Cariño y mano dura

Esta mañana he caído en la cuenta de lo importante que es mostrar cariño para poder ser sincero y decir las cosas claras. Muchas veces o se quiere hundir o se quiere ser “buenista” y no decir lo que se debe. Pocas expresiones me gustan tanto o más como el término “crítica constructiva”, es la mejor manera de potenciar, de hacer mejores a los demás. Y no es fácil.

 

Con demasiada frecuencia escucho que se dan azotes o se echan broncas por el bien de los niños. ¿Se demuestra a diario ese cariño? Estoy convencido de que el cariño hay que demostrarlo a diario, con pequeños gestos, con esas miradas de aprecio y amor. Con esas risas. Pero siendo explícitos, sin perdernos en el deber. Porque hay pocas cosas tan maravillosas en la vida como mostrar el amor que tenemos por la gente querida.

 

Es una pena que la tendencia sea transmitir lo que se piensa yéndose por la tangente, con indirectas y sin ser claro. A quien tenemos estima le debemos ser explícito y directo. Por eso les tenemos estima, si no sería una persona más. Pero recordemos que hay que tener empatía para poder comunicar con efectividad. No podemos bajo ningún concepto pretender hundir a nadie.

 

Ser padre o maestro o entrenador no te da la licencia para echar broncas sin respaldo. Y ese respaldo se llama cariño. El aprecio se debe demostrar con asiduidad. No hablo de ir dando abrazos a todo el que pasa por la calle. Hablo de querer a quien se lo merece, mostrar cariño con cada sonrisa, cada palabra y cada gesto. Y si debemos corregir un comportamiento o decir que se discrepa está bien ser directo y decirlo por querer hacer mejor a quien van dirigidas las palabras.

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