Se percibe una cierta auto-complacencia en la opinión pública sobre el nivel de digitalización que hemos alcanzado como sociedad como consecuencia de la pandemia. Es cierto que la COVID19 nos ha dado un fuerte empujón, sobre todo en lo que se refiere a la digitalización de los puestos de trabajo, pero creo que hay que poner en perspectiva la situación en la que nos encontramos.
Este artículo contiene parte de mis reflexiones sobre la evolución de la digitalización de la sociedad compartidas en el coloquio “Retos y perspectivas económicas pos-Covid’19: La digitalización de la economía | Visión global para el 2022” en el que participé como ponente el 16 de diciembre de 2022.
El desarrollo de las tecnologías digitales puede verse como una serie de olas tecnológicas sucesivas que, empujadas por el desarrollo de una o varias tecnologías, han ido modificando la economía y la sociedad desde los años 60 del siglo pasado. Primero fueron los grandes ordenadores tipo mainframe, después los ordenadores personales, las redes de área local, la aparición de Internet y así sucesivamente. Desde hace unos 12-14 años, aproximadamente desde 2008-2010, estamos adaptándonos a la ola de cambio propiciada por cuatro desarrollos tecnológicos. Es lo que se conoce como la etapa SMAC (Cognizant, 2012):
- S, de social, de redes sociales
- M, de Mobile, dispositivos de computación móviles y acceso móvil a Internet.
- A, de Analytics, en referencia a la analítica de la gran cantidad de datos (Big Data) que usuarios y máquinas conectadas generamos constantemente.
- C, de Cloud por el desarrollo de la computación en la nube, que es donde tenemos nuestros correos electrónicos, los artículos de prensa que leemos, nuestros sistemas de videoconferencia y gran parte de nuestros datos empresariales.
La pandemia ha acelerado la adopción generalizada de estas tecnologías que ya estaban disponibles y en desarrollo desde hace unos años, pero siempre ocurre que, cuando hemos conseguido dominar (o surfear) una ola tecnológica, otra nueva se está ya levantando. Se usa el acrónimo DARQ para la siguiente ola de cambio propiciado por la tecnología (Accenture, 2019).
- D, de Distributed Ledger Technology o tecnología de libros de registro descentralizados, entre las que la más conocida es Blockchain que está dando lugar al auge de las criptomonedas.
- D es de Artificial Intelligence, Inteligencia Artificial, especialmente las tecnologías de Machine Learning y Deep Learning con aplicaciones al reconocimiento de imágenes, procesamiento del lenguaje natural, etc.
- R es de Reality, en referencia a la realidad extendida y ahí tenemos a Facebook invirtiendo en el Metaverso, incluso cambiando de nombre a la empresa.
- Q es de Quantum Computing, Computación Cuántica, que hace unos años nos parecía ciencia ficción pero que sigue desarrollándose. Estamos asistiendo a una auténtica carrera por conseguir resultados en este ámbito, que puede suponer un salto cualitativo realmente importante en la capacidad de cálculo de la humanidad.
Estos cuatro grupos de tecnologías emergentes están levantando una nueva ola de digitalización, pero quizá lo que se está desarrollando más rápidamente es la Inteligencia Artificial y sus aplicaciones a todos los sectores de la economía.
Acaba de publicarse el informe de la consultora McKinsey (McKinsey Global Survey) sobre el Estado del Arte de la Inteligencia Artificial en los Negocios en 2021. Es una encuesta que se hace a 33.000 ejecutivos y que mide la adopción de la IA que están haciendo las empresas en todo el mundo, es decir la aplicación que están haciendo las empresas en sus áreas de negocio de las capacidades que aportan las tecnologías de la Inteligencia Artificial. Resulta que el 57% de los encuestados informa de que en su empresa se están implementando tecnologías de inteligencia artificial (en la encuesta de 2020 fue el 45%, una subida de 12 puntos).
¿En qué ámbitos de las empresas se están aplicando estas tecnologías? En cuestiones como optimización de servicios, mejora de características de productos, automatización de call centers, optimización de cadenas logísticas, segmentación de clientes, análisis de fraudes, decisión de inversión de capital, etc.
¿Por qué las empresas están invirtiendo en Inteligencia Artificial? Esto es lo importante. Porque están obteniendo retornos de la inversión en forma de aumento de beneficios o reducción de costes que son directamente atribuibles a la aplicación de las tecnologías. Según la encuesta de Mckinsey, el 27% de los encuestados considera que sus empresas han obtenido mejoras de al menos un 5% en sus resultados operativos (EBIT, beneficios antes de intereses e impuestos) directamente atribuibles a la Inteligencia Artificial.
Son números que apuntan a una aplicación generalizada de las técnicas de inteligencia artificial en todo el mundo, según McKinsey, pero con mayores niveles de adopción en India, China y los países de Asia-Pacífico.
Y este último dato me lleva a una preocupación. Que en España (y en Europa, en general) nos estemos quedando atrás en la adopción de esta nueva ola tecnológica.
¿Están los diferentes estamentos de la sociedad española poniendo foco suficiente en la adaptación a esta nueva ola tecnológica? Para no extenderme demasiado dejo para siguientes artículos mi opinión sobre la posición de dos estamentos importantes: las universidades y los consejos de administración de las empresas. Con ambos me siento involucrado en mi doble condición de profesor de la Universidad de Salamanca y miembro del Instituto de Consejeros y Administradores (IC-A).
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