El mal de altura

El mal de altura

Estamos acostumbrados a no notar el peso del aire, para nosotros la presión atmosférica suele pasar desapercibida. Pero la verdad es que no siempre es así, hay personas que saben muy bien de lo que vamos a hablar a continuación, su profesión o su afición a hecho que lo experimenten en más de una ocasión. Si consideramos que vivimos en un “océano de aire”,  la altitud a la que nos situemos hace que nos expongamos a mayor o menor presión. Nuestro cuerpo está en equilibrio con el entorno, y en circunstancias normales no notamos nada. Sin embargo, los montañistas y escaladores llegan a regiones de gran altitud donde la presión atmosférica es mucho más baja. Se trata de regiones donde el ser humano solo puede permanecer períodos muy cortos, de menos de un día pues en estas áreas resulta muy difícil respirar. Estas alturas de las que hablamos superan los 7500 metros de altitud y son conocidas como las zonas de la muerte, pues como su nombre indica son zonas muy peligrosas para el hombre ya que deja de poder aclimatarse, alcanzar un  cierto equilibrio. Esta denominación se la puso el médico suizo  Edouard Wyss-Dunant en 1953.

El oxígeno que respiramos ocupa el 21%, independientemente del lugar en que nos hallemos, y por lo tanto independientemente de la altitud. Sin embargo, cuando se asciende la densidad si que cambia, disminuye. Si ascendemos a la cima del monte Everest, es decir nos situamos a casi 9 Km de altitud la presión atmosférica queda reducida a una tercera parte de su valor al nivel del mar. Esto puede tener grandes repercusiones en nuestro organismo. Se puede generar el conocido como “mal de altura o sorache”. Se produce un déficit de oxígeno en los tejidos corporales que provoca problemas como la hipoxia, caracterizada por la pérdida del equilibrio, del apetito, gran cansancio y nauseas o se  pueden producir otras alteraciones como un edema cerebral y/o pulmonar , siendo estas las principales causas de muerte en altura.

Además todos los sistemas del cuerpo como el digestivo, pasan a trabajar con mayor lentitud, no funcionan correctamente, esto genera un mayor consumo de energía metabólica comparada con lo gastado a nivel del mar. Los escaladores que se encuentran a punto de alcanzar la cima de un monte de unos 8000 m de altitud, deben respirar unas 15 veces para poder caminar un solo paso. Alcanzar la cumbre del Monte Everest, supone gastar en un solo día entre 12 000 y 15 000 calorías. Esto sería unas 8-10 veces lo que quema el cuerpo en un día normal. Hay otras montañas como el Himalaya o los Andes que presentan regiones inferiores a 7500 m y que aun así son consideradas zonas de la muerte.

Referencias:

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_4353000/4353687.stm

https://es.wikipedia.org/wiki/Zona_de_la_muerte

 

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