de las ciudades empezaron a ser vistos como la causa de epidemias. Aun así, dichas órdenes encontraron mucha resistencia y falta de consenso entre las autoridades coloniales. En primer lugar, por parte del cabildo municipal, que no se ponía de acuerdo en torno a dónde fundarlo, teniendo entre sus opciones, la batería de San Agustín, a la izquierda del Morro. Segundo, la iglesia, que también mostró resistencia, teniendo como principal opositor al obispo Arizmendi, el cual favoreció inicialmente el proyecto, pero luego fue cambió de parecer en gran medida por diferencias que tuvo con el gobernador Salvador Meléndez . Tercero, los vecinos, que mostraron mucha oposición al cementerio, lo que sabemos indirectamente, pero que curiosamente es confirmado tanto por el propio obispo Arizmendi como por el gobernador Meléndez. Según apreciamos en los documentos de la época, ambos admiten que ya estaba bastante generalizada la noción entre los vecinos que el cementerio iba a ser un espacio para enterrar a los esclavos y los que tenían no más que “la señal de los cristianos”, es decir, para los pobres. Por tanto, el cementerio Santa María de Pazzi enfrentó un desprecio bastante generalizado por miedo a que la fundación del nuevo camposanto y el cierre de los espacios viejos implicaría la “desacralización” de los espacios y ritos funerarios.
Conscientes de la aversión generalizada, el cabildo municipal trató por todos los medios posibles cambiar esa percepción a través de diversas medidas y que los sanjuanero se olvidaran poco a poco de los cementerios ya existentes. Entre estas medidas sobresale por ejemplo la división jerárquica del cementerio con el objetivo de asignar espacios específicos para los religiosos, políticos y vecinos, con el miras a demostrar que, a pesar de que el proyecto no contaba con muchos recursos económicos, iba a ser igual de sagrado que los antiguos cementerios. La selección del nombre del cementerio, Santa María Magdalena de Pazzi, -nombre de una mística carmelita-, también sugiere que le fue puesto no solo para resaltar que el nuevo espacio iba a ser sagrado, sino también para volverlo atractivo para las monjas carmelitas que vivían en el monasterio en frente de la catedral. Respecto a las monjas carmelitas, sabemos de la aversión de ellas a ser enterradas allí por documentos encontrados en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, en los que se revela una solicitud de éstas a seguir con sus inhumaciones en su monasterio, algo que le fue permitido por la Corona, y, por lo cual, las monjas siguieron con sus inhumaciones a lo largo de todo el siglo. En su momento, el cabildo catedralicio también le solicitó la Corona gozar del mismo privilegio que gozaban las monjas carmelitas, lo cual, a diferencia de a las monjas, no les fue permitido.
Todo esto nos conduce a nuestro cuestionamiento principal. ¿Cuáles fueron los cementerios que existieron antes de que se fundase el Santa María Magdalena de Pazzi? Adolfo de Hostos y María de los Ángeles Castro nos ha identificado algunos de los cementerios que existieron antes del Santa María, como por ejemplo el antiguo cementerio de la catedral, que estaría debajo del antiguo Parlamento Autonómico, hoy Departamento de Estado. También muchas de nuestras iglesias sanjuaneras tuvieron cementerios dentro de sus recintos, como por ejemplo en la iglesia San José o la San Francisco. Por su parte, los conventos albergaron los restos no solo de los religiosos que los integraban, sino también de muchos de los vecinos de la isleta, como es el caso del antiguo monasterio de Carmelitas, en el actual Hotel el Convento, del que se sabe a través de la documentación del monasterio de San José que fueron inhumadas mujeres laicas y esclavas, además de las religiosas, en el monasterio. Otros espacios para la inhumación, aunque no tan conocidos, posiblemente porque eran más fosas que cementerios, fue el de la Puntilla, nuestro antiguo puerto en época española, que según Adolfo de Hostos, albergó a muchos esclavos negros que morían en el camino para venderlos para el trabajo.
A pesar de los retos que implica hacer estudios arqueológicos e históricos sobre algunos de los espacios históricos de la isleta, esperamos que esto sea una guía breve en la que podamos identificar algunas de las necrópolis que existieron en San Juan que a su vez contribuyan al avance historiográfico que ha iniciado historiadores como Luis A. López Rojas, Ignacio Olazagasti, María de los Ángeles Castro, Adolfo de Hostos o Norma López de Victoria.
Fuentes primarias:
Caro Costas, Aida ed. Actas del Cabildo de San Juan de Puerto Rico, 1812-1814. San Juan: publicación oficial del municipio de San Juan, 1968.
________________. Actas del Cabildo de San Juan de Puerto Rico, 1814. San Juan: publicación oficial del municipio de San Juan, 1968.
Carroll, Henry K. Report on the Island of Porto Rico: Its Population, Civil Government, Commerce, Industries, Productions, Roads, Tariff, and Currency, with Recommendations. Puerto Rico, Ediciones Puerto, 2005.
Luis Martínez Fernández, Protestantism and Political Conflict in the Nineteenth-Century Hispanic Caribbean. United States, Rutgers University Press, 2002.
Circular que dirige el Señor gobernador de la Sagrada Mitra á los parrocos, eclesiasticos, y fieles cristianos del arzobispado de Mexico, sobre Ereccion de Cementerios fuera de las Poblaciones. Mexico Oficina de Doña Maria Fernandez de Jaurequi, calle de Santo Domingo, año de 1809.
Real Academia de la Historia. Informe dado al Consejo por la Real Academia de la Historia en 10 de junio de 1783 sobre la disciplina eclesiástica antigua y moderna relativa al lugar de las sepulturas. En Madrid, en la oficina de Don Antonio de Sancha, impresor de la Academia, año de 1786.
Reglamento para la administración, cuidado y conservación del Cementerio Municipal de San Juan Bautista de Puerto Rico. Puerto Rico, A. Lynn Imprenta del municipio, Fortaleza, 24 y 26, 1888.
Planos:
“Plano y perfiles en que se manifiesta el pie de la muralla desde el ángulo flanqueado del Baluarte de Santo Domingo hasta el de San Antonio, el terreno comprendido entre ellos y la Mar, el desnivel del mismo terreno, la batería, cuerpo de guardia, y almacén de San José, la situación de las cercas del Cementerio estable y las del provisional”.A.G.I. MP-Santo Domingo, 708\1\1.
“Plano no. 1o. del cementerio proyectado para la plaza de Sn. Juan de Puerto Rico”. A.G.P.R. Municipio de San Juan. Caja 325, leg. 96, pieza 1, núm. 1.
“Expediente sobre saneamiento del terreno destinado a ensanche del cementerio de la ciudad, 25 de febrero 1889- 6 febrero 1890”. A.G.P.R. Municipio de San Juan. Caja 325, leg. 96, pieza 1.
“Construcciones municipales”. A.G.P.R. Municipio de San Juan. Caja 325, leg. 96, pieza 1, núm. 7.
“Expediente sobre destinar un lugar fuera del mismo convenientemente cerrado, para los cadáveres de las personas, que no pertenezcan al seno de la Religión Católica. 21 sept. 1875-5 marzo 1878”. A.G.P.R. Municipio de San Juan. Caja 325, leg. 96, pieza 1, núm. 7.
Archivo Histórico Nacional. Ultramar. Leg. 2005, exp. 32
Archivo Histórico Nacional. Ultramar. Leg. 379, exps. 14-16
Sobre Arqueología del paisaje y la Memoria social:
Halbwachs, M., La memoria colectiva, Zaragoza, 2004.
Geary, P. J., “Memoria”, en Le Goff, J. y Schmitt, J.-C. (eds.), Diccionario razonado del Occidente medieval, Madrid, 2003, pp. 527-536.
Jones, A., Memory and Material Culture, Cambridge, 2007.
Fentress, J. y Wickham, C., Memoria social, Valencia, 2003.
El paisaje en perspectiva histórica. Formación y transformación del paisaje en el mundo mediterráneo, Zaragoza, 2008.
Otras fuentes:
Coll y Toste, Cayetano. Boletín histórico de Puerto Rico.