VENCIDXS: Una lucha que aún no ha acabado

20/05/21, 11:54

Tras la visualización, el pasado 14 de abril, del documental “Vencidxs”, que cuenta la historia de represión y sufrimiento de varias víctimas de la Guerra Civil y la posterior dictadura, conseguimos extraer varias ideas con respecto al silencio que hay en España sobre el franquismo.

Reflexionando sobre el tema, nos dimos cuenta de que la represión es algo bastante desconocido; sigue siendo un tema tabú. En este país libre, donde la libertad de expresión es un derecho fundamental, cuando hablamos del padecimiento del bando perdedor, mucha gente se sigue sintiendo incómoda y trata de evitar el tema. Esto se puede observar claramente cuando se plantean reformas en relación con la ley de secretos oficiales o a la de memoria histórica, pues los partidos conservadores (de extrema derecha o de centro derecha) tratan de evitar el tema y restarle importancia, argumentando que es algo pasado y hay cosas más importantes que atender.

Pero cuando examinamos el asunto detenidamente, no le damos a la historia viva el valor que se merece. A partir de estos problemas surgen otros muchos. Uno de ellos es la aproximación a la memoria democrática desde la educación, una cuestión que también nos preocupó tras la visualización del documental. Los españoles sabemos más sobre el régimen nacionalsocialista alemán o sobre la revolución francesa que de la historia reciente de nuestro país. Algo que sí hemos aprendido es que la historia la escribe el bando vencedor, y también que, cuando acabó la dictadura, ese bando seguía en la cúpula de la política española.

Por otro lado, del documental pudimos extraer la conclusión de que nunca se ha exigido responsabilidad a la Iglesia española por el apoyo incondicional al régimen franquista. Uno de los pilares fundamentales de la dictadura fue la religión y la Iglesia. Hoy en día, esta institución sigue estando presente en muchos actos públicos y privados, a pesar de que nuestra Constitución define al Estado como aconfesional.

En resumen, hemos comprendido que para conocer nuestra historia no basta simplemente con lo que se nos enseñó en las aulas, y que debemos informarnos para poder formarnos bien, para conocer nuestro pasado y aspirar a un futuro mejor; pues, como dijo Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, “aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”.

Hubo algunas frases que nos hicieron reflexionar y ponernos (o intentarlo) en la situación de estos supervivientes del régimen. Una de ellas fue la de un anciano con sombrero –que podría ser abuelo de cualquiera de nosotros–, antiguo combatiente republicano, que compartió con la cámara que en la guerra los corazones se endurecen y se hacen cosas que son impensables durante la paz. Cuando hoy él recuerda lo que hizo, no entiende cómo fue capaz de ello. Debe ser muy duro ver morir a tus amigos o peor aún tener que luchar salvar a tus familiares. Esto último nos lo cuenta otro protagonista, que luchó en el bando nacionalista para que su familia no fuera fusilada. Pero, de entre todas las anécdotas, nos conmocionó especialmente: uno de los protagonistas narró cómo tuvo que enterrar a compañeros vivos mientras le suplicaban que no lo hiciera. Un superior le ordenó enterrarlos, porque no podían luchar ni ocuparse de ellos.

La parte final del documental nos hizo darnos cuenta del papel tan fundamental que jugamos los jóvenes, pues somos nosotros quienes estamos llamados a continuar la lucha. Sin nuestros mayores, sin aquella generación, no seriamos nada. Ellos han sufrido durante muchos años, luchando y conquistando muchas de las libertades que disfrutamos hoy y reivindicando en la calle la ampliación de derechos que exigimos. Por tanto, somos nosotros quienes debemos seguir luchando y apostando por la justicia, la verdad, la reparación y la no repetición.

Desde nuestro punto de vista, este documental es una obra que todos debemos ver, para aprender de los testimonios y evitar caer en la simplificación de aproximarse a los problemas de la memoria democrática desde los prejuicios y los clichés ideológicos. Por esa razón, nos gustaría recomendar los siguientes documentales que nos acercan más a la realidad vivida durante los últimos 90 años en España:

-        El silencio de otros (Lo pueden encontrar en la plataforma “Netflix”.

-        España, la memoria enterrada (nos muestra cómo trabajan los equipos de exhumación) (lo puedes encontrar en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=eWHjO_YyBhQ )

-        Las sombras de la dictadura (programa realizado por la RTVC, https://www.youtube.com/watch?v=ByUaIjIcfyM )

 

Elisabet Sánchez Castañón

Luis Enrique Sánchez Morales

Línea de Memoria democrática

Clínica Jurídica de Acción Social

El riesgo suicida en los centros penitenciarios

20/05/21, 11:46

El ingreso en un centro penitenciario supone un cambio radical en la vida de una persona. Encontrarse aislado de la sociedad implica un fuerte impacto a nivel emocional y en el desarrollo de la personalidad del interno; cuyo proceso lleva a la pérdida de la identidad social que poseía anterior a su entrada. Ello se une a lo que pueda desencadenar su estancia en prisión, como el aislamiento social, la ruptura de relaciones familiares y sociales, los trastornos mentales o la aparición de enfermedades sobrevenidas y la dificultad de acceso a los servicios de salud, etc. son demasiadas situaciones estresantes que pueden aparecen en mayor o menor medida en la población en general, pero que se manifiestan con más fuerza en la población penitenciaria, convirtiéndolos en colectivo vulnerable al suicidio.

Aparece, además, una conexión entre la conducta suicida y la existencia de trastornos mentales. Por ejemplo, si analizamos los datos publicados por el Ministerio de Sanidad comprobamos que situaciones como la depresión, el abuso de sustancias, trastornos psicóticos, los de ansiedad y de personalidad, aparecen en el 90% de los casos de muertes consumadas por suicidio, estando estos factores presentes con frecuencia en la población carcelaria. Para confirmarlo podemos remitirnos a datos en los que se hace referencia a los suicidios en las prisiones que, según un estudio realizado en las cárceles de Cataluña, vemos que la incidencia del suicidio es 8 veces mayor que la registrada en la población general. Es, por tanto, el suicidio una de las principales causas de muerte en las prisiones.

El encarcelamiento, en definitiva, multiplica la probabilidad de cometer un acto suicida. La Administración Penitenciaria, encargada de dar una labor asistencial y de ayuda a los internos, tiene la obligación de elaborar programas de intervención que eviten o aminoren las conductas suicidas. Para conseguir una disminución de la tasa de suicidios, al igual que ocurre en el resto de la sociedad, es necesario incrementar los recursos destinados a la salud mental y, con ello, el número de personal especializado para poder identificar los factores de riesgo en los individuos, con el objetivo de detectar los casos necesarios de atención e incluirlos en los protocolos de prevención de suicidios, puesto que, como vemos, sigue siendo un tema tabú en la sociedad y todavía más, en los centros penitenciarios.

Por último, remarcar que el tema de la salud mental en los internos ha sido un tema principal en los debates y reuniones realizadas en la asignatura de Clínica Jurídica, dónde hemos hablado de la necesidad de minimizar los efectos que tenga para las personas su paso por prisión, reivindicamos la necesidad de aumentar los recursos humanos y, sobre todo, acerca de la importancia que tiene un buen estado mental para la reinserción y futura salida.

Marta Gil Santos

Línea de Intervención penitenciaria y Derechos humanos

Clínica Jurídica de Acción Social